EL ARTE DE SABER ESCUCHAR

UNIVERSIDAD DEL VALLE DE MÉXICO

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Actividad Semana 4 – El arte de escuchar

MATERIA: Competencias de comunicación

Abril 2014

EL ARTE DE SABER ESCUCHAR

Suelen existir artículos, libros, cursos sobre técnicas para ser un buen orador en general pero pocas veces encontramos información sobre el saber escuchar. Hay personas que desarrollan muy bien la manera en que se comunican hablando, esa típica persona que tiene la capacidad de “vender humo” y logra convencer al oyente de manera fácil aparentemente. Pero ¿qué hay de las personas que escuchan? No aquellas que aparentan escuchar haciendo pausas y permitiendo a la otra persona que hable. Ni mucho menos aquellas personas que “agarran el micrófono y no lo sueltan. Sino me refiero a las personas que verdaderamente escuchan al orador interesándose en aquello que tiene que ofrecer con la finalidad de enriquecer su punto de vista con una actitud objetiva y abierta.

Escuchar es algo que nosotros como seres humanos tenemos desde que estamos en el útero de nuestra madre aprendiendo a identificar su voz, por ejemplo, y también ciertos sonidos que vienen del exterior. Según Winston Churchill se necesita coraje para pararse y hablar pero mucho más para sentarse y escuchar. Escuchar es una cualidad que pocas personas la desarrollan por completo sacándole el mayor provecho.

El estadounidense Brian Robertson en sus estudios denominó “las diez costumbres no productivas más practicadas cuando se escucha”.

1. Falta de interés sobre el tema. (No existen asuntos sin interés. Únicamente personas no interesadas).

2. Fijarse demasiado en el exterior y descuidar el contenido.

3. Interrumpir al que habla.

4. Concentrarse en los detalles y perderse lo principal.

5. Adaptarlo todo a una idea preconcebida.

6. Mostrar una actitud corporal pasiva.

7. Crear o tolerar distracciones.

8. Prescindir de escuchar lo que resulta difícil.

9. Permitir que las emociones bloqueen el mensaje.

10. Ensoñaciones. (Ponerse a pensar en otra cosa, en lugar de concentrarse en lo que se escucha).

Si ponemos atención en los puntos anteriores podemos identificar inmediatamente más de 5 puntos que por lo menos aplicamos al escuchar. ¿Cuántas veces no nos distraemos con cualquier detalle? ¿Cuántas veces cuando “escuchamos” estamos pensando en otras cosas totalmente distintas a lo que nos dicen? ¿Qué hay de esa falta de interés sobre el tema o la opinión de los demás? O ¿qué tal cuando interpretamos todo a nuestro punto de vista ya previamente establecido? ¿Por qué tenemos esa pésima costumbre de interrumpir al emisor pensando que tenemos algo más importante que opinar minimizando lo que nos dicen? Situaciones como estas puedo seguir mencionando pues son muy comunes y a muchos de nosotros nos pasan, así como cometemos el error de no escuchar también padecemos el hecho de no ser escuchados.

Nos hemos desarrollado en una sociedad en donde escuchar pocas veces se logra

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