El desarrollo vrs la sociedad de consumo, ¿Existe el desarrollo sostenible?

Instituto Tecnológico de Costa Rica

Escuela de Ciencias Sociales

Seminario de Estudios Costarricenses

Ensayo Grupal

   Tema 1:  El desarrollo vrs la sociedad de consumo, ¿Existe el desarrollo sostenible?

Profesor:

David Arias Hidalgo

Estudiantes:

Josué Chaves Araya 2015094068

Jorge Isaac Medrano Arroyo 20161304034

I Semestre

2018

Durante muchas décadas, prácticamente desde la revolución industrial en Inglaterra en el año 1760, el mundo ha sufrido un impacto enorme en la forma de producción y manufactura de diferentes productos necesarios para el ser humano. Esta producción en masa ha generado que pocos se enriquezcan en comparación a los que trabajan para ellos, haciendo que las brechas sociales crezcan cada vez más. Una de las formas que se ha desarrollado para poder empezar a recolectar este tipo de riquezas, es impregnar sobre el consumidor o la población el pensamiento de que ocupa el producto, que es indispensable en su vida, que si no lo tiene puede afectar de gran manera su vida o que la obtención de dicho producto afecta su estatus social. De esta manera empezó tanto el consumismo desde la perspectiva del consumidor y del vendedor, ya que el vendedor no solo tiene que hacer que el consumidor quiera su producto, sino que lo consuma la mayor cantidad que se puede, esto significa que su producto no puede ser tan duradero, porque no es rentable para su economía, por lo que la vida útil de cada artefacto producido por la empresa debe tener un límite de usabilidad, lo que se ha trasladado a ser lo que se conoce como obsolescencia programada.

Primero como pudimos ver en clases, el tema de la obsolescencia programada no es una estrategia de mercado nueva, es una técnica que surgió desde el principio en que se empezó a comerciar en masa en los Estados Unidos y se empezó con el producto más simple hasta el más complejo, teniendo esta estrategia tanto impacto, que hasta un gran magnate como Harrison Ford tuvo que enfrentar el problema y adaptarse a él. El efecto de la obsolescencia programada no solo lo sufría el comprador, sino que también desde un punto de vista, el empresario también, ya que todo aquel que no se adaptara o no quisiera hacerlo, sufría las consecuencias de ver sus ventas en picada o hasta recibir amenazas de los otros empresarios o trabajadores, por lo que al final tenían que sucumbir al sistema y adaptar la obsolescencia programada a su empresa. En el documental se muestra que el primer producto en sufrir este efecto, fue la bombilla, tal vez no se sepa en exactitud la razón de esto, pero una razón en la que se podría pensar, es que es un producto realmente fundamental para el ser humano, es algo que ocupamos en algún momento del día, todos los días de nuestra vida, por lo que hacerlo algo no muy duradero, significa tener un producto muy rentable, concluyendo esto en grandes ganancias monetarias para dicha empresa. Este problema, si se puede denominar de esta manera, se fue propagando hacia productos más complejos hasta abarcar prácticamente todos, incluso alguna empresas aprovechándose aún más de este aspecto en los términos de sus contratos, como lo pudimos ver en el ejemplo de Apple y su condiciones de devolución con el iPod. Ha llegado a ser un problema tan grande, que muchos casos han tenido que ser intervenidos en los tribunales y las empresas hacer modificaciones a sus términos y condiciones en sus productos. Sin embargo, no todo es malo y no todos los empresarios siguen teniendo estos pensamiento de adoptar la obsolescencia programada, muchos nuevos emprendedores o herederos de estas empresas más antiguas, han querido cambiar esta forma de negocio y volver a producir productos a como se hacían al principio, duraderos, que duren varios años o décadas. Todo esto son temas que se pueden profundizar de varias maneras, además de ampliar más aspectos y ejemplos más actuales de diferentes empresas en base a la obsolescencia programada, como se podrá leer más adelante.

London (1932), habla de cómo los consumidores norteamericanos cambiaron su forma de ver a los productos después de la depresión de manera de que utilizaban estos artículos muchísimo más tiempo como de costumbre, cuando la sociedad norteamericana era prospera antes de la depresión, los consumidores cambiaban los productos cuando se les apetecía, ya fuera por razones de moda o por estar a la vanguardia, la sociedad era extravagante y después de la depresión se fueron para el otro extremo. Para salir de la depresión, London introdujo una propuesta muy radical para su época y que tal vez por esta razón no tuvo mucho auge, “Quisiera que el gobierno asigne una vida útil a zapatos, casas y maquinas, a todos los productos de manufactura, minería y agricultura, en el momento en que son creados, y estos serán vendidos y utilizados dentro del término de su existencia sin duda conocido por el consumidor. Después de que el tiempo asignado expire, estos artículos estarían legalmente “muertas”, serían controladas por agencias gubernamentales y destruidos si hubiera un desempleo generalizado. Nuevos productos saldrían constantemente de las fábricas y mercados, para tomar el lugar de lo obsoleto, así las ruedas de las industria seguirán rodando y el empleo regularizado y asegurado para las masas”(p. 2).

Existen diferentes puntos de vista acerca de la obsolescencia programada, muchos alegan que es una necesidad para la economía, Brooks Stevens en una entrevista realizada por Karl Prentiss en 1958 para True, The Man's Magazine afirma lo siguiente: “Toda nuestra economía está basada en la obsolescencia programada, y cualquiera que pueda leer sin mover los labios debería saberlo. Hacemos buenos productos, inducimos a los consumidores a comprarlos, y luego, el siguiente año, deliberadamente introducimos algo nuevo que haga que los productos anteriores se vean pasados de moda, antiguos, obsoletos…. No es un desperdicio organizado, es una contribución sólida a la economía americana”(Paterson, 2018).Visiones como la de Stevens, intentaban disfrazar la realidad social y ecológica con un ideología meramente de índole económica, en donde se desea empoderar no a todos, si no solo a unos pocos, permitiéndoles controlar el funcionamiento de la sociedad.

Un cortometraje realizado por Steve Cutts (2014) acerca del consumismo, muestra de una manera muy exagerada, pero no por eso lejos de la realidad, como las corporaciones utilizan el desuso programado para controlar los deseos de las personas, llegando así a un punto en el cual los personajes son controlados por los dispositivos, llegando a un consumismo intenso en donde se pretende adquirir un producto nuevo cada poco tiempo y disponiendo del anterior únicamente tirándolo a la basura, hasta llegar al punto de vivir rodeado de desechos, y no solo esto, destruyendo a la vez el planeta para gastar su materia prima, acabando con los hermosos paisajes y amenazando con la especie humana.

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