ESTADO Y DERECHO LOGRO DE LA UNIDAD
jhoselynjhosyMonografía7 de Octubre de 2015
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ESTADO Y DERECHO
LOGRO DE LA UNIDAD
Al término de la unidad, el alumno estará capacitado para establecer una línea de tiempo del desarrollo histórico del Estado contemporáneo, identificando los principales acontecimientos, la contribución doctrinal de los Estados más representativos y su diferencia con las formas antiguas de organización política.
Asimismo, comprende el nexo existente entre el desarrollo del Estado en cada etapa y la progresiva evolución del Derecho; el aporte significativo de la época de la revolución liberal tanto al Estado como al Derecho contemporáneo.
TEMARIO
1. Estado y Derecho en la Antigüedad
2. Estado y Derecho en el Medioevo
3. Aporte al sistema político y jurídico de Inglaterra
4. Aporte el sistema jurídico y político de Francia
5. Experiencia de los Estados Unidos de América
6. La historia del Estado y su influencia en el Derecho
INTRODUCCIÓN
Actualmente, una gran parte del Derecho se origina en los diversos organismos del Estado. Esta es una realidad aceptada y reconocida, y por ello tiene sentido abordar el sistema jurídico abordando el tema del Estado.
En los últimos siglos se ha verificado un vertiginoso desarrollo del Estado. Dicha experiencia ha sido recogida y sistematizada jurídicamente en el Derecho Constitucional General o Teoría del Estado. Nuestro propósito en esta primera parte no consiste exponer la teoría acerca del Estado, sino referir algunos aspectos históricos y estructurales del Estado a fin de contextualizar adecuadamente el origen y desarrollo del Derecho.
Específicamente, en el primer capítulo hacemos un enfoque histórico del desarrollo del Estado a través de la experiencia europea y anglosajona, cunas del constitucionalismo actual. Trazamos su evolución de modo general, procurando dar una idea de la vinculación entre Estado y Derecho.
En el segundo capítulo presentamos una breve disertación teórica, para describir luego los rasgos esenciales del Estado peruano actual, tal como aparece en la Constitución del 93. Específicamente, abordamos los principios generales que inspiran a nuestro sistema jurídico y que estructuran al Estado. Finalmente, describimos a los principales organismos indicando la vinculación que guardan con el sistema jurídico.
La finalidad de esta presentación es ofrecer al estudiante un material que le permita comprender de forma global y panorámica los hitos más importantes de la evolución del Estado y su vinculación con la configuración del sistema jurídico, tanto en el ámbito nacional como en el internacional.
En la actualidad es imposible hablar del Derecho sin asociarlo al Estado y a sus diversos órganos. El Congreso crea y aprueba leyes; El Ejecutivo emite decretos y resoluciones; el Poder Judicial dicta sentencias y resoluciones judiciales; los organismos constitucionales producen normas específicas según sus competencias; las municipalidades y gobiernos regionales emiten ordenanzas que rigen la vida de sus respectivas localidades. En cada uno de estos casos se evidencia la estrecha relación de los órganos del Estado con el Derecho, y que varios de ellos producen normas de alcance nacional.
Pertenecemos a un determinado Estado y vivimos inmersos en él realizando nuestras actividades. Del lado del Estado, este cobra los impuestos, regula el comercio, hace las obras públicas, mantiene el orden y la seguridad, emite documentos públicos y de carácter personal. Sin embargo, no siempre fue así: el Estado tal como lo conocemos ahora es producto de los últimos siglos; antaño las cosas ocurrían de manera totalmente distinta.
Exponer y comprender sintéticamente la evolución del Estado es de fundamental importancia para comprender cómo y por qué es así el Derecho. Más que realizar una descripción detallada de su devenir histórico, en el presente acápite nos limitaremos a trazar sus rasgos fundamentales.
1. ESTADO Y DERECHO EN LA ANTIGÜEDAD
En las culturas antiguas, principalmente en Egipto, Mesopotamia, China, Grecia y Roma, existieron formas de gobierno muy importantes y poderosas, pero radicalmente diferentes a lo que hoy denominamos Estado.
El poder era ejercido por un determinado grupo social o por quienes reunían a la vez talento personal y acumulación de fuerza social en un momento determinado. El Gobierno se modelaba en función de las características personales del gobernante y, cuando éste era cambiado, se modificaban también las leyes existentes.
Al principio no existía la idea de un gran gobierno que abarcara extensos territorios. Por el contrario, eran gobiernos de ciudades en las que las autoridades gobernaban el centro poblado y la zona que lo circundaba, dejando como tierra de nadie extensos territorios.
