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Ensayo Sobre El Plan Nacional De Desarrollo

oskarrito5 de Octubre de 2011

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CONSIDERACIONES CRÍTICAS AL PLAN NACIONAL DE DESARROLLO 1995-2000. PERSPECTIVAS DE UNA ALTERNATIVA NEOKEYNESIANA.

Héctor R.Nuñez Estrada.

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Introducción.

Los Planes Nacionales de Desarrollo tienen sus antecedentes en la programación sectorial surgida en los años setenta como un intento de racionalizar las acciones del sector público, surgieron programas en educación, agricultura, industria, etc. Posteriormente, a principios de los años ochenta, en el régimen de López Portillo se elabora el Plan Global de Desarrollo. Con estos precedentes en el sexenio de De la Madrid y en el de Salinas de Gortari se elaboran los Planes Nacionales de Desarrollo. Sin embargo, hay que considerar que dichos planes no eran un mero ejercicio técnico, sino que subyace en los dos últimos la concepción política neoliberal como resultado de que representantes de esa corriente tomaron el poder en 1982.

Sin embargo, existe un común denominador en todos ellos, establecen siempre objetivos de beneficio social y mejoramiento de los niveles de vida de la población, también fijan metas de alto crecimiento del producto interno bruto, sin embargo como es evidente por el estado actual de la mayor parte de la población muy poco o nada se ha cumplido, quizá de ahí se derive que en el discurso gubernamental siempre se repita el que "aun falta mucho por hacer". Hay que considerar también que las presentaciones de los Planes son fastuosas, pero debido a los resultados obtenidos y a que al final de cada sexenio se acumula tal desprestigio a los presidentes en turno que ya no se acuerdan de realizar la evaluación de lo alcanzado, en relación a lo que se fijó como objetivos y metas a alcanzar. Muchas veces, incluso, se realizaron acciones trascendentes que no se consideraron en los Planes, tales como la venta masiva de empresas públicas, la reprivatización de los bancos, el ingreso al TLC, firmas de acuerdos internacionales que han comprometido la soberanía nacional, etc.

Durante la etapa inicial de auge de la planeación en el aparato administrativo gubernamental se empezaron a formar cuerpos especializados, llegándose a establecer subsecretarías de planeación en casi todas las Secretarías de Estado e incluso la Secretaría de Programación y Presupuesto, que fue la entidad que tenía como responsabilidad la formulación y el seguimiento del Plan. Sin embargo con los recortes presupuestales desaparecieron estas dependencias especializadas, convirtiendo el ejercicio de planeación en un requisito a cumplir porque así lo señala la Constitución y la Ley de Planeación.

Hay que considerar que aunque han existido buzones y foros para recoger aportes de la población sobre los diversos capítulos del Plan, en realidad no se conocen los mecanismos de consulta y el cómo las sugerencias se tomarán en cuenta, desde mi punto de vista, los lineamientos establecidos plasman el contenido neoliberal, que el gobierno ha impulsado desde el régimen de De la Madrid, al margen de las aportaciones y propuestas que hagan los miembros de la sociedad.

De ahí que a pesar de la existencia de planes nacionales, las crisis recurrentes que se han presentado en la economía mexicana como resultado de la aplicación del llamado modelo neoliberal han provocado un cuestionamiento de amplios sectores sociales a los gobiernos que lo han instrumentado, ya que los efectos negativos lo resiente la mayor parte de la población, en términos de reducciones sustantivas de sus niveles de ingreso, de aumento desproporcionado en los volúmenes de desempleo, de problemas de subsistencia de gran cantidad de empresas de diverso tamaño y de subordinación de la política económica a los intereses directos del Fondo Monetario Internacional y del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Ese es el marco en el que se ha presentado el más reciente Plan Nacional de Desarrollo, que si bien en tiempo se presenta de acuerdo a lo establecido por la Ley de Planeación, en contenido, desde mi punto de vista, no analiza las causas estructurales que no han permitido un desarrollo económico sostenido en los últimos 12 años y por lo tanto no permite realizar una perspectiva con viabilidad.

Existe un debate desde diversas perspectivas teóricas y políticas en relación al rumbo del proceso de desarrollo que debe seguir nuestro país y del papel del Estado, la neoliberal ha sido la hegemónica desde 1982. Es evidente que una reorientación de la política económica hacia otro tipo de modelo presupone el ascenso de fuerzas sociales que permitan la sustitución del modelo neoliberal. Considero que el neoliberalismo corresponde a una corriente política de derecha que favorece, sin mediaciones, el poder del capital financiero y la subordinación absoluta del interés nacional a los de Estados Unidos, es como alguien ha dicho, la expresión del capitalismo salvaje.

