Estado Benefactor
romiramljak21 de Junio de 2014
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El Estado Benefactor y el contexto en el que se enmarca la educación
Este tipo de estado dice Filmus, es denominado de distintas maneras: Estado Populista, Estado Nacional-Popular, Estado de Compromiso, Estado Social, entre otras denominaciones, coincidiendo en que uno de sus rasgos en lo económico es su carácter marcadamente intervencionista.
Filmus dice que el acceso del Radicalismo al gobierno, no significa un cambio en el eje donde se organiza el sistema educativo, siendo varios los que obtienen la conducción del gobierno y ninguno de ellos consigue brindar alternativas al desarrollo educativo.
Tras catorce años de gobierno radical, laxo y favorable a la espontánea expresión de las diversas fuerzas que coexisten en la sociedad argentina, queda al descubierto un hecho decisivo: el país criollo se desvanece poco a poco y por sobre él se constituye una nueva Argentina, cuya fisonomía esboza la cambiante composición de la sociedad. Poco a poco se constituye una vigorosa clase media de empleados, de pequeños propietarios y comerciantes, de profesionales que, concentrada en las ciudades, impone cada vez más al país su propio carácter ignorando a las nostálgicas de minorías tradicionales. Esa clase media es la que asciende al poder con el radicalismo y, tímidamente, propone una nueva orientación para la vida argentina.
Con la Primera Guerra Mundial, con la Crisis del 30 y con la Segunda Guerra Mundial, en Argentina caen las exportaciones de materias primas, como así también las importaciones manufactureras, lo que obliga a desarrollar una industrialización sustitutiva. Como en Argentina no existen sectores económicos, ni políticos que llevaran a cabo este proceso de industrialización, es el propio Estado quien lleva la iniciativa de conducir este nuevo momento. El cual se caracteriza en que los nuevos actores que surgen con este modelo cuestionan la legitimidad de este tipo de Estado, segundo, conducen a un proceso de acumulación que no se encuentra acompañado de políticas redistributivas ni de mecanismos democratizadores del poder político. Recién con la llegada del Peronismo al gobierno se va a desarrollar el Estado de Bienestar en toda su potencialidad. [11]
Continúa diciendo Filmus, que con la modificación de los requerimientos educativos del aparato productivo es que se transforman las funciones principales del sistema educativo. A partir de nuevas circunstancias que se producen en el mercado internacional y con la crisis de los años "30, caen las exportaciones de materias primas y las importaciones de manufacturas. Esta situación, asociada a la existencia de sectores de civiles sin capacidad económica y de decisión política para encabezar el proceso de industrialización, fuerza al Estado a tomar la iniciativa del desarrollo de áreas de producción y de servicios. [12]
Por otra parte, la alianza de los sectores favorecidos con el proceso de industrialización y el crecimiento del mercado interno, hace posible la incorporación a la conducción del país de sectores históricamente marginados; entre otras características, el apoyo plesbicitario, la apelación constante a la movilización popular y el liderazgo carismático, constituyen características desde lo político. Mientras que en lo social, el Estado se transforma en garante de los derechos sociales, pone en marcha un proceso de redistribución de los recursos a favor de los sectores trabajadores, desarrolla actividades para satisfacer necesidades de salud, vivienda, educación, entre otras, de los sectores sociales más necesitados, permitiendo a estos grupos el acceso a los bienes que la sociedad produce. Y la función educativa constituye parte de la política social, incorporando a nuevos sectores a la participación social, aumentando la tasa de la matrícula educativa, como un derecho de los ciudadanos, además de estrategia de capacitación de mano de obra para incorporarse a la creciente industria, formando para el trabajo, atento a los requerimientos de niveles técnico-profesionales y de oficios y especialistas; además de ser el sistema educativo el único que podría brindar masivamente una disciplina laboral a la gran cantidad de trabajadores rurales provenientes del interior del país.[13]
Hacia 1944 se trata de poner en funcionamiento un plan de acción para consolidar el poder de los grupos dominantes, organizando las fuerzas económicas y sociales del país, de tal manera que quedaran al servicio de los designios de hegemonía continental, que acariciaba el Estado Mayor del Ejército. Estas ideas son expuestas por Perón en un discurso pronunciado en la Universidad de La Plata y transformadas en el fundamento de su futuro programa político. [14]
