El porqué de la autonomía del Banco Central
JUAN CAMILO RODRIGUEZ ARIASResumen25 de Abril de 2023
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El presente artículo analiza en qué medida la autonomía del Banco Central obedece a los intereses del capital financiero internacional de asegurar la estabilidad monetaria, llevando al país a no tener manejo soberano de política económica para el crecimiento. Se consigue la reducción de la inflación a costa de atentar sobre las condiciones de liquidez necesarias para la realización de la producción y la solvencia requerida para el buen funcionamiento de la esfera productiva y del sector bancario, terminando este por restringir la disponibilidad crediticia, además de acentuar las presiones financieras sobre el sector público. Todo ello evidencia el carácter no neutral de la política monetaria. A pesar de la baja de la inflación, no se reduce la tasa de interés debido al contexto de incertidumbre derivado de las consecuencias de la política de estabilización predominante, generando un contexto de estancamiento y de alta vulnerabilidad, con alto costo económico, político y social, que terminará haciendo insostenible la autonomía del Banco Central y la política económica que la acompaña.
EL PORQUÉ DE LA AUTONOMÍA DEL BANCO CENTRAL
El enfoque convencional adjudica la inflación entre otras cosas a la subordinación del Banco Central y la política monetaria al financia miento deficitario de los gobiernos.
Los defensores de la autonomía del Banco Central señalan que “la inestabilidad política es probable a estar asociada con alta inflación y la falta de un Banco Central independiente” (Más, 1995: 1641). De ahí que los organismos financieros internacionales, tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), recomienden la autonomía de los bancos centrales, a fin de evitar el manejo discrecional de la política monetaria que comúnmente prevalece cuando dicha institución emisora depende de los gobiernos. En nuestro caso, como en la mayoría de los países de América Latina, se ha procedido a otorgar dicha autonomía a fin de generar expectativas de estabilidad monetaria y ganar confianza frente a los inversionistas nacionales y extranjeros, en el sentido de evidenciar el propósito gubernamental de instrumentar políticas apropiadas que garanticen la disciplina necesaria para evitar prácticas monetarias que puedan desestabilizar la moneda y afectar al capital financiero.
El objetivo único a perseguir por parte del Banco Central autónomo es la reducción de la inflación. Se confiere el manejo de la política monetaria y cambiaria a funcionarios que se subordinan a dicho objetivo y que, por lo tanto, no respondan a las demandas nacionales llamadas populares que los puedan aislar del cumplimiento del objetivo trazado. De tal forma, dicha institución sigue los mandatos de la estabilidad deseada por el capital financiero internacional, y deja de responder a los reclamos de la mayoría de los sectores nacionales. De ahí que el consejo directivo de dichas instituciones no tenga representantes de la sociedad
no de elección popular, sino gente que comparte el mismo ideal e interés del capital financiero internacional y que no responda a los reclamos de crecimiento económico y de empleo exigidos por los nacionales.
El capital financiero internacional le ha quitado al gobierno el control del Banco Central, y por lo tanto el poder soberano de emisión monetaria, para evitar presiones inflacionarias que pudiesen trastocar la valorización de su capital. Las reglas monetarias internas y las políticas del Banco Central autónomo están sujetas a las que establece el FMI para los países en desarrollo, ya que los bancos centrales de los países desarrollados tienen un comportamiento diferente.
EL OBJETIVO DE CRECIMIENTO ECONÓMICO ES RELEGADO POR LA AUTONOMÍA DEL BANCO CENTRAL
Al otorgarle autonomía al Banco Central, el capital financiero internacional le ha quitado al gobierno su control, y por lo tanto el poder soberano de emisión monetaria para evitar presiones inflacionarias que pudiesen trastocar la valorización de su capital. Las reglas monetarias internas y las políticas del Banco Central con el único objetivo de reducir la inflación hacen que se resigne la política económica para el crecimiento, ya que se obliga a subordinar la política cambiaria y fiscal a tal objetivo.
De ahí que se conjugue la política monetaria restrictiva con igual desempeño de la política fiscal, tanto para contraer la demanda y evitar presiones sobre precios y sobre importaciones, o para reducir la demanda por divisas, como para estimular su ingreso, mediante las altas tasas de interés, o por la seguridad de la estabilización monetaria que ellos exigen y a través de la privatización y extranjerización de empresas nacionales, para así incrementar la oferta de divisas y asegurar la estabilidad cambiaria y la reducción de la inflación.
