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Historia De La Enfermeria En Colombia


Enviado por   •  9 de Marzo de 2015  •  1.508 Palabras (7 Páginas)  •  906 Visitas

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domingo 15 de noviembre de 2009

ORÍGENES DE LA ENFERMERÍA COLOMBIANA

Ana Luisa Velandia Mora, ha escrito numerosos artículos y varios libros sobre la Historia de la Enfermería en Colombia; es egresada de la Escuela de Enfermeras de la Cruz Roja y luego se tituló como Licenciada en Enfermería en la Facultad de Enfermería de la Universidad nacional de Colombia. Posteriormente recibió de esta misma facultad su Diploma de Magíster en Administración de Servicios de Enfermería y más adelante obtuvo un Ph. D. en Ciencias Médicas, con énfasis en Salud Pública, en el Instituto de Medicina Sanitaria de San Petersburgo en Rusia.

Ingresó a la Facultad de Enfermería como Instructora Asociada, pasando por todas las categorías hasta jubilarse siendo Profesora Titular. Recibió la distinción de Profesor Emérito y ya jubilada el Diploma de Profesor Honorario.

La enfermería, como ocupación, tiene una presencia muy antigua en el territorio nacional. En los primeros tiempos las labores de enfermería eran realizadas por gente de buena voluntad, sin ninguna preparación; solamente en algunos asilos se contaba con la presencia de religiosas que, sin ser enfermeras, al menos conocían más el oficio y demostraban constancia y disciplina.

En 1867 se establece “un curso especial teórico – práctico para comadronas y Parteras” en el Hospital San Juan de Dios de Bogotá, dictado por un profesor de la Universidad Nacional de Colombia y el Jefe de la Clínica del Servicio. El código civil de 1887 consagra como trabajos específicamente femeninos los de Directora de Colegio, Maestra de Escuela, Obstetriz, Posadera y Nodriza. En 1905 cuando se reglamenta la profesión de medicina, se establece que: “Podrán ejercer como comadronas las enfermeras que presenten certificados de dos o más doctores en medicina y cirugía”.

Según Nancy San Juan y Elba Romero, en su Trabajo Historia de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Cartagena, desde 1903 el doctor Rafael Calvo venía preparando en Cartagena personal de enfermería en forma empírica; dicho doctor seleccionó a la señorita Carmen de Arco, le dio enseñanza y la entrenó con el fin de hacer de ella su mejor colaboradora. Al mismo tiempo otros médicos realizaron idéntica labor de enseñanza a otras jóvenes con el fin de cubrir una necesidad que existía en la ciudad. Más tarde, por iniciativa del doctor Teofrasto Tatis, como miembro de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena y por medio de la misma, se les reconoció este entrenamiento y se les otorgó el “diploma de enfermeras”. La Escuela de Enfermeras de la Universidad de Cartagena fue fundada oficialmente en 1924.

En Bogotá, en 1911, el doctor José Ignacio Barberi, “quien presentó un informe a la Municipalidad de Bogotá sobre Escuelas Profesionales, que aun cuando despertó críticas y oposición, pues las jóvenes, al igual que en la época de la Colonia, no tenían otra perspectiva que no fuera el matrimonio”, propuso la creación del Taller Municipal de Artes y Labores Manuales (para señoritas), el cual incluía un curso de enfermería práctica en el recién instalado Hospital de La Misericordia. Comenzó a funcionar en 1912 y en noviembre de 1915 el mismo doctor Barberi graduó a un grupo de seis jóvenes a quienes el municipio concedió el diploma, por demás curioso, de “Idoneidad en Medicina y Enfermería”. En esta misma ciudad en 1917, la Escuela de Comercio y Profesorado para mujeres otorgó el “Título de Enfermera” a nueve señoritas en el Hospital San Juan de Dios de Bogotá.

HERMANA MAGDALENA

“No es entonces de extrañar que a estas primeras enfermeras las miraran con desconfianza pues “eran consideradas como mujeres libres, algunas de ellas hasta fumaban”.

En 1919 la Cruz Roja Colombiana invitó a la enfermera belga Madame Ledoux a Colombia, enviada por la Liga de Sociedades de la Cruz Roja para fundar una Escuela de Enfermeras con todos los requisitos de la técnica; fue seguida poco después por la señorita Genoveva Gateau, cuyo nombre, según Inés Durana y citando a Laurentino Muñoz, aparece por última vez en el primer mosaico de las enfermeras hospitalarias en 1937. “Esta creación fue la iniciación de muchas señoritas de la alta sociedad bogotana de hacer estudios de enfermería. Todas ellas fueron enfermeras en servicio y su ejemplo ha servido para dar mayor rango a tan noble profesión”.

