Ensayo Acerca De La Lay De Los Delitos De Imprenta

ENSAYO ACERCA DE LA LEY SOBRE DELITOS DE IMPRENTA

En un principio los delitos de imprenta eran considerados delitos menores, ya que muchas veces se les daba el carácter de delitos simples y disculpables, ya que a entender de los legisladores los daños o perjuicios que causaban eran de mínima importancia y debido a esto el castigo necesario debía ser simbólico o de carácter moral más que jurídico, así que con una reprensión seguida por una disculpa por parte del actor de la falta para con el ofendido bastaba para que la falta sea revertida.

En la actualidad las leyes consideran que dichas faltas tienen el carácter necesario para ser considerados verdaderos delitos y por consiguiente ser reprimidos como tal, debido a esta podemos notar como los delitos de imprenta, su interpretación del daño que causa y sus alcances ha evolucionado y por lo tanto legislador debe tomar las medidas necesarias para que en una primera instancia proporcionar los elementos para que el delito sea claramente identificable y en segunda los medios necesarios para revertir eficazmente el daño ocasionado.

Las leyes creadas con el propósito de legislar sobre medios de comunicación está plasmada de artículos de carácter interpretativo en gran medida y prohibitivos, sin dejar en claro el proceso y las sanciones que se deberán seguir como accionar para dichos delitos, aunque los delitos están plenamente identificados en teoría, la valoración de tales queda a consideración de los factores morales de cada sujeto, tomando en cuenta que el grado de estos así como su inclinación es totalmente variable dependiendo la cultura, educación, clase social, clase económica, región y otros factores entre otros la comprensión de las buenas costumbres y el significado de la misma en cada sector, zona o grupo social, y esto claramente afecta a la comunidad, al legislador y a la autoridad al momento de crear un juicio con respecto a un delito de este carácter, por lo tanto a mi análisis he de mencionar que aunque dichas acciones ya estén consideradas e identificadas como delitos mientras no se construya mediante el análisis y la experiencia medios legales para su control y sanción que sean de verdad efectivos, dichas leyes seguirán siendo obsoletas ya que los medios infractores siempre se las ingenian para identificar huecos jurídicos por los cuales brincarse la ley y cometer delitos sin el temor de una infracción o bien una condena para tal.

Muchos de estos conflictos de dan por la necesidad de respetar un derecho que goza de garantía constitucional, por una parte, y por otra, la conveniencia de resguardar los derechos de los individuos y de la sociedad frente a los ataques que puedan inferírseles, tal es la doble y difícil finalidad que debe llenar una ley de imprenta, y si al legislar no se toma debidamente en consideración alguno de estos puntos de vista, o se pospone uno en beneficio del otro, ha de resultar con seguridad una ley que no respeta a la imprenta la libertad que ella merece o que la autoriza para delinquir impunemente.

Al momento de referirnos a la exteriorización de ideas debemos referirnos en primera instancia al proceso primario que lo da origen y tal es el pensamiento, este es un proceso intelectual interno que radica el carácter fundamental de la personalidad humana. La facultad de generarlo, si bien está subordinada a fenómenos tanto internos como externos, es independiente. Las personas gozan, en consecuencia, de libertad para pensar, la que es absoluta porque permanece fuera del campo de la reglamentación jurídica y porque, dada su naturaleza íntima, sus abusos constituyen a lo sumo transgresiones de orden moral o religioso. Pero los pensamientos tienden naturalmente a exteriorizarse del fuero interno de las personas y entonces sí que son capaces de producir perturbaciones jurídicas cuando llegan a vulnerar derechos ajenos. La ley, cuya misión primordial es proteger los derechos de todos y de cada uno de los miembros del conglomerado social, debe contener las normas adecuadas para que la manifestación de los pensamientos sea respetada, y al mismo tiempo, para que ella respete los intereses de los demás. Para cumplir la primera finalidad las legislaciones de todos los Estados deberán ser garantizados generalmente con preceptos de índole constitucional, la facultad de expresar libremente los pensamientos. Para llevar a cabo la segunda, las legislaciones penales sancionan los delitos que pueden cometerse por todos los medios con que las ideas cuentan para manifestarse o difundirse.

Los actos de exteriorización del pensamiento pueden realizarse de dos modos que tienen diferente trascendencia según averigüe. Ellos son la revelación y la propagación o difusión. La primera se entienda como el pasar de información entre dos individuos que puede o no causar una trasgresión dependiendo la interpretación y como el receptor tome dicha información y la segunda es referible a la difusión de dichos pensamientos atreves de la propagación en medios masivos de comunicación, que de ser información maliciosa o de carácter perturbador para una sección de los receptores vendría dándose lo que se considera el carácter de delito. Motivo por el cual puede producir tanto grandes beneficios como graves daños para los individuos y la colectividad social dependiendo la interpretación.

El enorme desarrollo que han adquirido las publicaciones impresas, y el consiguiente aumento de su influencia en la opinión pública es motivo que tiene por efecto que la imprenta sea hoy un instrumento apto para aportar tanto los mayores beneficios como para acarrear los más graves daños a la colectividad social; y un poder de tanta magnitud debe estar, lógicamente, controlado en forma eficiente, tanto en resguardo de su propio prestigio, como en defensa de la tranquilidad pública. Ya no es aceptable la antigua creencia de que las malas publicaciones tienen su propia

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