ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Fortalecer los valores democráticos en nuestra sociedad


Enviado por   •  5 de Mayo de 2018  •  Documentos de Investigación  •  2.887 Palabras (12 Páginas)  •  1.391 Visitas

Página 1 de 12

Fortalecer los valores democráticos en nuestra sociedad

Introducción: La educación en valores constituye el pilar fundamental, en la estructura social y de poder de la sociedad, y por ende en la formación ciudadana, como eje del fortalecimiento del sistema democrático de la nación. La actual crisis mundial por la cual se está transitando hace repensar la función y estrategia de la educación en los centros educativos como motor de cambio en la conducta, comportamiento y pensar del ciudadano. Por ello se hace necesaria la urgencia de una formación ciudadana basada en una educación en valores y ética ciudadana que vaya en consonancia con los cambios que se están gestando en el país de Venezuela, cambios de profunda mentalidad en la colectividad social, de manera de ajustarse a las realidades de nuestros pueblos. Por otro lado, estas transformaciones sociales obedecen a las necesidades de la población y no a las necesidades de un mercado influido por el sistema capitalista de dominación mundial, quien quiere dictar las pautas de desarrollo y progreso de las naciones. Ante esta situación, se hace necesario concebir a la educación en valores como uno de los mecanismos o medios fundamentales para el desarrollo de la sociedad y el fortalecimiento de la democracia por medio de la formación ciudadana. La importancia de la educación en valores en la construcción de una nueva sociedad, se hace necesaria la participación ciudadana y comunitaria, en miras al fortalecimiento del sistema democrático de la nación. Ofrece elementos eficientes y eficaces para democratizar y mejorar la sociedad, dando así, igualmente, legitimidad al sistema democrático; para que los resultados de la participación ciudadana sean abarcar áreas relacionadas a la formulación, ejecución y control de la gestión pública. De igual manera la educación en valores ocupa un lugar privilegiado en la formación del ciudadano, como entes transformadores y garantes de los procesos de cambio y democráticos. Es importante resaltar que la participación del ciudadano en los asuntos públicos que le conciernen al Estado, se da con la intervención en los procesos de toma de decisiones en la formulación y ejecución de proyectos comunitarios.


  1. La educación en valores

Educar en valores conlleva una serie de procesos y de ajustes micro y macro-social, ya que se tienen que incorporar nuevos elementos de carácter psico-social y psico-cultural como: es la incorporación y participación del ciudadano en la toma de decisiones en los asuntos que le conciernen al Estado, como elaborar programas, proyectos y planes de acción para el desarrollo de sus comunidades y el desarrollo de sus potencialidades humanas. La incorporación a la sociedad democrática exige otros aprendizajes que, hasta hace poco, eran olvidados o infravalorados, que también forman parte de los cambios que se están gestando dentro de la sociedad venezolana. El ejercicio de la tolerancia y la participación social, el respeto al medio ambiente natural y urbano, la solidaridad, la defensa de la soberanía, la justicia social, la equidad social y la igualdad de género son factores de suma importancia que deben estar insertos dentro de la educación en valores, como fortalecimiento de la democracia participativa y protagónica. Por lo general, educar o formar a la ciudadanía que el país requiere para marcar el nuevo rumbo que éste debe seguir, de acuerdo a los nuevos tiempos y retos, ante los cambios que se dan en las sociedades, a los nuevos modelos de enseñanza, a las nuevas exigencias de vida y a la formación para esa vida, es un problema estructural. Lo procedente es formar y educar a los ciudadanos en valores democráticos, humanos, culturales, políticos y sociales, de manera integral y cabalmente, para que luego este ciudadano tenga capacidad de influir en su entorno y así finalmente formar al resto de la ciudadanía y la humanidad. Este tema ha sido siempre de preocupación para el Estado Venezolano, como se evidencia en el Plan de Acción del Programa de Estudios de Educación Básica, donde se propone para el año 1995, un diseño para las grandes líneas de políticas educativas del quinquenio 1994-99, en su tercer capítulo expresa que lo procedente es “distribuir equitativamente los conocimientos y el dominio de los códigos en los cuales circula la información socialmente necesaria y formar a los ciudadanos y ciudadanas en los valores, principios, éticos y habilidades para desempeñarse en los diferentes ámbitos de la vida social, político, cultural, ambiental y educativo. De igual manera, el autor instrumentaliza la teoría cuando define la primera de las tres grandes políticas, del Plan de Acción, cuando indica que se debe transformar las prácticas pedagógicas para mejorar la calidad de la formación ética e intelectual. Esta transformación representa en primer lugar un cambio desde el interior de la persona, desde su valor ético, social y ciudadano, y eso se justifica con lo expresado a continuación: “Por eso no interesa atiborrar las mentes de informaciones inconexas sino enseñar a pensar con rigor lógico, con creatividad y con claros referentes éticos …enseñar menos saberes codificados y propiciar más experiencias vitales en las cuales entren en juego y sean el centro de la preocupación para su cultivo, las distintas facetas de la personalidad entendida integralmente. La orientación es modificar la educación rutinaria por una educación viva, centrada en los procesos mentales y morales. El criterio es desarrollar las habilidades superiores de pensamiento y las actitudes básicas para la convivencia solidaria. De igual manera en las relaciones de la educación con los valores interactúan las relaciones del ciudadano con la sociedad y el Estado democrático, y el problema radica en que esas relaciones también implican la formación del inconsciente, por un lado y la construcción de los estados, por el otro. Además, si la educación se desvincula de sus fundamentos éticos-políticos deja de ser una socialización, regida por principios de equidad y solidaridad (es decir, justa), porque al hacerlo no se socializa mediante conocimientos legitimados públicamente. Cabe destacar que el problema es de contenidos educativos relacionados con la formación de la personalidad moral y de la ciudadanía, por eso se trata de ver cómo las prescripciones curriculares para la enseñanza mantienen el concepto de “socializar mediante el conocimiento”, para dar cuenta del desarrollo de una personalidad moral autónoma, justamente en relación con las adaptaciones represivas al medio y la formación de un ciudadano justo y solidario, precisamente en relación con las desigualdades y las fragmentaciones sociales. La educación es, ante todo, un proceso de formación de valores, actitudes y hábitos constructivos. De nada valdría hacer ciencia, sin formar conciencia. Perder esta perspectiva significaría reducir la educación a un mero conjunto de procesos instruccionales, que incluso podrían ser implementados sin necesidad de educadores, mediante el uso y manejo de las posibilidades que nos brindan hoy la tecnología. Si la educación se orienta a formar personas y ciudadanos, tiene que proponer implícita y explícitamente una serie de valores como el respeto, la responsabilidad, el trabajo, la justicia, la solidaridad, la convivencia, el amor, y servicio a los demás. La promoción de estos valores con la palabra y el ejemplo, buscan que los educandos se conviertan en hombres y mujeres responsables en la toma de sus decisiones personales, capaces de formarse juicios correctos ante la realidad compleja de la vida, respetuosos de los demás, dotados de una sana autoestima y bien posesionados de sus derechos y deberes sociales para el ejercicio de la democracia.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (18.1 Kb)   pdf (79.7 Kb)   docx (16.4 Kb)  
Leer 11 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com