¿Ha evolucionado México desde “El Zarco”?

¿Ha evolucionado México desde “El Zarco”?

Cuando Ignacio Manuel Altamirano escribió “El Zarco”, México se encontraba en el proceso de recuperarse y restaurarse tras la guerra de reforma, el presidente Juárez se había convertido en el prócer de la patria que se le conoce hoy en día, pese a que el autor en cuestión no era partidario de sus políticas y había cortado toda relación con él. México había quedado en la quiebra económica pero también a nivel político y social. Este panorama nacional es lo que Altamirano quiso retratar en su novela más célebre (y que no pudo ver publicada en vida), hablamos de “El Zarco”.

Durante la guerra de reforma, las filas de Juárez se habían visto debilitadas y mermadas, a un grado en el que tuvieron que recurrir a la contratación de pandilleros  (a falta de un mejor término para denominarlos) para hacerlos pasar como soldados; no obstante, tras la caída económica del país, no podían permitirse el “lujo” de darles un pago en efectivo a todos esos pandilleros, así que a manera de “pago” se les concedía el derecho de delinquir impunemente y cometer los delitos que quisieran sin enfrentar mayores consecuencias, produciendo que la inseguridad aumentara a un nivel muy alto. En este sentido, podríamos decir que la novela de “El Zarco” está basada en hechos reales. No porque los acontecimientos descritos a lo largo del texto sean verídicos, sino porque el contexto sociopolítico descrito en ella fue lo que realmente se vivió en nuestro país en aquel entonces.

Al leer las páginas de “El Zarco” es casi imposible no caer comparaciones entre los pasajes descritos por Altamirano y la realidad actual del México moderno. Si bien es cierto, es un época diferente con una sociedad diferente, políticas diferentes, fuerzas armadas y de seguridad diferentes. Sin embargo, al ver las noticias actuales y compararlas con la novela en cuestión, surge la pregunta: ¿realmente ha evolucionado nuestro país desde aquel entonces? Eso es lo que trataré de explicar en este trabajo.

No es ninguna novedad el mencionar que los niveles de inseguridad y de violencia en nuestro país son alarmantes. Que los secuestros y asesinatos se han vuelto parte de la vida cotidiana, que los grupos delictivos organizados acosen a los propietarios de diversos negocios exigiendo el pago de una cuota semanal o mensual bajo el pretexto de darles “seguridad”, tristemente es algo normal. Pero al extrapolarlo al texto escrito por Altamirano, se destaca que no es una situación reciente ni extraña en México, puesto que desde aquella época se han suscitado ese tipo de eventos, todo como consecuencia de la guerra de reforma y la incapacidad del gobierno para mantener el orden y ejercer la justicia de una forma apropiada.

Es cierto que ya no tenemos “plateados” rondando las calles en sus caballos y atemorizando a los pobladores que encuentren a su paso. Pero la era moderna mexicana implica situaciones modernas con problemas de antaño. Hoy en día en lugar de “plateados” tenemos cárteles de narcotraficantes con sus vehículos de lujo moviéndose en caravanas, con sus integrantes equipados con armas de fuego de mayor potencia, incluso, que las de las fuerzas armadas nacionales.

También es cierto que el país ya no está en guerra y no necesitan contratar pandilleros para combatir por el país y permitirles el delinquir libremente como pago. Pero también es bien sabido por todos, como un secreto a voces, que hay gobernantes y políticos en puestos de alto poder que reciben fuertes cantidades de dinero de grupos delictivos para, así, evadir a la justicia y cometer sus fechorías impunemente. Destacando el caso del General Cienfuegos recientemente, quien fue investigado y detenido por autoridades de los Estados Unidos por los crímenes de delincuencia organizada y nexos con el narcotráfico.

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