Los sectores obreros acogen con satisfacción la inusitada política laboral del gobierno que los favorece en los conflictos con los patrones, estimulando el desarrollo de las organizaciones obreras adictas y provoca el alza de los salarios; pero subsisten en su seno muchas resistencias de quienes conocen la política laboral fascista. En el ejército, de igual forma, algunos grupos reconocen la capacidad de conducción de Perón y aprueban su plan de atraer a los obreros con el ofrecimiento de algunas ventajas para sujetarlos a los ambiciosos planes del Estado Mayor; pero otros no tardan en descubrir el peligro que entraña la organización de poder que Perón erige rápidamente en su beneficio, y opinan que constituye una amenaza para las instituciones democráticas. [15]
Las clases medias de Buenos Aires ignoran que, en los últimos años y como resultado de las migraciones internas, se ha constituido alrededor de la ciudad un conjunto social de caracteres muy diferentes a los del suburbio tradicional. Los nuevos obreros industriales pueblan los suburbios, provenientes de las provincias del interior y que cambian su miseria rural por los mejores jornales que les ofrece la naciente industria. Los partidos políticos ignoran esta redistribución ecológica; pero Perón la percibe, descubriendo la peculiaridad psicológica y social de esos grupos y encuentra el lenguaje necesario para comunicarse con ellos; generándose un nuevo reagrupamiento político que contrapone esas nuevas masas a los tradicionales partidos de clase media y de clases populares, que aparecen confundidos en lo que empieza a llamarse la "oligarquía".[16]
Antes de entregar el gobierno, Farrell interviene todas las universidades y expulsa a todos los profesores que tienen alguna militancia contra Perón. El nuevo presidente continúa con la remoción de cuadros administrativos y judiciales, hasta en la Corte Suprema de Justicia. Todo ello, gracias al incondicionalismo del parlamento que le permite solapar todos sus actos de una apariencia constitucional; característica que prevalece en todo su gobierno, apoyado por las masas.[17]
Cuando el Peronismo llega al poder en la Primera Presidencia de Perón, menciona Adriana Puiggros, la oligarquía y la clase media alta, opuestos a las políticas llevadas adelante por el General Perón, ven que sus intereses corren ciertos riesgos por parte de los "cabecitas negras", que comienzan a invadir las escuelas; actitud ésta que condice con la que ya se manifiesta en otros tiempos con respecto a los inmigrantes y los anarquistas a principios de siglo. [18]
El presidente Perón cuenta con una inmejorable situación económica. Gracias a la guerra mundial el país vende durante varios años a buenos precios su producción agropecuaria y acumula fuertes reservas de divisas, a causa de la imposibilidad de importar productos manufacturados. Las reservas de divisas aumentan hasta 1950, a causa de las buenas cosechas y de la demanda de productos alimenticios por parte de los países que sufren las consecuencias de la guerra. Esa circunstancia permite a Perón desarrollar una economía de abundancia que implica asegurarle la adhesión de las clases populares. [19]
La legitimidad y la fuerza del gobierno están dadas por el apoyo del ejército, la Iglesia y las organizaciones obreras. De esta forma, la política laboral tiene tres aspectos significativos. El primero dado por la propaganda gigantesca y bien organizada a todos los rincones de la República, llevando el testimonio de preocupación por el bienestar de los descamisados, acompañado de los discursos del presidente y su esposa, inundados de explosión sentimental. El segundo, estableciendo una organización sindical rígida a través de la Confederación General del Trabajo, agrupando a varios millones de afiliados, obligados a incorporarse y a contribuir automáticamente; que responden incondicionalmente a los designios del gobierno, transmitiendo sus consignas hacia los sindicatos, de ahí a los delegados de fábrica y hasta llegar a la base. El tercero, manteniendo una política de salarios altos, mediante una intervención directa del Ministerio de Trabajo y Previsión, junto a leyes jubilatorias, indemnizaciones por despido, vacaciones pagas, aguinaldo y otras ventajas a los asalariados. [20]
En política económica, su rasgo predominante es el intervencionismo estatal y la nacionalización de los servicios públicos. Se crea el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio para comercializar las cosechas, que sirve para favorecer los intereses de grupos económicos ligados al gobierno, que se enriquecen con el régimen de control de exportaciones e importaciones. Y al mismo tiempo, permite el gobierno que determinados sectores de la industria media y liviana prosperen considerablemente, gracias a los créditos que otorga el Banco Industrial y el profuso consumo estimulado por los altos salarios, también es proclamada la recuperación de los ferrocarriles, lo mismo se hizo con los teléfonos, el gas y la navegación fluvial. Pero la preponderante preocupación
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