Según los historiadores, en las culturas antiguas su estructura política, aunque varió mucho en razón a los cambios contextuales, se debía a las alianzas o sojuzgamiento de ciudades o pueblos, que a un gran aparato político que cubriera todas las regiones con la exclusividad de poderes que hoy pretende cualquier Estado moderno.
La relación del imperio romano con el pueblo de Palestina ilustra esta figura de Estado. En efecto, Roma concedía determinadas atribuciones a las autoridades nativas de los pueblos conquistados, especialmente, las relacionadas con sus costumbres y modos de vida, reservándose para sí determinados aspectos de la vida social. En cambio, en el Estado moderno, el poder se encuentra centralizado y estructurado orgánicamente con atribuciones y facultades para todo el territorio nacional.
Antaño, el pueblo vivía al margen de la autoridad gubernativa en varios aspectos de su vida. La mayoría de la población no participaba de los asuntos políticos, y no pocas veces ignoraba de los asuntos que se discutían en las ágoras. Generalmente, los gobernantes echaban mano de los campesinos en cuanto a las levas para los ejércitos, los tributos y las incautaciones de alimentos para favorecer las campañas militares o el lujo de las cortes. En lo demás, se acomodaban a sus costumbres, a sus propias organizaciones pueblerinas y se regían por ellas.
Esto significa que, en aquel entonces, un amplio margen de la vida social estaba regido por normas de orden consuetudinario, es decir, por las costumbres creadas por las necesidades de los pueblos. De este modo, ya en estos albores podemos distinguir entre gobierno y Estado. Gobierno hubo siempre, aun en las sociedades menos evolucionadas, pero esa capacidad de ejercer el poder, a menudo por el uso de la simple fuerza, no es equivalente al Estado contemporáneo.
Evidentemente hubo excepciones o matices. Por ejemplo, Egipto en la época de los faraones presentó un gobierno estructurado y muy organizado; lo mismo sucedió en Grecia en la época de Pericles, y la Roma de los césares desarrolló un asombroso sistema jurídico que aún perdura entre nosotros. Sin embargo, a pesar de su importancia histórica, ninguno se asemeja a la figura de Estado en sentido moderno.
2. ESTADO Y DERECHO EN EL MEDIOEVO
En el siglo V d.C. se consolidan las invasiones bárbaras en Europa provocando la caída del Imperio Romano Occidental. A partir de estos hechos se da inicio a la Edad Media en Europa. El resto del Mundo continuó con su propia historia, muy distinta a la del viejo Continente. En relación a América, a partir de su colonización queda ligada nuestra historia a la de Europa.
Durante esta etapa, a partir del siglo VI hasta el siglo XIII, se registra una historia rica en hechos, en modelos políticos y en la gesta de las Estados contemporáneos. Sin embargo, no identificamos Estados en el sentido actual ni gobiernos poderosos como en la antigüedad. El poder se encuentra fraccionado, dando paso al feudalismo, en el cual el señor feudal es dueño de la tierra y máxima autoridad en su territorio. Los reyes o emperadores no son señores con supremacía y mando. Por el contrario, son señores que tiene que aliarse y combatir con los otros, según el caso, manteniendo así su trono en virtud de un balance favorable de fuerzas y alianzas. Es por esta razón que a los reyes del Medioevo se le llama primo inter paris, es decir, el más importante de los iguales, pero en ningún caso el superior o soberano.
En este período, conocido como la Alta Edad Media, el Derecho es algo sumamente confuso. Los pueblos ubicados en Europa asumen sus costumbres como regla de vida e interacción. Los señores imponen reglas y administran justicia en calidad de tales. Existen ciertas normas comunes que caracterizan al feudalismo, pero ninguna de ellas tiene alcance general.
La Iglesia tiene una importancia grande como guía espiritual y, paulatinamente, va desarrollando reglas comunes sobre diversos aspectos de la vida en el orden temporal; entre ellos, sacramentos, sacramentales, organización de la Iglesia, funciones y deberes de sus miembros, etc., que con el tiempo dio lugar al Derecho Canónico.
Todo esto conforma una materia jurídica confusa, superpuesta y fraccionada; en definitiva, algo muy lejano a lo que ahora identificamos como Derecho.
Sin embargo, a lo largo de la Alta Edad Media, se produce en Europa una progresiva diferenciación entre las culturas y pueblos. Ya en esta época van germinando las nacionalidades ibéricas, tales como, franceses, ingleses, escoceses, alemanes, italianos, españoles, húngaros, etc., todo lo cual empuja a Europa hacia la conformación de las identidades nacionales. A fines de la Edad Media ya se podía distinguir particularidades y diferencias entre sí en materia cultural, idiomática, consuetudinaria
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