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Drogas Y Miedo A La Muerte

ariaimarley19 de Junio de 2014

18.594 Palabras (75 Páginas)446 Visitas

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UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA XOCHIMILCO

CONOCIMIENTO Y SOCIEDAD

PROFESOR: SANDOVAL TRUJILLO ANGEL HORACIO

TRBAJO DE INVESTIGACION

“LAS DROGAS Y EL MIEDO A LA MUERTE”

INTEGRANTES DEL EQUIPO:

BECERRIL GONZALEZ VICTOR ELOIR

MORALES ZUÑIGA JAVIER

JARAMILLO MORENO CARLOS IVAN

REYNA ARIAS MIGUEL ANGEL

MALDONADO DE LA CRUZ NORMA

TI-56

INTRODUCCIÓN

PREHIPOTESIS

¿Todos los drogadictos le tienen miedo a la muerte?

ANTECEDENTES

Las drogas son algo más que otro problema social. Su consumo está presente en todos los niveles de la sociedad. los adolescentes experimentan con heroína, cocaína y LSD; vecinos y compañeros de trabajo a menudo se arrastran por la vida con una debilitadora adicción a las drogas .

Las drogas se han convertido en un problema cotidiano , el cual necesita una solución de inmediata y eficaz , el problema es que solo se sabe que para que un adicto a las drogas tenga una buena rehabilitación es necesario que este acepte que tiene un problema de adicción y que necesita ayuda profesional, solo aceptándole problema ,será como se tenga éxito .

Desde la década de 1950, el campo prácticamente ha estado encabezado por la psiquiatría. Sus curas prometidas incluyen una larga lista de fracasos como lobotomías, choques de insulina, psicoanálisis y LSD. Sus contribuciones más recientes son el programa de mantenimiento con metadona o el uso de dosis "controladas" de la heroína en sí: una prestidigitación en la que se dictamina que los adictos están "curados" cambiándolos a una droga que substituye a otra y que tiene los mismos poderes adictivos que la heroína, o dándoles pequeñas dosis de heroína en sí, y volviéndose la persona totalmente dependiente del gobierno o el psiquiatra local para su "chute". Admite que la posibilidad de curar la drogadicción está permanentemente fuera del alcance de la psiquiatría, pero sin la aceptación de un problema los esfuerzos por una rehabilitación serán un fracaso.

El impacto más devastador de la epidemia de las drogas cae sobre su objetivo principal: nuestra juventud. De acuerdo con un Informe, durante la última década el consumo de drogas entre los jóvenes se ha incrementado regularmente .El problema tampoco está limitado a las drogas ilícitas. Los efectos de las drogas médicas y psiquiátricas, ya sean analgésicos, tranquilizantes o "antidepresivos", pueden ser desastrosos.

De 1991 a 2001, la venta mundial de antidepresivos se multiplicó diez veces, hasta llegar a más de 13.4 miles de millones.

Estas drogas no son sólo físicamente debilitantes, sino que obstaculizan la capacidad mental y el crecimiento espiritual. Afectan a las familias. Producen criminalidad. Destruyen vidas. Y hacen que la gente dependa de la fuente de la droga a la que son adictos.

Desde principios de la década de 1960, el consumo de drogas se ha incrementado a un ritmo constante, comenzando en Estados Unidos y llegando rápidamente a nuestras tierras.

Ahora vemos a nuestras propias ciudades asoladas por una epidemia de drogas.

Por drogas se quiere decir opiatos, hachís, cocaína, anfetaminas, heroína y LSD (para mencionar sólo unas cuantas). Se incluyen las drogas prescritas que alteran la mente y los tranquilizantes. Hay miles de marcas y términos de argot para estas drogas. El alcohol también se clasifica como droga.

Las drogas actúan ya sea estimulando o inhibiendo ciertas reacciones químicas en el cuerpo. Estos efectos acumulados del consumo de drogas pueden dejar a la persona gravemente afectada, tanto física como mentalmente. Incluso cuando no ha consumido drogas durante años, una persona aún puede experimentar lapsos y "períodos en blanco". Las drogas pueden dañar gravemente la propia capacidad de concentrarse, trabajar, aprender, tratar con otros. En resumen, pueden destrozar una vida.

Se ha encontrado que los consumidores de drogas comenzaron a tomarlas debido al sufrimiento físico o a la desesperanza. Cuando una persona está deprimida, es infeliz o siente dolor físico y emocional y no encuentra alivio, puede recurrir a las drogas. Cuando se le dice a la gente que no hay "cura", o que sus dolores y preocupaciones son "imaginarios", muchos recurren instintivamente a cualquier sustancia que pueda darles alivio o hacer que la vida sea menos una carga. Los jóvenes son presa de la presión que ejercen los compañeros, y así sucumben a las drogas, mientras otros son atrapados por la adicción a las drogas de prescripción. Hay muchas puertas para entrar, pero existen muy pocas salidas.

