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El problema de investigación de la intimidación a nivel internacional

karina1106Trabajo10 de Junio de 2014

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MARCO TEÓRICO

1.1. Antecedentes de la investigación

Como dicen Ortega y Mora-Merchán, 2000 (Citado en Postigo, 2009) en la actualidad es evidente que los cambios sociales han aumentado la visibilidad de la violencia en la escuela, fomentando su investigación.

Con la finalidad de ofrecer una visión panorámica de las investigaciones que se han realizado sobre la intimidación escolar revisaremos en este bloque, en primer lugar, investigaciones a nivel internacional, y en segundo lugar, se referirán algunos estudios hechos a nivel nacional.

1.1.1 Estudios previos a nivel internacional

La intimidación escolar (bullying) ha sido objeto de creciente atención y alarma social en los últimos años, aunque se trata probablemente de un fenómeno que ha estado siempre presente en nuestra sociedad. Desde el primer estudio longitudinal realizado por Olweus en Noruega, numerosos estudios han abordado este fenómeno en diversos países, donde la importancia social de la intimidación escolar ha ido en aumento (García, Pérez Giménez & Nebot, 2010).

En la actualidad, las investigaciones sobre la intimidación se hacen en casi todos los países. Merecen una atención especial los trabajos de investigación realizados en España y que son referente para otras investigaciones; aquí resalta el Estudio Cisneros X (Oñate y Piñuel, 2007) con una muestra de 24.990 alumnos de 14 comunidades autónomas, donde se encontró que el 13.90% de los alumnos es agredido por sobrenombres, el 10.40% por el silencio o no dirigirles la palabra. Se encontró también que la tasa de acoso entre niños es de 24.4%, la tasa de acoso entre las niñas fue de 21.6% y la tasa de acoso total fue de 23.3%.

Smith (2003) reporta informes nacionales sobre violencia en las escuelas realizados en 17 países europeos que alcanzan porcentajes de víctimas que van de 5 a 40; de agresores, de 5 a 25 y de espectadores, de 66 a 84. Por otro lado, un análisis de comportamiento relacionado con la salud en jóvenes en edad escolar realizado en 27 países por la Organización Mundial de la Salud (2003); encontró que entre 20 y 60% de los adolescentes de 13 años de edad habían llevado a cabo actos de intimidación en contra de sus condiscípulos, al menos por un tiempo, en 24 de los países considerados en el estudio (Citado en Barragán et al. 2010).

De acuerdo a Cerezo (2009) la problemática bullying se da en todos los centros escolares estudiados, situando el nivel de incidencia actual en torno al 23%. Está presente también en todos los niveles analizados, siendo los últimos cursos de educación primaria y los primeros de la secundaria obligatoria los que registran mayor incidencia, lo que confirma que el fenómeno se está generalizando en todo el alumnado.

García et al. (2010) investigaron la intimidación escolar y los factores relacionados en una muestra representativa de 2.727 alumnos de 66 centros escolares de secundaria de Barcelona (España). Analizaron la relación entre el acoso y diversos factores, incluyendo variables sociodemográficas, actitudes y comportamientos. Entre los principales resultados se halló que la prevalencia de acoso escolar fue del 18.2%, 10.9% y 4.3% en chicos, y del 14.4%, 8.5% y 4.5% en chicas de 2° y 4° de educación secundaria obligatoria y 2° de bachillerato o ciclos formativos de grado medio, respectivamente. Los factores que se asociaron con un incremento de la probabilidad de padecer acoso fueron el estado de ánimo negativo y la conducta violenta, mientras que tener mayor edad, el consumo de riesgo de alcohol, el consumo de cannabis e ir a bares y discotecas se asociaron negativamente.

Slee y Rigby (1993; véase Calvo, 2007) investigaron si existía relación entre los protagonistas que intervienen en las conductas de acoso (agresores y victimas) y las dimensiones de personalidad de Eysenck. Estos autores encontraron que se producía una asociación entre victimización e introversión y entre ser acosador y psicoticismo.

Mynard y Joseph (1997, véase Calvo,2007) intentan reproducir las conclusiones de Slee y Rigby (1993) en niños de edades comprendidas entre los 8 y los 13 años, por medio del Junior Eysenck Personality Questionnaire (EPQ-J: Eysenck y Eysenck,1975). Los alumnos valorados habían tenido diferente implicación en procesos de intimidación escolar: el 11% eras agresores, el 20% eran víctimas, el 18% fueron agresores y víctimas, y el resto no estuvieron implicados en ningún proceso de intimidación. Los agresores destacaron por sus puntuaciones más bajas en la escala de extraversión tanto los agresores como las víctimas puntuaron más alto en las escalas de neuroticismo y psicoticismo que los niños que no habían estado implicados en procesos de acoso.

