ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Etica Como Entidad Compartida


Enviado por   •  11 de Julio de 2011  •  2.189 Palabras (9 Páginas)  •  849 Visitas

Página 1 de 9

RESUMEN: A pesar de que los diagnósticos sobre la crisis que atraviesa el periodismo son numerosos, no parecen tener impacto en las prácticas cotidianas de la tarea de informar. En la línea del llamado "periodismo de calidad", se propone en este artículo la recuperación de dos conceptos básicos para transitar los cambios necesarios y urgentes. Por un lado, la información como bien público, nutriente esencial de una sociedad democrática. Por otro, la convicción ética de las implicancias y responsabilidades que exige la práctica profesional del periodismo. Más aún, se propone a la ética como el valor fundante de una identidad profesional, hoy también en crisis.

Desde hace ya algunas décadas, denunciar la crisis del periodismo y describir las deformaciones en su ejercicio se ha convertido casi en un lugar común. Hay quienes, incluso, han llegado a pronosticar la próxima desaparición del periodismo como lo conocemos, su transformación en una rama del espectáculo y hasta su disolución en los beneficios de una tecnología que permitiría la "autoinformación".

A pesar de la solidez diversa de estos análisis, se puede rastrear en la mayoría de los diagnósticos una crítica central: el periodismo ha dejado de cumplir con su función principal y propia, es decir, acercar a los ciudadanos la información necesaria para que puedan tomar mejores decisiones, orientarse en la vida pública, conocer aquello que no pueden vivir en forma directa y controlar a quienes ejercen el poder. Lejos de garantizar la salud del sistema democrático, el periodismo estaría incluso poniéndolo en peligro. Como dice Gómez Mompart (2001), "las maneras que hasta ahora habían servido a los periodistas más competentes y a los medios de información más serios para explicar el mundo están parcialmente oxidadas". En concreto, las formas de presentar y relatar los acontecimientos resultan insuficientes, y el lenguaje periodístico dice poco, nada, o, peor aún, esconde o distorsiona la realidad.

En rigor, el periodismo muestra hoy un rostro irreconocible: mezclado con el entretenimiento, contaminado por las operaciones políticas, con fronteras generosas que admiten que cualquier contenido que alcanza el espacio público se etiquete como actividad periodística, incapaz de anticipar las crisis sociales. Se ha convertido en una actividad "ensanchada", que abarca con su nombre a varias funciones vinculadas con la información, pero que suponen perfiles y productos periodísticos muy diferentes.

Más aún, la concentración económica de los medios de comunicación, su influencia como factores de poder, la precariedad laboral en muchas empresas informativas y la complejidad creciente de la realidad política y social hacen que los principios que caracterizaron al periodismo desde su constitución como actividad autónoma hace más de un siglo estén atravesando un período de cuestionamientos y redefiniciones.

Sin embargo, a pesar del acuerdo que existe en distintos sectores sociales sobre los alcances de esta crisis del periodismo, el consenso no parece incidir en las prácticas periodísticas más generalizadas, en buena medida por la histórica reticencia del campo periodístico a la autocrítica.

Ahora bien, si, como se pretende aquí, se acepta la necesidad y la urgencia que demandan los cambios, ¿cuál podría ser el punto de partida para el debate? Se podría empezar, por ejemplo, acordando los principios y direcciones que deberían guiar las transformaciones. Si se busca "un periodismo más útil socialmente", sirve apelar a un "periodismo de calidad", es decir aquel que se fija centralmente el objetivo de alcanzar "una nueva forma de conseguir y relatar la información más ajustada a la realidad, o sea, más útil, más clarificadora, más provechosa para la ciudadanía en general" (Gómez Mompart: 2001).

En este contexto, "precisamos un periodismo que se ponga al día, un periodismo capaz de explicar un mundo más complejo, una realidad menos aparente, unos problemas complicados pero resolubles, unas aspiraciones sociales legítimas e inexcusables. Y todo eso no puede hacerse con una enseñanza periodística envejecida, con unos géneros y formatos anquilosados, con un léxico y un lenguaje tópicos, con unos mimetismos rancios ni tampoco con un inmovilismo empresarial y profesional" (Gómez Mompart: 2001).

El profesional que entiende su tarea de este modo es sustancialmente distinto al "comunicador" actual, para empezar, porque pone el eje de su trabajo fuera del microclima periodístico y de las exigencias de las rutinas productivas, para situarlo en de la realidad social que debe escudriñar, comprender y relatar en toda su complejidad.

Volver a los orígenes

Con esta dirección general planteada, ¿cuál podría ser el primer paso? Cuando, como sucede hoy, las generosas y móviles fronteras del periodismo abarcan cada vez más funciones, tareas y personas distintas, cuando el espectáculo, la opinión y la operación política se visten de información, cuando todo y nada es periodismo, la respuesta aparece clara: volver a las fuentes.

En otras palabras, redefinir qué es el periodismo –si es que alguna vez existió una definición mínimamente consensuada de su identidad; crearla si no es así–, distinguir quiénes son periodistas y quiénes deben recibir otro nombre para calificar su actividad; cuál es la tarea específica que el periodismo cumple en una sociedad determinada y cuáles son sus principios básicos; pero, sobre todo, construir una visión ética compartida sobre el ejercicio de la profesión, que conserve los estilos y la pluralidad como riqueza básica de la actividad periodística. En la práctica cotidiana, sin apartarse de los avances tecnológicos ni volverse ciego a las innegables transformaciones sociales y del mercado, se impone volver a las fuentes, lo que "quiere decir regresar a las viejas prácticas de investigar, chequear y reconfirmar nuevamente antes de consignar y publicar los hechos. Aceptemos que la opinión es importante, pero más importante aún es la veracidad de lo que se cuenta y la forma como se lo hace" (Morales Solá: 2002).

En este camino, se impone recuperar dos nociones básicas en la actividad periodística: la información entendida como bien público y una noción personal de la ética profesional.

Información, materia sensible

El libre consenso que caracteriza a una sociedad democrática depende en gran medida del conocimiento suficiente de los bienes y los valores en juego y en discusión. En la democracia, la información correcta es condición sine qua non para su supervivencia y prolongación en el tiempo, es "la premisa para

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (14.1 Kb)   pdf (98.1 Kb)   docx (14.4 Kb)  
Leer 8 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com