Educación como desarrollo sostenible
Viviana GarcíaTrabajo1 de Marzo de 2016
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Educación como desarrollo sostenible
Viviana Andrea García meza
Producto de Grado
Once C
Escuela normal superior maría auxiliadora
Investigación
San José de Cúcuta
2015
Educación como desarrollo sostenible
La educación se ha percibido como parte del proceso de formación de cada individuo, que promueve en las personas el descubrir sus propias habilidades y con ello lograr el aprendizaje sobre el mundo, que influye en el desarrollo personal ayudando a las personas a ejercer un rol en la sociedad. Sin embargo, la educación de hoy es más, ya que es un compromiso para mejorar la sociedad, fortaleciendo las comunidades y estimulando el progreso social.
Según Kant (1786) “las dos artes más difíciles para la humanidad son la de gobernar a los hombres y la de educarlos” pues el ser humano nace vacío de conocimiento en estos dos temas. El hombre es el único ser que necesita de la educación, ya que no sólo requiere de cuidado, sino de disciplina e instrucción.
La educación permite que el hombre descubra la importancia de su propio ser. Pero la educación es un camino que se construye a través de los años, y al iniciar este camino no podremos hacerlo solos, ya que necesitamos que los maestros aporten las bases fundamentales en cada ser y así en medida del tiempo aprenderemos a cultivarnos a sí mismos.
Kant (1786) considera que “la educación es un arte”. Y en este pensamiento, podemos profundizar diciendo que la educación puede considerarse como un arte ya que los estudiantes son los lienzos y el maestro es el artista, ya que el maestro tiene el deber y la responsabilidad de que los conocimientos sean significativos para que los estudiantes puedan algún día no depender más de estos valiosos personajes que aportaron las bases para el desarrollo de las habilidades, ahora los estudiantes siendo capaces de cultivarse a ellos y a su medio, tienen una obligación con la sociedad que les rodea, ya que esta nos demanda una gran necesidad de personas capacitadas y creativas que generen nuevas ideas que contribuyan y aporten un desarrollo sostenible.
Y, ¿qué quiere decir que el desarrollo ha de ser sostenible? Cuando me refiero a un desarrollo sostenible planteo que la necesidad de este desarrollo debe cubrir de forma adecuada las necesidades humanas pero sin transgredir el curso de la naturaleza, teniendo también en cuenta las necesidades del presente, pero comprometidos para que las generaciones futuras puedan cubrir sus propias necesidades y que no se incremente la desigualdad en la sociedad.
De igual manera afirmo que solamente con el esfuerzo de aquellas personas que tienen interés por el bien del mundo y que son capaces de concebir estrategias que mejoren el futuro, es posible una aproximación de la naturaleza humana para sus propios fines. Para Kant (1776) resulta "maravilloso imaginar que la naturaleza humana se va a desarrollar cada vez mejor mediante la educación, y que es posible conformar ésta en concordancia con lo humano" (p. 61-63) Por eso, la educación ha de estar planificada y aplicada para el bien del mundo. "La buena educación es precisamente aquello de lo que dimana todo bien en el mundo." Por ello, la educación va más allá de impartir conocimientos, ya que esta misma debe consistir en que los estudiantes desarrollen sus habilidades y creen diferentes soluciones para que se construya un futuro más formidable. Por esto los maestros deben adquirir el compromiso de infundir el desarrollo en un sentido mundial, de modo que los estudiantes puedan sentir alegría ante la idea de un mundo mejor, que esta sea su pasión, aun cuando éste no sea para provecho directo de sí mimos o de su propio país.
Ahora retomo, que la educación es un arte cuya aplicación debe ser perfeccionada por muchas generaciones. En este sentido la educación abre el horizonte para que la humanidad pueda realizarse plenamente. Es un proceso por el cual debemos trabajar, ya que no lo hemos logrado, pero hacia lo cual tenemos la obligación de dirigirnos.
Los gestores de la educación tales como los maestros, deben hacer que la educación cumpla el deber de cuidar, porque debe tratar de favorecer la crianza y facilitar el desarrollo de los niños. También esta debe promover la disciplina, ya que esta impide que el hombre se desvíe de su destino, que es el bien de la humanidad. También se debe Cultivar a los hombres, donde se trata de desarrollar habilidades que hacen falta para ejercitar bien nuestras diversas facultades. Algunas son fundamentales para cualquier ser humano como lo son el leer y escribir, otras sólo sirven para fines determinados como la música. Las habilidades son en cierto modo infinitas, a causa de los múltiples fines que podemos proponernos.
