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El Salado Reseña

sebastian9110 de Junio de 2013

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RESEÑA

Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, Grupo de Memoria Histórica. (2009). La Masacre De El Salado: Esa guerra no era nuestra. Bogotá: Taurus

En el segundo informe del grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, se pormenorizan los hechos ocurridos, en El Salado: corregimiento del Carmen de bolívar, municipio situado dentro de la zona montañosa de los departamentos de Bolívar y Sucre, conocida como los Montes de María. Los hechos que alude el informe, son los que consumaron un grupo de 450 paramilitares, en un transcurso de seis días; entre el 16 y el 21 de febrero del año 2000, llevando a cabo un aniquilamiento cruel e implacable, de 60 civiles, transgrediendo no solo el derecho a la vida, pues también arrasaron con bienes materiales y con la dignidad y la honra; tanto de las víctimas fatales como de las victimas sobrevivientes.

Memoria Histórica hace un recorrido, por el conflicto armado interno colombiano: desde la conformación de Cooperativas de Seguridad y Vigilancia (CONVIVIR), hasta los nexos de grupos guerrilleros y paramilitares, con el narcotráfico; la pelea por el territorio y el tráfico de influencias; pretendiendo ahondar en el ¿por qué? de los hechos centrales del texto.

El grupo de Memoria Histórica, reconstruye en su informe, “la masacre de El Salado: esta guerra no era nuestra”, el antes, el durante y el después de la masacre, reedificando con testimonios de los implicados: víctimas y victimarios, y apoyándose en entidades estatales de poder judicial como la Fiscalía General de la Nación, del Ministerio Publico y de entidades internacionales como la Corte Interamericana de Derechos Humanos; con la intención no solo de reconocer el contexto de la guerra en Colombia, sino también de resaltar en la memoria de todo el “pueblo”, los resultados inicuos de estos procesos infames, en contra de la población civil. A si mismo crear un ambiente de solidaridad, hacia las víctimas e instar por acciones de justicia y restauración hacia las mismas, y evadir, en todo caso, que las secuelas del conflicto armado, y este como tal, desbarajusten la complacencia de vivir en una sociedad con plenos derechos en los diferentes ámbitos, que a esta atañen.

Finalmente insistir en la necesidad de verdad, justicia y reparación, para con las víctimas.

En la década de los 90s, tres familias poderosas (Cohen, Meza, Méndez) de los montes de maría, deciden organizarse militarmente en un grupo de autodefensas, con el fin de sublevarse ante la guerrilla de las FARC; este grupo de autodefensas era capitaneado por “los Méndez”, una familia fastuosa, que había hecho riqueza, a costa de abigeato, y robo de tierras, y con gran influencia en la vida política de la región. Pero los problemas vienen cuando las FARC, extorsionan a estos potentados, quienes a su vez omiten dichas extorciones y deciden hacer frente a los guerrilleros, los cuales ya ganaban territorio y poder en la región. Por su parte, dentro del casco urbano de El Salado, vivía Santander Cohen, otro terrateniente perteneciente al clan de “los Méndez”, él estaba hostigado por las amenazas en su contra por parte de las FARC; pero a su vez recibía cierta protección y respaldo de la fuerza pública. Finalmente en 1995, cuando Cohen recurrió a la ayuda de un integrante del Batallón de Infantería de Marina y este fue a sacarlo de El Salado, con la pretensión de brindarle ayuda, en su camino de huida fueron interceptados por integrantes de las FARC, dejando en la acción un gran número de víctimas fatales incluido Santander Cohen y miembros de la Infantería de Marina. Desde este momento, comienza el infortunio, para El Salado, al ser tildado de “pueblo guerrillero” y colaborador de las FARC, pues muchos argumentaron que los pobladores, eran conocedores de la estratagema que los guerrilleros tenían preparada, que eran alcahuetas y condescendientes, con la presencia y actividades guerrilleras.

Después de tal acto, las FARC se ensañaron con la familia de los Méndez, quienes contribuían con información a la fuerza pública, estos, a su vez, retribuían cierta “ayuda” a los Méndez. Pero los integrantes de la fuerza pública no llegaban hasta la retaguardia de la guerrilla y por tal, los Méndez quedaban expuestos y tenían que resistir las retaliaciones individualmente. La guerra entre estos dos no cesaba. A comienzos del año 1997, un grupo paramilitar incursiono en El Salado, y ordenó el cierre e inactividad del comercio, hechos que fueron achacados, por parte de las FARC, a los Méndez, quienes sufrieron la quema de una de sus haciendas, el homicidio de sus empleados, y el robo de ganado, lo anterior llevado a cabo por la guerrilla.

