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Es necesaria la reforma petrolera en México?

gordonegroPráctica o problema2 de Noviembre de 2013

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Es necesaria la reforma petrolera en México?

La Reforma energética puede definirse como el cambio del marco jurídico que permita la participación de empresas privadas y sociales en la generación y distribución de la energía eléctrica, en la extracción y el procesamiento de petróleo, y en la producción de otras formas de energía.

La reforma energética es urgente en México; la demanda de energía crece más rápidamente que el Producto Interno Bruto (PIB) y hasta ahora las dos terceras partes de la generación de energía se han logrado quemando hidrocarburos, es decir, recursos naturales no renovables.(1) Desgraciadamente las reservas de petróleo probadas se han reducido a la mitad, porque el descubrimiento de nuevos yacimientos ha sido insuficiente para compensar la producción; se ha llegado a calcular que de seguir al mismo ritmo, la extracción de los hidrocarburos y la demanda de ellos para el consumo interno y para la exportación, las reservas se agotarán en unos 13 años.

Obviamente este plazo se puede alargar en la medida en que se descubran nuevos yacimientos, pero las exploraciones en tierra firme y en aguas someras han dado escasos resultados; se ha publicado en la prensa que los nuevos mantos descubiertos alcanzan apenas para compensar una tercera parte de la caída de la producción de Cantarell.

Los técnicos consideran que en aguas territoriales mexicanas del Golfo de México se encuentran reservas enormes de unos 50 mil o 60 mil millones de barriles, pero desafortunadamente éstas se hallan a unos dos mil metros por abajo del fondo del mar y Pemex carece de los recursos financieros y técnicos para emprender la exploración y la perforación de este tipo de pozos.

Pemex podría tener los recursos económicos necesarios si el gobierno le diera un tratamiento fiscal igual al de cualquier empresa industrial, pero esto no es posible en el mediano plazo, porque la hacienda pública depende en más de 30% de sus ingresos de las ministraciones que recibe de Pemex y si éstas se redujeran al nivel normal habría que sustituirlas por otros impuestos de los cuales el más lógico, técnico y viable sería la homologación del IVA; sin embargo, esta solución parece políticamente imposible por la cerrada oposición a ella de los legisladores del PRI y del PRD. Si Pemex no puede contar con los fondos necesarios ni con la tecnología de punta requerida para explotar los recursos existentes a gran profundidad en el mar, la única forma de lograrlo es asociarse de alguna manera con empresas internacionales que tengan tecnología, capital y experiencia suficientes; esta asociación podría revestir diferentes formas: o bien la nación le pagaría una renta fija a la compañía internacional, o le pagaría en efectivo una proporción de lo extraído a los precios del mercado o contrataría con ella pagarle con una proporción del petróleo extraído.

En el caso del pago de una renta fija se corre el peligro de que el país asuma la totalidad de los costos de la exploración sin que obtenga a cambio ni un solo litro de petróleo; la empresa por su parte no tendría ningún estímulo para explorar concienzudamente, porque de todas maneras recibirá la cantidad convenida encuentre o no los hidrocarburos esperados. Las otras dos formas de asociación son rechazadas por las fracciones parlamentarias priistas y perredistas por considerar que en cualquiera de sus modalidades vulneran la soberanía nacional; las razones que esgrimen para sostener este despropósito escapan al entendimiento de cualquier persona sensata.

¿Qué hacer entonces? Si se dejan las cosas como van, si no se modifican las tendencias del consumo y de la producción y si no se modifica la cerrazón de las dos facciones “revolucionarias”, se agotarán las reservas en 13 o si se prefiere en 15 o en 20 años y entonces el país se enfrentará a severas limitaciones para su crecimiento y se convertirá en más dependiente que ahora del extranjero; en primer lugar irá disminuyendo el volumen de las exportaciones de petróleo y derivados hasta que desaparezcan, es cierto que actualmente sólo significan 11% de las totales, pero de todos modos suman una ingente cantidad de divisas.

En segundo lugar, la producción será cada vez más insuficiente para surtir el mercado interno y aumentarán las importaciones de hidrocarburos hasta que México se convierta en vez de exportador en importador de petróleo y sus derivados. Habrá que encontrar nuevos productos, nuevos mercados y nuevos nichos para la exportación que sustituyan las exportaciones petroleras; habrá que aumentar los gravámenes fiscales a las empresas y consumidores para sustituir los recursos que Pemex entrega al fisco. Eso sí, México conservará su soberanía intacta.