Por lo tanto, el dilema de las drogas tiene muchas caras y ramificaciones: el director de la empresa enviciado con cocaína; el ama de casa que no puede pasar un día sin pastillas para escapar de su migraña; el estudiante universitario que toda la noche se la pasa en una fiesta con música alimentada por el éxtasis; el escolar adicto a la droga prescrita para su "desorden de aprendizaje", y volviéndose antisocial debido a esta.

Casi todo el mundo conoce a alguien afectado adversamente por las drogas.

Y aunque muchos han tratado de resolver el problema, al faltarles una solución eficaz no han podido detener el consumo de drogas en constante aumento.

JUSTIFICACIÓN

A menudo, la rehabilitación es una puerta giratoria. Los drogadictos "se hacen una cura de desintoxicación", regresan a las presiones y los conflictos de la vida y a la primera crisis recurren a las viejas "soluciones".

Estos fallos han llevado a muchos a concluir que la adicción es una enfermedad incurable y que los drogadictos no pueden esperar nada más que aprender a vivir con una "enfermedad" para toda la vida. Otras personas recomiendan que se administren drogas de reemplazo, o incluso drogas "preventivas" para los jóvenes a los que se identifica porque tienen un "alto riesgo" de volverse drogadictos.

Drogadicto se llama a aquel individuo cuyo organismo requiere de cierta sustancia ajena a su cuerpo que altera el funcionamiento del sistema nervioso, que crea adicción, taquifilaxia y cuadros de abstinencia. A estas sustancias las llamamos drogas, aunque gracias a los términos usados en nuestra sociedad, entendemos por droga a las sustancias dañinas que nos producen cierto placer y luego, en un consumo cotidiano, adicción.

Hoy encontramos drogadictos en todos los sectores de nuestra sociedad, no se trata de un solo nivel socioeconómico ni sociocultural, sino de una relación mucho más profunda con lo que rodea a cada ser humano.

Más allá del problema de la drogadicción el problema de nuestra sociedad es el ambiente que rodea al tráfico de estas sustancias, al ser drogas ilegales, todo lo que le rodea es un medio ruin y sucio, de delincuentes, aprovechadores y gente enferma. Y por muy oculto que parezca, cada uno de nosotros tiene acceso directo de uno a alguna forma a ser parte de esto.

Un consumidor regular de drogas actualmente no se muere por el efecto que las droga pueda tener en su organismo, sino que por todos los problemas que acarrea el ambiente. La transmisión de enfermedades por agujas de un drogadicto a otro, las enfermedades que pueda llegar a tener por falta de ingerir alimentos, etc. Una persona “metida en drogas” muere por el vicio. Muere por cambiar todo lo que tiene por drogas, muere por el ambiente, muere en la cárcel, etc. Por eso la importancia de ayudar a estas personas.

Un ser humano ya adicto tiene posibilidades mínimas de rehabilitarse, requiere de un esfuerzo psicológico y físico casi inhumano, y dadas las condiciones en nuestro país, de un bolsillo que lo resista. Es por esto que si de cada 20 drogadictos que llegan a un centro de rehabilitación se logra “ayudar” a cuatro de ellos, ya se considera un éxito.

Las personas que usan drogas o que tienen problemas debido a este consumo pueden tener distintos grados de reconocimiento del problema y de motivación para cambiarlo. Algunas personas con dificultades que producen un incumplimiento de metas llegando a frustración. En estos casos es difícil que se sientan interesados en buscar ayuda. Otros, en cambio, reconocen que tiene dificultades y buscan algún tipo de solución.

• El primer paso es que la persona acepte que tiene un problema, solo así se le puede empezar a ser ayudar. Sin esta aceptación es imposible comenzar un tratamiento de rehabilitación que sea exitoso.

Es conveniente no presionar a tratamiento a quien no lo considera necesario y, por otra parte, no tramitar a quien ya esta motivado y necesita de una acción concreta. El proceso de motivación y cambio tiene cinco partes:

1.- La persona no considera que tiene un problema. No busca ayuda porque piensa que no la necesita.

2.- La persona considera que tiene un problema y piensa que hará algo más adelante. Sus soluciones están en los pensamientos, pero no pasan a la acción. Si la persona se encuentra en algunos de estos casos, es recomendable acogerla sin darle charlas ni tratar de convencerla. Hay que escucharla tranquilamente y ayudarle

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