Como consecuencia, de esa acción guerrillera, el 23 de marzo de 1997, se produjo la primera masacre en El Salado; a manos de paramilitares, con un saldo de cuatro víctimas fatales y una persona desaparecida, estos hechos tomados colectivamente, como una represalia de los Méndez, contra la guerrilla y sus “aliados”. Dieciséis meses después de la masacre, dos integrantes de los Méndez, son capturados y judicializados, por ser los actores intelectuales, de los hechos; el cuatro de enero de 2000, son puestos en libertad.

Algunos de los pobladores de El Salado, manifestaron que, los dos integrantes de los Méndez, juraron venganza contra el pueblo, pues de allí, emergieron testimonios en su contra, causas por las cuales se les privo la libertad.

Desde este punto inicia el declive de los Saladeros; muchos de estos partieron en busca de seguridad y bienestar, la prosperidad del pueblo no tardo en desmoronarse, entre las empresas tabacaleras, mineras y agrícolas prevalecía el afán por asegurar su inmunidad, por lo cual abandonaron el pueblo.

La situación no mejoraría en los años siguientes, pues las FARC, en su afán por tener el control y el poder de esta zona del País, se lanza contra otra figura poderosa de la región: Enilce de Jesús López Romero, conocida con el alias de “La Gata”, dueña de varias sucursales de una empresa de apuestas. “La Gata”, una mujer con influencia política en la región, se vio vulnerada cuando guerrilleros, robaron cerca de 450 reses de la finca Villa Nelly (de la que se supone, era propietaria), que luego condujeron por el camino que del municipio de Ovejas lleva a El Salado. Según teorías de la fuerza pública, la guerrilla distribuyo el ganado entre los habitantes de El Salado.

La inquina de “La Gata”, hacia el grupo guerrillero, se acrecienta cuando una sucursal de “apuestas El Gato”, de la cual era dueña, es dinamitada y en el atetado muere uno de sus hermanos. Hay incluso hipótesis acerca de la participación de “La Gata”, en la liberación de los dos paramilitares detenidos, por la masacre del 23 de marzo de 1997, y versiones de paramilitares, que vinculan a Enilce López Romero con este grupo armado y le atribuyen el apoyo y financiamiento de grupos insurrectos.

Estas situaciones dejan entre ver, la bifurcación en la que los habitantes de El Salado se encontraban, el panorama no era alentador; era como una cuerda raída y deteriorada, con dos extremos: al halársele de cualquiera de estos, se rompería, y los que en el medio estaban (los Saladeros) quedarían a “su suerte”, en medio de un conflicto en el cual no se sabe, si el más fuerte, el más inexorable, o el más bellaco, o el que mejores influencias tuviera, el que más terror impartiera; o el más vil , sería el que se llevara el lado “más grueso de la cuerda”. Lo que sí se puede decir con certeza es que los que en el medio están, siempre serán los que “llevaran del bulto”, pues como lo cuenta la historia; en este país taimado e injusto, parece que la ley de la selva, es la que aun impera.

Los hechos de El Salado fueron ideados, en una finca en corregimientos del departamento de Magdalena, por los jefes paramilitares: Salvatore Mancuso, Rodrigo Tovar Pupo alias “Jorge 40” y John Henao alias “H12”. La operación, se dividió en tres grupos: el primero al mando de alias “El Tigre”, el segundo al mando de alias “cinco-siete” y el tercer grupo al mando de alias “Amaury”; en total 450 hombres dotados de armamento, quienes se organizaron de tal manera, que obstruyeron, tres de las cuatro vías de acceso a El Salado.

La operación comenzó el día 16 de febrero de 2000, cuando el tercer grupo, comandado por alias “Amaury”, emprendió camino por una ruta de el Carmen de Bolívar; allí asesinaron a las dos primeras víctimas, mientras dejaron en libertad a otras dos, quienes dieron aviso de los hechos a sus familiares, pobladores de El Salado. Más adelante el mismo comando interceptó a otros dos individuos, quienes fueron acusados de ser guerrilleros, acto seguido, los ejecutaron. El primer grupo, se desplego por la zona rular de Ovejas, dejando a su paso cuatro víctimas fatales; en zona urbana de Canutalito, raptaron a otros cuatro hombres, acusados de ser informantes de las FARC. Luego se trasladaron a la zona rural, donde acabaron con la vida de tres miembros de una misma familia, de allí mismo se llevaron el ganado que encontraron, aludiendo, que eran las reses que la guerrilla había hurtado a Enilce López Romero alias “La Gata”, y que habían sido encomendados por ella para recuperarlo. El segundo grupo liderado por alias “cinco-siete”, se establece en la vía que lleva a Canutalito, en zona rural decapitan a seis hombres e incineran una propiedad privada. Durante el primer día de operación paramilitar, perdieron la vida veinticuatro personas.

Durante el 17 de febrero de 2000, residentes de El Salado manifiestan el sobrevuelo de un avión fantasma en este territorio;

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