Educación Pública Vs Educación Privada

En alguna ocasión me llegué a preguntar, por qué profesionistas que, se supone, tuvieron estudios y una formación académica profesional, terminan trabajando de cajeros, ayudantes en cibercafés, o algún otro empleo en el que no es necesario el contar con un título de tal índole. Claro está en que estos son empleos dignos pero, no adecuados para un profesionista. Si nos ponemos a pensar detenidamente, un factor importantísimo para que esto llegue a suceder, es gracias a la educación recibida, no sólo en el hogar, sino también fuera de este.

Una gran incógnita, me parece, es el decidir que tipo de educación es la que se debería impartir a niños y jóvenes; los padres de familia tienen la difícil decisión de elegir entre educación pública o privada, aunque esto sucede en la mayoría de las familias, no lo es para todas, ya que algunas cuentan con un nivel socio-económico privilegiado, de tal manera que, si se cuenta con los recursos necesarios para proporcionar la educación privada a sus hijos, lo harán, ya que desde siempre se ha sabido, o por lo menos, se tiene la idea que las instituciones de este tipo, son de mejor calidad educativa.

Pero ahora vemos lo que sucede con la mayoría; por lo general en familias de bajos recursos, la opción más viable para que los hijos tengan estudios, es la educación pública, ya que esta no conlleva un gasto excesivo, sino todo lo contrario, es de muy bajo costo y muy accesible, además se otorgan un mayor número de apoyos económicos en instituciones públicas, para aquellos alumnos sobresalientes. El problema está en que, en su mayoría, las instituciones de este tipo son de mala calidad, ya sea por la poca disposición de los encargados (directores) o por la mala preparación de los docentes, pero desde mi punto de vista, el problema principal es la poca importancia que da el gobierno a la educación, ya que estas instituciones son gubernamentales, es por ello, que en ocasiones se crea la mentalidad de que es mejor no estudiar, ya que la mala y poca preparación que se da a los estudiantes dentro de instituciones públicas, no es la suficiente para explotar las capacidades de estos. Sólo crea mediocridad en los que conforman nuestra sociedad.

Ahora bien, con esto no quiero decir que todas las instituciones donde se imparte la educación pública son malas, ni tampoco que en todas aquellas de tipo privada sean buenas; así como las hay buenas, las hay malas, en ambos casos, es por ello que antes de llegar a tomar una decisión de que educación es la que se desea adquirir, se deben tener en cuenta los aspectos positivos y negativos de cada tipo de educación, pero principalmente, de las instituciones en particular, a las cuales se está pensando ingresar. Existen muchos pros y contras por parte de cada tipo de educación, pero la clave está en saber analizar, que es lo que más nos conviene y que tan a nuestro alcance se encuentran.

Claro está que la educación, sea pública o privada, es como una vacuna contra la ignorancia, a pesar de esto, la competencia que existe entre estos dos tipos educación es muy grande y, por lo general, conlleva a un sistema altamente diferenciado donde las perspectivas de trabajo dependen de la institución en que te graduaste. Desde mi manera de ver las cosas, esto no debería suceder, sin importar si egresaste de una institución pública o privada, el que se llegue a ser un gran ingeniero, un gran licenciado, un gran doctor, no se basa sólo en tu procedencia académica, sino en el empeño que le pongas día a día a todo lo que haces, “[…] Si uno se pone a trabajar los resultados llegaran tarde o temprano”. Jordan Michael, Mi filosofía del triunfo, Selector, México, 2005.

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