En el estudio realizado por Cerezo (2001) sobre las variables de personalidad medidas a través del EPQ-J, los agresores suelen presentar unas dimensiones de personalidad específicas: elevado nivel de Psicoticismo, Extraversión y Sinceridad y un nivel medio de Neuroticismo. En las victimas destaca la alta puntuación en neuroticismo junto con niveles altos de ansiedad e introversión. En este caso se pudo apreciar que el psicoticismo es la dimensión de la personalidad que discrimina a los acosadores de las víctimas.

Las investigaciones que se hacen en Europa y Estados Unidos difieren del contexto latinoamericano por factores de orden cultural, económico, político y social.

Bajo este contexto en Latinoamérica, la violencia escolar se convierte en un problema de salud pública en la década de los 90 (Abramovay, 2003). Brasil, es el primer país de Latinoamérica donde se presenta la mayor prevalencia sobre este fenómeno.

En Sudamérica, Chile, Argentina y Brasil son los únicos países con un programa de seguimiento nacional y con participación en comparaciones internacionales. Así, Brasil, Argentina, Chile y países de Centro América como México y Puerto Rico, parecen ser los únicos con estudios serios sobre este fenómeno social. Sin embargo, todos los países de la región cuentan con estudios parciales sobre el tema. CCoicca (2010)

En Colombia, Cepeda-Cuervo et al. (2008) condujeron una investigación para determinar las características y el nivel de acoso escolar. Los resultados indicaron niveles de indiferencia, agresividad y otras formas de violencia en las escuelas. Un alto porcentaje de estudiantes es rechazado y humillado por sus compañeros. El nivel de acoso escolar resultó independiente del nivel socioeconómico de los estudiantes, pero dependiente del grado escolar en que se encuentren. Situaciones de acoso como “me dicen apodos que no me gustan” o “no cuentan conmigo para actividades de clase” son más frecuentes en los grados sexto, séptimo y octavo. Finalmente, a partir de los índices globales, de intensidad y estratégico se muestra que para un alto porcentaje de estudiantes, la escuela es un espacio que cada día trae más sufrimiento, donde se presentan múltiples situaciones de violencia que generan miedo y afectan la vida de los niños.

En México, Albores-Gallo et al. (2011) estudiaron la relación entre el tipo de psicopatología y el acoso escolar. Entre los resultados se encontró que el grupo de agresores tuvo asociación con las escalas de ansiedad, síntomas somáticos, oposicionismo y de conducta. El grupo de víctimas-agresores presentó asociación con los problemas de atención, oposicionismo y de conducta. En el grupo de víctimas las asociaciones encontradas fueron con los problemas de ansiedad. Estas diferencias fueron significativas frente al grupo control (neutros). Los autores llegaron a la conclusión que el acoso escolar se asocia con la psicopatología y requiere de atención psiquiátrica oportuna.

1.1.2 Estudios previos a nivel nacional

A continuación se presentan algunas investigaciones nacionales que nos permitirán ir conociendo como se presenta la intimidación escolar (bullying) en nuestro país.

La Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (2007) reportó a nivel nacional, que el 40% del total de escolares secundarios son víctimas de agresiones en las modalidades de ignorados (28%), excluidos (22%), discriminados (21%), físicamente agredidos (24%) y sexualmente acosados (10%).

Por su parte, Oliveros & Barrientos (2007) desarrollaron un trabajo de investigación con el objetivo de investigar la frecuencia, factores de riesgo de la intimidación (bullying) en un colegio particular de Lima Metropolitana con una muestra de 185 alumnos comprendidos entre el 4° grado de primaria y el 5° año de secundaria de un colegio particular de Lima. Entre los principales resultados se halló que habían sufrido bullying el 54,7% de los estudiantes, el 52.7% fueron mujeres y el 47.3% varones. La intimidación verbal había predominado con 38,7% de incidencia. La agresión individual había alcanzado similar porcentaje. El 84,3% de alumnos no habían defendido a sus compañeros. El tipo de agresión más frecuente fue poner apodos.

Landázuri (2007) realizó una investigación con el propósito de determinar la asociación entre el rol de agresores y el rol de víctimas de intimidación escolar, con la autoestima y las habilidades sociales. La muestra estuvo conformada por 663 alumnos entre 11 y 17 años de un colegio particular mixto de Lima. Se concluyó que las únicas áreas que permitieron establecer una mejor predicción del rol de agresor y el rol de víctima de intimidación fueron la Autoestima Social y la Autoestima Escolar. Se encontró una prevalencia

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