Si bien es cierto que estas primeras enfermeras desempeñaron en su momento un papel profesional y social muy importante, es indiscutible que hasta 1920 no existió en Colombia una Escuela de Enfermería como tal, sino cursos esporádicos organizados por médicos en los mismos hospitales o cursos en otras instituciones que formaron algunas enfermeras, a la par que formaban mujeres en otros oficios considerados como femeninos por esa época.

La Escuela del doctor Ignacio Barberi, en el Hospital Pediátrico de La Misericordia en Santafé de Bogotá, había funcionado entre 1911 y 1914; la Escuela de Enfermeras de la Universidad de Cartagena, al parecer sólo había expedido diplomas a un grupo de enfermeras en 1906, porque no se han encontrado evidencias de cursos posteriores en las primeras décadas del Siglo XX y los dos cursos de enfermería de un año de duración que el doctor Miguel María Calle abrió en Medellín hacia 1917, parece que no graduaron sino dos grupos de enfermeras, todas ellas religiosas.

El doctor Barberi escribía lo que él cree que debía ser una enfermera y la función para la cual era formada: “La necesidad sentida por todos, de que exista alguien, siquiera medianamente ilustrado, que pueda acompañar a un enfermo y que ayude a la familia a prodigar las atenciones que necesita el ser querido que sufre en nuestro hogar, ha preocupado desde hace tiempo mis horas tranquilas de reflexión, y he decidido establecer una cátedra en donde las señoritas que deseen puedan instruirse en las nociones que son indispensables para hacer su cooperación inteligente y cariñosa en este asunto (…..). A nadie se ocultan los inconvenientes que trae consigo el hecho de que sea un joven quien vaya a ayudar al cuidado del enfermo, y si se comprenden todas las ventajas que traerá para una familia el que sea una señorita la que le llene este cometido (….). Toda nación civilizada tiene casas establecidas con este objeto como Nurses Home en Inglaterra, o École Professionnelle des Infirmiéres en Francia, y el médico o los interesados piden colaboración de una de ellas”.

Con este escrito podemos sacar varias conclusiones, una, que la atención de la salud, sobre todo a las personas acomodadas se daba en su propia casa, por el médico de familia; otra que los estudiantes de medicina iban a las casas a ayudar a cuidar a los pacientes y, además, que la enfermería se consideraba una profesión absolutamente femenina.

En 1925 se establece la enseñanza de comadronas y enfer' 'meras en la Facultad Nacional de Medicina; esta escuela debía preparar al personal laico que pudiera prestar satisfactoriamente el servicio de enfermería en la capital del país, especialmente en el Hospital San Juan de Dios y “pudiera servir de núcleo a instituciones semejantes en las demás ciudades del país”. La atención de enfermería venía siendo dispensada por comunidades religiosas, inicialmente hacia 1768 por los Hermanos de San Juan de Dios, y a partir de 1873 por las Hermanas de la Presentación solicitadas por el Síndico del Hospital San Juan de Dios de Bogotá.

Los requisitos de admisión establecidos incluían la aprobación de un examen de admisión el cual consistía en dos pruebas: una oral y otra escrita. Para estos exámenes se constituyó un grupo de examinadores entre los mismos profesores. El plan de Estudios era de dos años y las asignaturas eran cinco: anatomía y fisiología, medicina, cirugía, partos, pediatría y puericultura. Como es evidente, la educación de enfermería en esta época estaba orientada a las especialidades médicas, además, los profesores eran médicos.

La Escuela quedó sometida al Reglamento del Hospital de San Juan de Dios. Según el Decreto Reglamentario, dos Hermanas de la Caridad enfermeras, pedidas a Europa, fueron designadas como Superioras Jerárquicas del Cuerpo de Enfermeras, y encargadas de “secundar por cuantas medidas sea posible la tarea de instrucción práctica que desarrollen los profesores, y supervigilar la conducta de las enfermeras”.

Según Héctor Pedraza, “de aquella escuela salieron numerosas enfermeras parteras, quienes comenzaron a ayudar eficazmente a los médicos obstetras en la atención de partos a domicilio, porque las clínicas particulares no prestaban ese servicio”.

Una de las actividades de mayor trayectoria dentro de la enfermería de comienzos de siglo fue la ejercida por parteras y comadronas. En Popayán, eran bien conocidos los nombres de dos parteras: Gertrudis Albán y Lucía Peña. La organización y los títulos que expedían corrían a cargo de las dos Escuelas, la Universidad de Cartagena y la Universidad Nacional.

La Ley 35 de 1929, reglamenta el ejercicio de la profesión de medicina en Colombia y en su artículo 11 comprende la profesión de odontólogo al lado de la de veterinarios, homeópatas, farmacéuticos, comadronas y enfermeras, En 1930 tenemos como pionera de la enfermería y representante de La Cruz Roja Nacional a Beatriz Restrepo. Con el tiempo, las féminas prefirieron estudiar enfermería y odontología, luego sociología y psicología; antropología a partir de 1962, y luego posteriormente todas las carreras.

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