El patriarcado también violenta al género masculino en Chile

El patriarcado también violenta al género masculino en Chile

         Sociológicamente se define como patriarcado, “Organización social primitiva en que la autoridad es ejercida por un varón jefe de cada familia, extendiéndose este poder a los parientes aún lejanos de un mismo linaje”^[1]. En la actualidad Chile vive bajo el sistema patriarcal, como se define anteriormente, esta doctrina  posiciona al género masculino como el jefe de hogar, y de cualquier decisión determinante dentro de una sociedad, convirtiendo a este en la figura más importante dentro de un sistema.

        Dentro de esta doctrina se perpetua una minorización y violencia hacía el género femenino, lo que se puede evidenciar en la cantidad de femicidios que ocurren a diario, el SERNAM indica que por año en Chile por lo menos mueren cerca de 40 mujeres por esta causa, lo que posiciona a la mujer como la principal víctima de esta ideología, que naturaliza la violencia y desigualdad de género.

Entonces, es indudable sostener que las principales afectadas con este régimen son las mujeres, sin embargo, indirectamente el patriarcado también es una arma bidireccional que afecta tanto al victimario como a la víctima; existen muchos indicios frente a la tesis que sostiene que el sistema patriarcal también violenta al género masculino, si bien lo hace en menor grado, se puede sostener que es un sistema que violenta tanto al hombre como a la mujer.

Los roles juegan un punto importante en esta violencia, ya que posicionan a la mujer dentro de una figura débil y sumisa, mientras que el hombre debe ser dominante y empoderado, es decir, estigmatizamos la figura de un género y les implantamos que deben tener ciertas cualidades para poder cumplir con el rol que exige esta doctrina, pero ¿qué sucede si un varón no cumple con el rol que se le ha impuesto? La respuesta es sencilla, este varón se vuelve un problema para este ideal, por lo que toma una figura igual a la de la mujer, por ende no sirve dentro del sistema; un hombre que no cumple con los prototipos que requiere el patriarcado debe ser eliminado, o en su defecto utilizado como método de burla frente a sus pares, para así demostrar que si no se cumple con este rol, se es minorizado y desvalidado frente a la sociedad.

Desde la infancia se cría al varón con la mentalidad de que cualquier actitud que no cumpla con los estándares masculinos impuestos, son una demostración de ausencia de virilidad. Cualquier signo de empatía o exteriorización de sus sentimientos en considerado un acto de feminización del género, por lo cual los hombres no pueden demostrar sentimentalismo en público, deben practicar algún deporte acorde a su género, les deben gustar las películas de acción y que inciten a la violencia, no deben jugar con muñecas y ningún elemento que pertenezca al género femenino, ya que estas y muchas otras actitudes pueden alterar la identidad masculina. Estas reglas se mantienen durante la mayor parte de la vida del hombre, generando tabúes, prejuicios y limitaciones a su libertad e identidad propia.

Es a través de estos prejuicios que genera el régimen, donde yace la cuna de la discriminación y violencia que se puede observar en nuestra patria. Es a través de estas limitaciones donde el patriarcado ejerce una violencia muchas veces indirecta o menos visible hacía el mismo género que ha empoderado, porque cuándo dentro de la sociedad existe un hombre que no cumple con los parámetros que exige la doctrina, ese hombre ya no cuenta con el apoyo y poder de este ideal, se vulnera de la misma forma que al género femenino y se naturaliza violentar al hombre que no se comporta como debe ser el varón del sistema patriarcal.

Un claro ejemplo de esta medida es la discriminación hacia los homosexuales, bisexuales, transexuales, etc. En cualquiera de estos casos se vulnera todo derecho entregado por el patriarcado al hombre, ya que este no cumple con el prototipo, el sujeto tiene actitudes femeninas, carentes de virilidad, las cuales se ven como un peligro para el género, ya que lo humaniza, y lo vuelve capaz de crear su propia identidad bajo sus propias reglas, y esto dentro de un sistema dogmatico, no es viable para la perpetuación de la doctrina. Pero no todo recae en el sistema, la culpa es de quienes lo avalan y mantienen, es aquí donde la sociedad tiene un rol fundamental, porque son las mismas personas las que mantienen esta idea del hombre profundamente masculinizado, y son ellos los primeros en hacer juicios cuándo se rompe con los estigmas.

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