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Ensayo Sobre El Narcotrágico En Michoacán


Enviado por   •  20 de Mayo de 2014  •  2.220 Palabras (9 Páginas)  •  283 Visitas

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Por MICHAEL WEISSENSTEIN, AP, 05/11/2012

El narco y sus métodos de gobierno

AP envió a un reportero dos días con el Batallón 51 de la 43ra Zona Militar, en Michoacán. Ésta es su crónica.

APATZINGAN, México (AP) — Con un estruendoso rugido, los camuflados camiones militares salen de la base, mientras los soldados mexicanos a bordo ajustan sus pasamontañas y se aferran a sus fusiles Heckler & Koch G3.

El convoy de tres camiones se distancia de la base para patrullar la árida y montañosa región en el estado occidental de Michoacán, cuando suena dentro de uno de ellos una radio con la frase "Tres R's, de 53": Tres vehículos del ejército están yendo hacia ustedes.

Pero no era la voz de ningún soldado, sino de un miembro de los Caballeros Templarios, un cartel narcotraficante cuasirreligioso que controla la zona y, de hecho, casi todo el estado. Tiene una red de espías que vigila los movimientos de los militares y de la policía a toda hora. La agrupación criminal no sólo se financia con el tráfico de metanfetaminas y marihuana y con la extorsión, sino que también administra carreteras, controla la economía local y funge de cobrador de deudas para los habitantes frustrados con la ineptitud del sistema judicial, dicen soldados.

"Sobre todo aquí en la ciudad, gracias a esa organización que tienen con tanta vigilancia, tan bien organizada, tan bien hecha, les permite andar en la ciudad con alguna soltura", dice el teniente coronel Julices González Calzada, líder de la patrulla.

Felipe Calderón inició su presidencia en diciembre del 2006 despachando al ejército a Michoacán, su estado natal, para combatir el crimen organizado ante el temor de que los carteles pasarían de ser organizaciones criminales a controlar la sociedad civil. Su gobierno sostiene que ha asestado duros golpes a los grupos narcotraficantes mediante una ofensiva enfocada en el liderazgo, que ha llevado a la muerte o captura de 25 de los 37 hombres más buscados del país.

Pero Calderón no ha logrado impedir que los cárteles se infiltren en la sociedad en los áridos parajes de Tierra Caliente, donde reinan las mafias y mucha gente se ha ido porque no pueden vivir o trabajar con seguridad. El gobierno eliminó a la cúpula del cartel anterior, La Familia Michoacana, pero otra agrupación denominada los Caballeros Templarios pasó a controlar la zona.

Los soldados dicen que no pueden hacer mucho ante un adversario que se infiltra entre la población, y que cuando logran asestarle un golpe a la organización, está tan profesionalizada y jerarquizada que sin mucho contratiempo se recupera.

Actualmente, por lo general, ambos bandos coexisten.

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Para poder captar la visión del conflicto desde el punto de vista del soldado común, The Associated Press pasó dos días con el Batallón 51 de la 43ra Zona Militar, un vasto páramo patrullado por unos 3.000 militares, una cantidad que se ha duplicado desde que Calderón lanzó su ofensiva. El general Miguel Angel Patiño, el oficial a cargo de la región, dice que "hemos estado haciendo nuestro trabajo día a día y hemos limitado muchísimo su actuación. Entonces ya no tienen esa libertad de acción que tenían antes".

Pero al patrullar los áridos bosques, los campos de aguacates y los humildes poblados, queda claro que el cartel reina sin mucha restricción. Los soldados señalan las pintorescas mansiones provistas de aire acondicionado que se destacan entre la multitud de viviendas pobres.

En las colinas que rodean a El Alcalde, un pueblo a 19 kilómetros (12 millas) de Apatzingán, hay unas instalaciones deportivas recién construidas, con un ruedo para las peleas de gallos, y una plaza de toros con capacidad para cientos de personas. Los establos cuentan con caballos robustos y bien cuidados. Los militares sostienen que las instalaciones fueron obra de los Caballeros Templarios.

El gobierno de Calderón sostiene que sus esfuerzos están reduciendo la violencia en México, aunque hace más de un año dejó de reportar el número de muertes en la lucha contra las drogas cuando la cifra ascendía a 47.500 desde el inicio de su sexenio. Muchos grupos privados calculan que ahora suman unos 60.000.

Ciertamente hay más calma en Tierra Caliente, donde en el 2009 La Familia arrojó los cuerpos torturados de 12 policías federales que trabajan en la zona.

En el 2010, la policía se enfrascó una batalla con pistoleros del cartel durante varios días cuando los delincuentes secuestraron autobuses y les prendieron fuego, bloqueando varias carreteras en la capital del estado, Morelia. Las autoridades dicen que la matanza culminó una vez que cayó el fundador de La Familia, Nazario Moreno González, aunque sus restos no han sido hallados.

Los militares dicen que los enfrentamientos ahora no ocurren más que una vez por mes. Pero hasta el general admite que eso se debe a que los Caballeros Templarios le ganaron la guerra a una organización criminal rival.

"Y lo que están haciendo los Caballeros Templarios es mantener un control muy estrecho en la delincuencia organizada de esta área", dijo Patiño. "Ese dominio del cartel le ha permitido al área, hasta cierto punto, mantenerse un poco tranquila".

Y ciertamente la mayoría de los habitantes son discretos. Nadie quiere hablar del cartel que domina su zona.

Cuando el entonces alcalde de Apatzingán fue interrogado por reporteros el año pasado sobre la ola de secuestros, el funcionario casi se puso a llorar.

"Me dan ganas de irme, de renunciar a este trabajo, porque yo no estoy hecho para esto. No puedo garantizar la seguridad de todos, no puedo asegurar siquiera la de mis hijos, que también corren peligro", dijo el entonces alcalde, Genaro Guízar en una emotiva entrevista con el canal de televisión Milenio.

La presidencia declinó hacer comentarios directamente sobre la situación en Tierra Caliente, pero refirió a la AP a un discurso que Calderón pronunció este año en Michoacán enfatizando la importancia de purgar a las policías locales, estatales y federales de corrupción, a fin de que las agencias tengan la legitimidad y credibilidad para investigar crímenes y enjuiciar a los sospechosos.

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El territorio del cartel comienza a la entrada de la base militar en el centro de Apatzingán. Las cinco entradas son vigiladas todo el tiempo por los Caballeros Templarios, al igual que ocurre casi con toda salida de cada carretera, puesto de peaje y plaza pública, dicen los soldados.

El cartel está conformado mayormente por hombres de Tierra Caliente, y se consideran una orden cristiana mística dedicada a la protección de la población de los abusos de

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