Hipocresía y Colombia, ¿sinónimos?

Hipocresía y Colombia, ¿sinónimos?

Para nadie es un secreto que la pandemia ha traído consigo una serie de impactos negativos en la sociedad actual; desde cuestiones de salud, hasta injusticias económicas y sociales, por lo cual, se han violado diversos derechos humanos y no se efectúa una solución real.

Aunque no es sorprendente, sí se considera inquietante el hecho de que una situación tan delicada haga parte de un negocio, es decir, prima el dinero antes que la seguridad de las personas; por ejemplo, en muchos hospitales por registrar casos de Covid-19 obtienen un dinero para cubrir los servicios necesarios, hasta ahí, todo bien, el problema radica en que se están aprovechando de esto y cualquier persona que ingrese al sitio, aunque no sea un caso activo del virus, se toma como tal. ¿Acaso no es esto un claro patrón de violación de derechos?

De manera análoga, se denota claramente una distribución inequitativa de los servicios de salud, unos pequeños grupos marginados no tienen acceso a la atención óptima que se debe brindar por ley y más en tiempos de crisis. La sociedad acapara en su núcleo el miedo a la falta de infraestructura de saneamiento y recursos para sobrevivir ¿o no es así con los discapacitados, campesinos e individuos de más bajos recursos?, ésta población es vulnerada sin escrúpulo y nadie hace nada al respecto.

No hay suficientes UCI’S para contrarrestar la cantidad de contagiados y tristemente, el personal de salud es atacado vilmente por servir a la comunidad, además, “se les adeudan pagos por sus servicios, sus ingresos no son razonables y no tienen cobertura en salud y seguridad social porque se les vincula mediante un sistema que privilegia lo financiero sobre el talento humano” (Orozco, 2020) esto último tomándolo como un caso grave de discriminación y arbitrariedad; ahora bien, el Gobierno no ha hecho gran cosa para amortiguar el problema, pues no vale de nada mantener un aislamiento preventivo, si en el mes de un gran pico de contagio, el adorado Presidente infringe la seguridad colectiva implementando un día sin IVA, llevando los cerdos al matadero.

Por otro lado, los colombianos cada vez están más pobres, el desempleo llegó casi a 12,6 %, es decir, el peor registro cuantitativo en la última década. Esto significa aproximadamente 290.000 desocupados más, por lo que el número ya alcanzó la denigrante cifra de 2,9 millones de personas desempleadas, gran demostración de la violación del artículo 25 de la constitución política de Colombia, el derecho al trabajo.

Esto no es solo preocupante en la zona urbana, sino también en la zona rural, e incluso es aún más grave, ya que allí se encuentra una de la población más afectada, los campesinos. Ahora bien, dichas zonas rurales quedaron al descubierto al no tener una protección por parte de los agentes de la ley, por lo que múltiples grupos armados tomaron esto como una gran oportunidad para ganar territorio, posicionar cultivos ilícitos, asesinar y amenazar indígenas, líderes sociales y agricultores, desembocando con el fallecimiento de defensores de los derechos humanos en la protección de los sectores más vulnerables del país, con esto, la ONU declaró que estos últimos tuvieran más soporte y apoyo, sin embargo, los casos no disminuyen y cada día el país se transforma en un olla a presión, que probablemente pronto explote.

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