Estudio de Caso. “Yo soy Malala” “Apoyemos a Malala
Cgomez290126Ensayo2 de Septiembre de 2021
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Estudio de Caso.
“Yo soy Malala” “Apoyemos a Malala – la educación de las niñas es un derecho” es el lema de un acto que tuvo lugar el 10 de diciembre de 2012 en la Sede de la UNESCO, coincidiendo con el Día de los Derechos Humanos. Organizado por la UNESCO y el gobierno de Pakistán, su objetivo era impulsar políticas para garantizar el derecho de todas las niñas a acudir a la escuela. El acto rendía homenaje a Malala Yusafazi, la adolescente de 15 años que sobrevivió a un intento de asesinato por haber defendido el derecho a la educación de las niñas pakistaníes, a quienes el régimen talibán prohíbe ir a clase en el valle del Swat. Esa prohibición viola el derecho humano a la educación y a la igualdad entre los sexos.
Reflexiòn.
Malala Yousafzai tuvo una gran valentía al cuestionar las ideologías que rodeaban su sociedad, en torno a la inclusión en la educación, a su vez no solo se enfocó en ese ámbito, también incursionó en promover una cultura y sociedad pacífica tanto en las relaciones internas, como externas, pero este caso no se debe observar como un tema aislado, ya que si se examina el contexto de los hechos por los que pasó Malala podemos fácilmente realizar una comparación con nuestra localidad y época actual. Malala al ser influyente en la lucha de la inclusión femenina en la educación, tiene relación directa con lo que hoy se conoce mayormente, como “movimiento feminista”. Para entender mejor dicho concepto se debe incursionar un poco en su etimología, “el término feminismo nació en Francia y desde finales del siglo XIX se hizo popular como sinónimo de emancipación de la mujer, principalmente asociado al derecho al voto y la participación política.” Ya que tenemos claro dicho concepto es hora de relacionarla con nuestra localidad o nacionalidad, en este caso se hace referencia al país de Colombia, “La mayoría de personas en Colombia reconoce los problemas de violencia, inseguridad, pobreza, corrupción e injusticia social que vive el país, pero muchas menos perciben o aceptan que también hay discriminación y desigualdad de género.” Sin embargo cabe resaltar que si existe, pero no de la manera que muchos piensan, ya que dicha falta de equidad entre los géneros es a causa de que la identidad femenina se relaciona directamente con el papel de maternidad y oficios domésticos, básicamente el futuro de las mujeres está determinado en esperar a su pareja para procrear y dedicarse completa y exclusivamente a sus hijos y hogar, esto mismo también lo resaltó Malala. “De hecho, en el siglo XX se inició en Colombia la democracia, sin que las mujeres tuvieran derecho al voto y a la participación política. En este veto resultaba definitivo el Concordato, tratado que el Estado de Colombia había firmado con la
Santa Sede en 1887 y que se mantuvo hasta 1993.”
“Este acuerdo le otorgaba a la Iglesia Católica la potestad de tutelar los contenidos difundidos en la escuela pública y le concedía amplios poderes de regulación en materia matrimonial y, por esta vía, sobre la vida de las mujeres“ (Wills).
Cómo también lo describía Malala, el bajo promedio de mujeres que incursionan en la educación, solo tenían la vía de realizarse, como médicos o maestras, lo cual no es muy diferente a lo que ofrecía la educación en Colombia para las escuelas femeninas, ya que básicamente todo el contenido se vinculaba a los oficios de la casa, debido a esto la mayoría de ellas optan por recurrir a la maestría y asimismo laboral en dicho cargo. Así, como el padre de Malala creó una escuela con gran dedicación, María Rojas Tejada en Colombia fundó un centro cultural femenino en 1914, en Yarumal (Antioquia). Cómo fue mal visto, se trasladó a Medellín donde creó un colegio femenino que ofrecía una educación integral. Pero por el cerco social que el clero le tejió, se vio obligada a salir de la ciudad.
Así
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