En el presente artículo analizo el capítulo 5 del Plan Nacional de Desarrollo, denominado Crecimiento Económico, en el cual se plantean los objetivos de la política económica por instrumentar en el periodo 1995-2000, la estrategia para el crecimiento de la producción y del empleo presentados por el presidente Zedillo, a finales de mayo del presente año, que da continuidad a la política neoliberal. Posteriormente se incorporan concepciones neokeynesianas sobre el incremento de la producción y el empleo que constituyen una crítica al modelo neoliberal y que de hecho representan una alternativa que puede contribuir a enriquecer a las que en nuestro país se han ido construyendo paulatinamente, a fin de desmentir el aserto gubernamental de que solamente es viable el modelo que él ha impuesto y que a pesar de las profundas crisis considera que solamente se requieren algunos ajustes. Mi punto de vista es que la sociedad mexicana deberá considerar otros caminos, los cuales ha empezado a construir, con su acción, el despertar de la sociedad civil.

El capítulo económico del Plan Nacional de Desarrollo

Durante el llamado periodo del desarrollo estabilizador no existían los Planes Nacionales y México tuvo un crecimiento alto y sostenido durante un largo plazo. Paradójicamente a partir de 1982, en los últimos tres periodos presidenciales se han elaborado planes nacionales de desarrollo, cuando fue impuesto el modelo neoliberal que se basa en la desregulación de la actividad económica y en el retiro del Estado de la actividad productiva, el crecimiento en promedio ha sido sumamente bajo. También hay que considerar que la planeación se establece en México cuando ya había dado muestras de su inefectividad en países de economía centralizada y en países que la habían establecido de manera indicativa. El modelo neoliberal se basa en que todo debe regirlo las leyes del mercado, por lo cual desde esta perspectiva la planeación debería ser un contrasentido. Quizá por eso los objetivos y metas propuestas en los planes anteriores no solamente no se alcanzaron, sino que se tuvieron resultados inversos a los planteados en materia de crecimiento económico, empleo y bienestar para la población. Hay que agregar que el marco en el cual se presenta, por el presidente Zedillo, el nuevo Plan Nacional de Desarrollo es de una depresión económica muy severa, lo que hace más difícil alcanzar los objetivos y las metas establecidas.

En el Plan Nacional de Desarrollo 1995-2000 se establece el objetivo estratégico fundamental que se propone: "Promover un crecimiento económico vigoroso y sustentable que fortalezca la soberanía nacional, y redunde en favor tanto del bienestar social de todos los mexicanos, como de una convivencia fincada en la democracia y en la justicia" (PND, 1995). Este objetivo no deja de ser un deseo sin ningún fundamento a la luz de los resultados de 12 años de neoliberalismo y del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y del Acuerdo firmado entre los Estados Unidos de América y México para la estabilización de la Economía Mexicana, cuyas cláusulas no dejan duda de que la política económica que se instrumenta en México se elabora en Washington y que por tanto han vulnerado la soberanía económica, aunque alguien podría rectificar de que se elabora aquí y se aprueba en Washington, con cuya corrección estaría de acuerdo (ver: Núñez, et. al., 1995). Como resultado de tales acuerdos se aplica el PARAUSE que es un programa depresivo que atenta contra el bienestar de la población, pues aparte de que ha bajado los niveles de ingreso está provocando niveles de desempleo sin precedente en la población.

La profundidad de la contracción provocada por los acuerdos internacionales comentados se expresa en diversos indicadores, entre otros, en la reducción de la base monetaria, pues según cifras del Banco de México, el 31 de diciembre de 1994 había 56,935 millones de nuevos pesos y para el 16 de junio de 1995 se contrajo a 47,046, es decir, una reducción del circulante de -9,889 millones de nuevos pesos, alrededor del 15%. También el crédito interno neto se colapsó de 24,197 millones de nuevos pesos el 31 de diciembre de 1994 a solamente N$-17,321 millones el 16 de junio de 1995, lo que implica una reducción de -41,518 millones de nuevos pesos, lo cual significa que en términos netos el crédito ha estado cerrado y solamente hay pagos a empréstitos anteriores, lo cual se debe entre otros factores a la reducción de los flujos de efectivo, disminución de las ventas, caída de las expectativas y la alta tasa de interés activa (datos publicados en El Financiero, 22 de junio de 1995).

La inversión productiva también se ha desplomado, lo cual significa que la inversión bruta fija haya sido negativa durante el primer bimestre

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