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El Fenomeno Del Siglo 21 En Venezuela

librew24 de Abril de 2013

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Las experiencias de construcción de sociedades socialistas tuvieron en el siglo XX importantes reveses; la caída del supuesto “socialismo real”, dada su aplicación forzosa y exógena, la crisis de un inoportuno modelo extensivo en la economía, el aislamiento de la clase dirigente y la no fidelidad al pensamiento autóctono de las naciones, ha hecho pensar en la obsolescencia del modelo socialista para satisfacer a las necesidades de la humanidad.

No obstante en nuestro continente, de sus crisis sociales extremas, de sus venas abiertas, de sus aldeas indígenas y verdes llanuras, de su literatura telúrica, surge nuevamente el Socialismo como camino forjador de una nueva sociedad, con la fuerza de los movimientos sindicales, indígenas y sociales. Llamado Socialismo del siglo XXI es un fenómeno político que avanza en su influencia con el resurgir de la izquierda que pretende distanciarse de los esquemas y errores del modelo eurosoviético, a partir de una nueva concepción genuinamente americana. El socialismo del siglo XXI no debe, sin embargo, renegar de la herencia del más alto pensamiento humano (el marxismo incluido), tal como sucedió con el socialismo europeo. En consecuencia una de las proyecciones democrática, popular y antiimperialista en el poder, es el proceso revolucionario de Venezuela liderado por Hugo Chávez.

El desarrollo revolucionario y de conciencia de las masas en Venezuela ha sido resultado de un proceso que se gesta desde el Caracazo, que fue un levantamiento espontáneo de las masas sin dirección política, pero expresión de su descontento, y señaló a las fuerzas de izquierda que la crisis económica y política del país había llegado a su punto más extremo y que podía ser superada a través de un movimiento político que llevara al poder a un gobierno democrático y popular que echara por tierra el desgobierno y el entreguismo de Carlos A. Pérez.

El antecedente del movimiento político venezolano que hoy se conoce como V República es el Movimiento Bolivariano Revolucionario (MBR-200), congregación de militares fundada en 1983, que se preparó durante años para la confrontación violenta contra una estructura de gobierno que le daba la espalda al pueblo. Los fundadores de este movimiento y sus principales líderes fueron Hugo Chávez, Jesús Ernesto Urdaneta y Felipe Acosta Carlos.

Sus objetivos eran rescatar los valores patrios, dignificar la carrera militar y luchar contra la corrupción. Sus bases ideológicas radican en el bolivarismo, que es un cuerpo de principios y valores en construcción que ofrece una explicación del punto de partida y de los caminos para su superación. Sus fundamentos filosóficos y políticos son Simón Bolívar, Ezequiel Zamora y Simón Rodríguez, quienes abogaron por la originalidad que deberían presentar las instituciones latinoamericanas de gobierno y la inconveniencia de trasladar modelos inaplicables a la realidad de nuestros países.

Este proceso nacionalista y democrático-popular se establece como parte inseparable de las luchas emancipatorias que se fundamentan en los próceres latinoamericanos, especialmente en Bolívar, así como en las ideas de Mariátegui, el Che Guevara y Fidel Castro como sus más genuinos representantes. Chávez refiriéndose al carácter revolucionario y auténticamente democrático del proceso revolucionario expresó:

La revolución social es eso: cambiar los patrones de comportamiento de una sociedad a la que hay que tocarle la llaga (...) Es decir una revolución social cuyo objetivo es una situación de igualdad, de felicidad, y seguridad social a su pueblo. Esta revolución es mucho más difícil, pero teniendo la primera se facilita la segunda, la social.[1]

Su programa, de amplia participación popular con resultados concretos en las medidas que han favorecido a las mayorías, se ha encaminado a la transformación del sistema de corrupción política del país al separar del poder a los funcionarios vinculados a estas prácticas. Es un gobierno revolucionario en el poder que ha enfrentado la privatización para eliminar los efectos nocivos del neoliberalismo, ha apoyado a los sectores más desposeídos de la sociedad, ha ampliado la red de servicios médicos y educacionales hasta los lugares más lejanos y se ha empeñado en hacer una reforma agraria que frene el latifundio y en controlar los recursos petroleros de Venezuela a través de la reestructuración de PVDSA para ponerla en función de los intereses de la nación y de la ayuda solidaria a países hermanos. Ello le ha proporcionado un apoyo muy amplio de la población.

En el Mensaje Bolivariano a la Nación del 4 de febrero de 1992, cuando se produce la asonada golpista dirigida por Hugo Chávez, se consignaban los propósitos esenciales que animaban al Movimiento Bolivariano Revolucionario de sanear el país y construir una sociedad nueva en Venezuela.

