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ECONOMÍA APÍCOLA


Enviado por   •  24 de Abril de 2020  •  Documentos de Investigación  •  1.925 Palabras (8 Páginas)  •  165 Visitas

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ECONOMÍA APÍCOLA.

Se puede inferir que el sistema productivo apícola actual del país es reciente, y que su implementación se dio alrededor, de los últimos veinticinco años posterior a la llegada del hibrido africanizado a comienzos de la década de los años 80. Para el caso de los sistemas productivos especializados en la obtención de polen, su desarrollo se dio en el país como máximo 20 años atrás, de hecho se encuentran documentos de mediados de los años ochenta que afirman que la sabana de Bogotá no es un ecosistema apto para la producción de polen, bajo la justificación de que no se contaba con la flora indicada para ese tipo de producción, lo cual dista radicalmente de los observado en la realidad actual. La especialización en producción de polen debe considerarse como un evento de suma importancia para el sector ya que permitió revelar una ventaja comparativa del país frente a los países con estaciones donde se obtienen producciones de 14Kg por colmena al año, así mismo este evento propicia que la apicultura colombiana se divida en dos sistemas productivos claramente diferenciados, de forma similar a lo ocurrido con los sistemas productivos bovinos donde existen ganaderías especializadas en carne y ganaderías especializadas en leche.

Los procesos históricos apícolas revelan también que el sector productivo posee la capacidad de adaptarse a cambios drásticos como lo fue la llegada del hibrido africanizado y a la posterior presencia del acaro V.destructor. En cuanto al tamaño de las unidades productivas se puede observar que Colombia ha sido históricamente un país con predominio de pequeños productores; aún en la época de mayor desarrollo de la actividad en los años 70 donde se alcanzaron niveles de exportación de 900 toneladas el promedio de colmenas por apicultor era de 18,2 (Cornejo , 1976), muy similar al promedio estimado por Martínez en el 2006 de 19 colmenas por apicultor. El tamaño de las unidades productivas probablemente está relacionado con el peso que tiene la actividad apícola en la economía de los productores donde por lo general representa un segundo o tercer renglón complementario a otras actividades. Otro elemento que puede limitar el crecimiento de las unidades apícolas para el caso de la producción melífera es la estructura de los ingresos, los cuales se generan solo durante un par de veces en el año durante las épocas de cosecha y si no son bien administrados pueden generar periodos de iliquidez y en consecuencia disminuir la reinversión o capitalización en los apiarios.

El fenómeno de la falsificación y adulteración se genera entre otros factores por efecto del precio de la miel al consumidor final, el poco control para la regular la calidad del producto, la poca educación del consumidor, la baja oferta nacional de miel de abejas, y el bajo costo de producir jarabes a partir de azúcar. Se estima que cerca del 80% del producto que se comercializa en el mercado interno bajo el nombre de miel de abejas corresponde a productos falsos o adulterados (Martínez Anzola, 2006), por su parte Santamaría, 2009 reporto que en Colombia el consumo de producto bajo el nombre de miel era de 20.000 toneladas/año, de las cuales solo cerca de 2.000 toneladas se producían en el país, las 18.000 toneladas adicionales en el mercado corresponden principalmente a las mieles adulteradas y en una pequeña proporción de máximo 1.000 toneladas a mieles importadas. El precio interno de la miel y el alto nivel de falsificación en el mercado nacional evidencian una brecha entre la producción y los requerimientos reales del mercado. La adulteración y falsificación de miel, pese a presentarse como una oportunidad de mercado, también se presenta como un problema complejo que deberá ser analizado para el desarrollo de una política pública adecuada que logre controlar el comercio de estos productos ilegales, sin afectar negativamente los productores locales de mieles auténticas.

En cuanto al el polen se puede definir como un producto emergente en el mercado pero acorde con las nuevas tendencias de consumo por lo tanto posee el potencial para desarrollarse como una agroindustria, sin embargo de no generarse a corto plazo mecanismos que fomenten el consumo o la exportación del producto, podría llegar a presentarse una saturación en el mercado interno y en consecuencia una caída en los precios para los productores. . Sobre los beneficios directos al pertenecer a una organización, estos se relacionaron más con el componente técnico, aunque se debe resaltar que dos de las tres organizaciones poseen mecanismos establecidos para apoyar el componente comercial de los asociados. Los beneficios generados en torno a la vinculación en una organización de productores y que se dan informalmente entre miembros es otro aspecto importante para el desenvolvimiento de las unidades productivas, prácticas como la mano devuelta, el préstamo de equipos y el apoyo en la compra de insumos se componen como formas de apalancamiento del sistema productivo. El alto porcentaje de productores apícolas ubicados en las zonas urbanas de dos de los casos estudiados (100% y 50%), se relaciona con la poca dependencia que tienen las abejas para su supervivencia por parte de los apicultores comparado con otras especies animales que deben ser alimentadas a diario. Está particularidad de las abejas les permite a los productores apícolas vivir en la ciudad y realizar la actividad productiva en los tiempos libres como fines de semana. En cuanto al último nivel de educación formal adquirida por los miembros de las organizaciones, comparado con el dato obtenido del diagnóstico realizado en el sector a nivel nacional en año 2006 el cual reporta que el 39% de los productores tienen un nivel de formación superior al bachillerato (Martínez Anzola, 2006), los productores de las organizaciones vinculadas a este estudio mostraron porcentajes considerablemente más altos de educación formal, superior al bachillerato entre 42% y 72% dependiendo de la organización. Este factor puede llegar a afectar la visión que se tenga de la actividad, ya que teóricamente a medida que se avanza en la escala de educación formal se presentan oportunidades laborales con mayor grado de remuneración, en consecuencia la actividad apícola debe competir con estas alternativas, de esta forma se puede decir que a medida que se sube de posición en la escala de formación profesional la actividad apícola deberá generar mayor renta para poder ocupar la primera posición en los ingresos del productor, de lo contrario será interesante solo como actividad complementaria, en la cual el productor emplea el tiempo de bajo costo de oportunidad. Respecto a la experiencia en la actividad apícola, los productores de las organizaciones incluidas en el estudio cuentan con una amplia experiencia en el área, especialmente en las O1 y O2 cuyo porcentaje de productores con más de 20 años de experiencia supera en más del doble lo estimado en el 2006 por Martínez de 20% para los apicultores del país. El alto porcentaje de productores altamente experimentados en apicultura es una fortaleza que pueden potencializar las organizaciones para crecer y desarrollar más y mejores formas de producción si se utilizan las adecuadas formas de comunicación. De las organizaciones O1 y O2 llama la atención que al momento de realizar el estudio no contaban con productores con menos de cinco años de experiencia, de lo que se puede establecer nuevamente que las organizaciones presentan resistencia a crecer, y se siente cómodas con los socios actuales. Sobre el número de colmenas por productor, el promedio obtenido en las O1 y O2 superan en más de cuatro veces la media nacional de 19 colmenas (Martínez Anzola, 2006) para el caso de la O3, el promedio es cercano a la media nacional.

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