El Banco Central autónomo deja de llevar adelante las tareas tradicionales que todo Banco Central tenía, de financiamiento al gobierno y de asegurar la liquidez y solvencia necesarias para el buen desempeño de la economía y del sector bancario nacional, por lo que deja de haber política fiscal y crediticia a favor del crecimiento.
El contexto de economía abierta, de alta vulnerabilidad, conjuntamente con los requerimientos crecientes de entrada de capitales para finan ciar el déficit del sector externo, obliga al Banco Central a privilegiar políticas monetarias restrictivas y la consecuente alta tasa de interés, a fin de frenar la demanda y evitar presiones sobre el sector externo y el tipo de cambio.
Se establece una alta tasa de interés a favor de la demanda por moneda nacional y activos financieros nacionales y entrada de capitales para disminuir la inflación. Ello actúa contra el sector productivo. Davidson, citando a Keynes, nos dice que “si las naciones permite libre movimiento de fondos a través de las fronteras nacionales, entonces ‘la autoridad no tendría control directo sobre la tasa de interés interna o para incentivar la inversión interna, y las medidas para incrementar la balanza de comercio favorable son [...] los únicos medios directos a su disposición para incrementar la inversión externa’ (Keynes, 1964: 336)” (Davidson, 2002: 476).
CONSECUENCIAS DE LA POLÍTICA MONETARIA RESTRICTIVA
El alza de la tasa de interés, por un lado aumenta el costo de financia miento y de la deuda y disminuye la inversión, y por otro contribuye a la apreciación cambiaria al estimular la entrada de capitales, por lo que las empresas nacionales quedan en el peor de los mundos posibles.
Resultan perjudicadas por los mayores costos financieros, por la restricción de la demanda y por la pérdida de competitividad frente a las importaciones, por lo que ven disminuida su posición en el mercado así como sus ganancias, lo cual reduce su capacidad de pago e inversión.
Asimismo, la política monetaria restrictiva termina presionando sobre el déficit fiscal, tanto por el aumento de la carga del servicio de la deuda como porque disminuye los ingresos públicos al restringir la actividad económica. Al crecer la tasa de interés más que la actividad económica y que el ingreso del sector público, se incrementa la relación de endeudamiento así como la carga del servicio del mismo, lo que condena al gobierno a restringir sus gastos (que a su vez contrae la actividad económica), a aumentar las concesiones de servicios públicos en favor del sector privado, y a vender activos para pagar pasivos y así disminuir el déficit fiscal.
Las presiones que las altas tasas de interés generan sobre las finanzas públicas, como sobre los mayores costos financieros de las empresas, terminan aumentando los precios, con lo que aumenta la oferta monetaria. Si las autoridades monetarias no acompañan dicho proceso, se generan problemas de iliquidez e insolvencia que desestabilizan al sector bancario y/o descapitalizan a los deudores nacionales.
Los países del Sudeste asiático no han cedido tanto terreno como América Latina al capital financiero en sus demandas de autonomía del Banco Central, lo que les permite mayor margen de libertad para el manejo de su política económica a diferencia de lo que sucede en nuestra región. Al respecto nos dice Ignacio Más que “la tendencia creciente de la independencia de los bancos centrales en América Latina está ocurriendo con la liberalización de los mercados financieros, en cambio en Asia, donde los mercados financieros están siendo liberalizados más lentamente, los bancos centrales permanecen bajo la esfera de influen cia del gobierno” (Más, 1995: 1642).
LA REDUCCIÓN DE LA INFLACIÓN NO ES A FAVOR DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO, SINO DE QUIEN CONTROLA LA MONEDA
Las autoridades monetarias mexicanas han reiterado que la mejor contribución al crecimiento de la economía es una inflación baja y, sobre todo, estable. Sin embargo, la reducción de la inflación no se ha traducido en crecimiento económico. El Banco Central autónomo, más que buscar el crecimiento con baja inflación, pretende garantizar las condiciones de rentabilidad al capital financiero internacional ubicado en el país, pues este pierde con la inflación y, más que nada, con la devaluación de la moneda en la que están sus inversiones. La autoridad monetaria está a favor de la reducción de la inflación, debido a que esta actúa contra la
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