Ahora existe otro logro menos visible, más difícil de medir sobre las coordenadas del tablero, pero de una importancia nada despreciable para el porvenir: un inmenso espacio ha sido ocupado y consolidado por las nuevas generaciones de militares venezolanos para los cuales también se cayó la máscara del régimen. Los militares jóvenes de la Patria de Bolívar no estamos dispuestos a soportar el oprobioso papel de ser la guardia pretoriana de un origen ilegal e ilegítimo (...) La fuerza armada, en fin dio un paso al frente para encontrarse con su pueblo. Y conquistó sus espacios de lucha sobre el área de batalla en que se ha convertido el país nacional.[2]

Tras el fracaso del golpe de Estado del 4 de febrero, los bolivarianos iniciaron un drástico cambio de estrategia para la consecución de sus objetivos. La variación de la táctica se centró en lo que se denominó la Revolución Bolivariana, caracterizada por ser pacífica y democrática. Esto es, la Revolución suponía una renuncia explícita a la toma del poder a través de las armas, así como un compromiso de no hacer uso de la violencia una vez que se estuviera en condiciones de gobernar. El instrumento a través del cual tuvo lugar la Revolución fue un cambio constitucional inmediato.

Este proceso, que aprendió de los errores de la experiencia chilena, diseñó una constitución de raigambre bolivariana en la que se ratifica su carácter profundamente democrático, se hacen valer los derechos civiles y la libertad de los ciudadanos y se proclama luchar por la igualdad y la justicia social. Como constitución redactada a favor del pueblo hace valer los derechos de los indígenas, se presta atención a la conservación y cuidado del medio ambiente y trata que la política tributaria esté en dependencia de los ingresos; todo ello ha provocado la oposición de la burguesía nacional y del imperialismo norteamericano. De esta manera al renovar la constitución y alcanzar mayoría en el parlamento, el gobierno ha emprendido leyes de beneficio popular.[3]

El poder popular venezolano ha movilizado a la población a través de los Comités Bolivarianos, los que han enfrentado de forma audaz a la oposición que cuenta con el apoyo del capital norteamericano y privado, que tiene una gran presencia en el dominio económico del país. Una acción de la oposición fue el intento de golpe de Estado que no fructificó porque Chávez y sus seguidores retomaron al poder. Pero se han mantenido las maniobras opositoras de la derecha, un ejemplo de ello fue el intento de los directivos de PDVSA de paralizar económicamente al país, intención que no se materializó por la capacidad movilizadora del gobierno revolucionario, su estrategia de pronta recuperación de los daños causados y la aplicación de medidas severas contra aquellos elementos boicoteadores y violadores de la constitución bolivariana.

El proceso revolucionario venezolano ha tenido singularidades. Se desmanteló el congreso anterior y creó la asamblea nacional soberana y patriótica, en la que ha tenido mayoría el proyecto revolucionario V República lo que ha favorecido la implementación de leyes de beneficio popular y de políticas tendientes al progreso del país en todos los órdenes. Se ha recibido el apoyo de las fuerzas armadas y del pueblo, lo que hizo fracasar el intento golpista y el paro económico del país con la manipulación de PVDSA. Se ha instituido una política democrático-participativa, que ha hecho posible el cumplimiento de los programas agrario, de salud pública, educacional, de desarrollo económico, de vivienda, de aumento del bienestar y del consumo de la población a través de los mercados estatales y no estatales. Se ha establecido la consulta periódica y rendición de cuenta ante el pueblo de las gestiones del gobierno. Se reconocen los derechos de los pueblos indígenas a que se respete su cultura e idiosincrasia, Por consiguiente, se ha consolidado el poder del proyecto revolucionario V República, lo que se manifestó de forma particular en el triunfo del referendo revocatorio celebrado en el año 2004. [4]

La revolución socialista bolivariana está estableciendo un nuevo modo de concebir la economía, que le da máxima prioridad a los sectores más amplios y desposeídos de la sociedad. Está enfrentando los enfoques económicos difundidos por décadas en América Latina, para los cuales la preocupación es la competitividad y el “libre comercio”, en cambio ahora Venezuela con su nuevo paradigma tiene como preocupación fundamental someter las acciones económicas al desarrollo social. Se evidencia que el paradigma bolivariano es una alternativa a la tendencia neoliberal que se impone tanto en lo económico como social.

Hasta el momento ha resultado ser positivo el proyecto económico, sobre todo para un país que arrastra con las crisis y fluctuaciones del sistema capitalista,

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