FINALIDAD DE LA PENA

LA FINALIDAD DE LA PENA.

El presente trabajo, tiene como objetivo, la finalidad de la pena; ya que diversos tratadistas, están en contrario de que la pena sea la adecuada, para la resocialización, readaptación, reinserción, y diversos términos que ocupan las legislaciones penales del país.

El buscar el verdadero objetivo de la finalidad de la pena en México, nos obliga a retomar, las penas de manera histórica, o bien, en la actualidad como se lleva a cabo la administración por parte del estado de la pena privativa de libertad, semi-libertad, o prisión preventiva.

Sabemos que las cárceles o “Centros de readaptación social”, no llegan a culturalizar a los reos para una realidad de la sociedad que (por el solo hecho de saber que salen de los reclusorios locales o federales), los rechaza. Que la finalidad de la pena es en muchas de la veces desproporcional al hecho punible del que fueron protagónicos.

Mas no termina así el asunto de la pena, sino que el Estado paga demasiado dinero por “mantener” a cada uno de los reos, en estos centros que rebasa su capacidad para lo que fue creado, y que por ende le cuesta a la ciudadanía, es decir, a la economía del país, pero si también hablamos de la pena que es la privación de la libertad, y a esto se le añade el maltrato, la denigración, la infamia, dela cual se vive en estos centros penitenciarios; además del abuso de algunas autoridades penitenciarias y la violación de los derechos humanos, prácticamente a la pena lleva su accesorio que incluso, trastoca como una daga a la familia y su economía.

Entendemos, que las cárceles en México, por la condición actual, son propicios para el contagio del hacer criminal, además de los hacinamientos registrados, sino también por la convivencia con reos de alta peligrosidad, con ello no reinsertan, rehabilitan, resocializan, sino todo lo contrario, arruinan la vida de los reos. Algunos reos inocentes pero de escasos recursos, que la sociedad en la mayoría de los casos los etiqueta (por su condición precaria) como delincuentes. Soslayando los delitos de personas que por su condición económica están muy adaptados a la sociedad, conviven en las altas esferas, políticas, empresariales y que no necesitan ser readaptados, mismos que cometen los mismos delitos y sobre todo delitos de cuello blanco.

Se debe de considerar que los código de cada estado, y del distrito federal, sean acordes las penas con el delito (hecho punible), de que se trate, ya que en la mayoría de las veces es tan desproporcional que al delito de robo tiene pena similiar o superior al de homicidio, o fraude, es decir, los legisladores deben hacer este estudio a conciencia, ya que con el aumento de las penas, no disminuye el índice de criminalidad, esto nos indica también que, la población y autoridades realiza un abuso del derecho penal, en lugar de que sea de ultima ratio, se ha convertido en prima ratio, pues se ha penalizado casi todo, por ende se tendría que despenalizar, lo que se considera delitos menores, y así se comienza a despresurizar los centros penitenciarios.

Antecedente.

Se considera que la pena privativa de libertad, su objetivo fundamental es la reinserción, resocialización, readaptación o reintegración social, pues es el ideal de todo estado, es que la autoridad pueda tratar a sus ciudadanos (delincuentes), para que vivan en total armonía, y nunca más delincan, buscando siempre crear individuos sin ánimo de dilinquir, pero esto es una utopía, ya que en realidad no opera de esta forma.

Debemos aceptar que la prisión ha existido siempre como una firme creencia, y que forma parte del sistema penal, como un castigo en respuesta a la comisión de un delito, en la edad media, encontramos que no existía la pena privativa de libertad, sino penas corporales y/o pecuniarias; es decir en el siglo XVI, la prisión era una medida cautelar para que las personas esperaran su condena.

En la inquisición la tortura, como en la edad media, tuvo mayor auge, y todo se concentró en las diversas forma inimaginables de sufrimiento hacia las personas, que estaban en contra de los ideales de la iglesia católica, cabe señalar que las torturas hasta el día de hoy se lleva a cabo como una forma de obtener la “verdad”, que se traduce en la declaración forzada y aceptación de esta ante el tribunal, sin embargo, esta puede o no ser la mejor forma, ya que el individuo con la finalidad de que no se le siga dañando su cuerpo acepta cualquier imputación, y así existe arbitrariedades en el proceso y la violación a los derechos humanos.

En el siglo XIX, Francis Lieber le envía un carta a Alejandro de Tocqueville a los Estados Unidos de América, (quien había sido juez en Versalles y posteriormente enviado en 1831 a Estados Unidos de América) para estudiar los sistemas penitenciarios implantados por los Cuáqueros en dicho país, y que tanto interés había despertado en Europa; Lieber describe que la Penología como la rama de la ciencia criminal que trata del castigo del delincuente, es decir, veía el aspecto “vengativo y castigador” propio del derecho penal. Entonces la pena su objetivo principal es, en este tiempo, una venganza y castigo, para los posibles criminales de la época; al dia de hoy este concepto (y solo el concepto)

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