Peor aún, el petróleo que México importe será excesivamente caro, ya que la zona norteamericana formada por nuestro país, Estados Unidos y Canadá es la parte del mundo con más altos precios y menores reservas por lo que se verá obligado a comprar a países como los árabes, Irán o Venezuela, que podrían presionar a quien les compre para que apoyen aventuras mesiánicas.

Los precios altos de los energéticos restan competitividad a cualquier país, porque el mundo moderno depende tanto de la electricidad como de los hidrocarburos en la industria como en el comercio, servicios, agricultura y consumo doméstico.

Final mente, Como no es posible modificar en lo más mínimo las condiciones de exploración, extracción o transporte del petróleo, porque se oponen a ello argumentos partidarios y populistas, la verdadera reforma energética debe consistir en disminuir la combustión de recursos no renovables, contaminantes y caros para impulsar su sustitución por la generación de electricidad limpia, no contaminante y barata como la hidráulica, la eólica y la nuclear.

PEMEX COMO EMPRESA PÚBLICA O PRIVADA

El tema de PEMEX, y de la privatización en particular, ha suscitado controversia especialmente en años recientes. Por un lado, se encuentran aquellos que están a favor de ella, mientras que otros argumentan que tal acontecimiento amenazaría.

PEMEX cuenta con una larga historia, remontándonos a la década de 1930 cuando el Sr. Lázaro Cárdenas era presidente de la República. A través de los años se han presentado diversas crisis que han puesto a PEMEX en graves problemas. Sin embargo, pese a todo PEMEX ha seguido operando. En la actualidad PEMEX enfrenta una de las más grandes crisis de su historia; tan grave que puede llegar a desaparecer.

Son muchos los problemas existentes que aquejan a esta empresa. Se ha hablado de soluciones que podrían eliminar estos problemas, pero la realidad es que poco o nada se ha hecho al respecto. La privatización es una de las alternativas que ha propuesto el Poder Ejecutivo para hacer frente a la crisis por la que atraviesa PEMEX.

En un país plagado por corrupción, no es de sorprenderse que ésta exista dentro de una organización controlada por el gobierno como es PEMEX. Son millones de dólares los que están en juego, y aparentemente la privatización es la solución más viable.

Es importante llegar a un acuerdo urgentemente. Comparado a otras naciones, México está rezagado en la industria petrolera. La competitividad es muy baja y esto se ha ido acrecentando en años recientes .

La pregunta es: ¿La privatización es en realidad la solución más viable? ¿Podrían existir otras posibles soluciones que eliminen la crisis? Encontrar una solución intermedia sería lo óptimo, pero si ambas partes de la política nacional no se ponen de acuerdo, podría llegar a ser demasiado tarde

PEMEX PRODUCTIVIDAD CERO

Una de las leyes fundamentales en la economía es la llamada ley de los rendimientos decrecientes. Esa ley afirma que si una tierra o empresa donde trabajan 5 campesinos u obreros, le seguimos aumentando personal, llegara el momento que la producción generada por los nuevos trabajadores, producción marginal, empieza a decrecer, hasta que la contratación de nuevos trabajadores ya no se traduce en ningún aumento de producción. En otras palabras, hay trabajadores cuya producción es cero.

En la burocracia gubernamental se da claramente este fenómeno. En muchas oficinas trabajan 10 personas realizan el trabajo de 5. En términos económicos la producción marginal de 5 a cero. En términos sociales todos nosotros los mantenemos atreves de nuestros impuestos sin que produzcan nada para la sociedad. Muchos sindicatos y políticos ocultan el perjuicio social de la productividad cero y la violación de la ley de los rendimientos decrecientes. Presentan cada nuevo empleo como una ‘conquista sindical’, aunque no produzcan nada. Al despido de trabajadores con productividad cero lo califican como antisocial y causa del desempleo.

Este mismo fenómeno se ha dado en empresas paraestatales. La dirección de petróleos mexicanos reconoció públicamente que en 1993 generan con 120,000 trabajadores la misma producción que con 240,00 en 1989. Eso quiere decir que toda la sociedad mexicana pago a través de impuestos y el precio de una gasolina cara y mala a 120,000 trabajadores, el 50% de la planta laboral de PEMEX, cuya productividad era cero.

Esa situación injusta, inmoral, antieconómica y anti social, que se enmendó con el despido de esos trabajadores quiere ser presentada por algunos partidos políticos, socialistas nostálgicos y demagogos populistas, como una política neoliberal y antisocial. Una da la gran diferencia entre los países desarrollados y con el más alto nivel de vida y los subdesarrollados, es que en a aquellos generalmente

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