También la educación debe lograr que los estudiantes sean prudentes, para que aprendan a vivir en sociedad y así, desarrollen ciertos hábitos propios de una vida civilizada. Aquí nos encontramos, por ejemplo con el buen trato, la simpatía, la cortesía, y los modos de comportamiento que generen estima y que permitan influir sobre la sociedad. La prudencia apunta a la habilidad de obtener rendimiento de los propios talentos. Sin embargo, la educación debe buscar la moralización del ser, ya que el hombre no puede fijarse a cualquier fin, sino a los buenos que son aprobados y aceptados por toda una sociedad. La educación debe lograr que el ser sea benevolente, con sentido de independencia, que sea imparcial, diciendo siempre la verdad, debe ser agradecidos, y que practique la virtud, etc. Se debe trabajar la moral, para que los estudiantes tomen conciencia del bien y del mal, no solo para complacer a un ser supremo conocido como Dios, sino que nazca por la voluntad de cada ser, que el bien este con nosotros y que este, permanezca en todo lo que hagamos para contribuir el desarrollo. Otro punto de vista interesante para un creyente es que Dios mismo quiere que practiquemos el bien por este mismo, y no porque Él lo ordena, o mejor, lo ordena porque es bueno.
A pesar de que estamos en el siglo XXI, todavía existe el ideal de que la educación debe ser mecánica, basada en repeticiones. Pero en verdad debemos descansar en principios donde podemos hacer de la educación una parte de nuestras vidas que podamos disfrutar. Porque esta nos lleva a la autonomía, es decir, a que cada uno sea capaz de conducirse a sí mismo. Ya sabemos gracias a Sartre que solo existimos, y por ello el ser libre es una decisión por la cual se debe trabajar. Por ello; debemos buscar encontrar el camino correcto que nos lleve a la libertad. También cuando Sartre (2000) nos dice, “que aunque no podamos cambiar nuestro entorno o no podamos apartarnos de este, si podremos elegir cambiar la forma de verlo, su significado”. Por lo tanto el ser que adquiere este ideal, está condenado a ser libre, ya que adquiere una conciencia, como también puede elegir engañarse a sí mismo adoptando algún determinismo y decidir cargar esta responsabilidad.
La educación es, por encima de todo, formación de la conciencia, es decir, formación para el cumplimiento del deber por el deber. El concepto del deber contiene el de llevar a cabo un voluntad buena. Por ejemplo: Aunque todo el mundo nos engañe, no debemos engañar y aunque podamos mentir no podemos aceptar ya que buscamos lo bueno en todos los ámbitos. Por lo que el transcurso del proceso de formación, la obediencia tiene una gran importancia. La obediencia es acatar órdenes, en primer lugar a la voluntad de quien lo dirige y, en segundo lugar, a la voluntad reconocida como razonable y buena. En sentido moral, la obediencia es sumisión a las reglas del deber. Hacer algo por deber, significa obedecer a la razón. Ahora debemos esforzarnos para que la idea de obligación se convierta en motivo suficiente para realizar todos nuestros actos.
Kant (1805), considera que “la pedagogía debe buscar transformar el proceso espontáneo de la educación en conocimiento sistemático”. Ahora bien, Kant nos plantea que la pedagogía tiene un deber y es hacer que la educación imparta conocimientos que permitan un verdadero desarrollo social. Por ello no debemos limitarnos a la educación orientada hacia la moralización, la educación se nos presenta siempre como la herramienta que hace cada vez más posible el sueño de que todos los seres podemos contribuir a la construcción de una sociedad más perfecta, donde todos trabajamos por el bien común. Aunque el cumplimiento de este propósito fuera un deseo irrealizable, la verdad es que se trata de una exigencia. Por ello, tenemos la obligación de recurrir al discurso donde sea posible soñar y creer que podemos vivir en paz.
Ahora puedo decir que el avance de la Educación, gracias al desarrollo de la ciencia y la tecnología nos esta exigiendo la formación de un nuevo ser que sea mucho más crítico y reflexivo, para poder comprender su realidad resultante, para crear cosas y hacer planteamientos destinados a mejorar el entorno. Y por esto, la búsqueda de desarrollar el pensamiento de los seres humanos, los esfuerzos se deben dirigir hacia una educación liberadora que nos oriente a una mejor comprensión entre esto, a expresar ideas, opiniones y reflexiones consideradas como importantes para la solución de diversos problemas; en fin, se persigue la incorporación activa de los estudiantes que a un futuro serán ciudadanos, para que contribuyan en el devenir de su sociedad como promotores de su propio bienestar.
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