Hospital para ancianos

Inicialmente es un convento del siglo XV de las monjas calzadas concepcionistas. Hay dos tipos de monjas: calzadas y descalzas. Las descalzas eran las pobres, las que entraban al convento, pero no dejaban ningún tipo de dote ni  vivían en él y las calzadas eran las que tenían bastante o medianamente dinero para pagar un dote y poder entrar a un convento de otras características.

Cuando llega Juárez con las Leyes de Reforma, como ya sabemos, lo que él hace es nacionalizar todos los precios eclesiásticos. Cuando los nacionaliza, los empieza a vender a la gente común, pero como las iglesias no las puede vender, empieza a vender  los conventos que la gente puede utilizar como para casas.

Luego llega Maximiliano de Habsburgo que va en contra de todo eso, ya que él sí quiere que el clero se mantenga, entonces las monjas regresan al convento. Cuando muere Maximiliano de Habsburgo y Juárez toma el poder, las monjas vuelven a salir de este para no regresar.

Llega un momento en el que todo el lugar no se ocupa, por lo que se empezó a seccionar y a vender a particulares.

En 1886 se funda el hospital Concepción Beistegui nombrado así por una mujer que donó muchísimo dinero a la beneficiencia. El hospital  dura hasta  1916. Este es una institución privada que se dedica a ayudar a la gente que menos recursos tiene para brindarles un tratamiento de calidad.

Después sigue trabajando como casa temporal de varias fundaciones, iniciando con la Cruz Roja, el Sindicato azucarero, el Centro Médico, el IMSS y el ISSTE. Aquí sólo funcionaba como para la parte en donde se venían a hacer las administraciones.

Es muy importante analizar esto, porque tenemos un edificio que es un convento que luego se hace un hospital y que luego llegan estas instituciones importantes de México. Entonces sí es algo relevante, porque le empiezan a dar un giro y empiezan a desarrollar más la industria.

Para el año de 1984 ya cierra sus puertas como casa de medicina y ya empieza como un asilo de ancianos hasta la fecha. De hecho, le llaman museo viviente porque es un lugar que siempre ha ido trabajando y que siempre ha tenido nuevos usos a pesar de las circunstancias.

En el mucho hay mucho material que han recopilado con el paso del tiempo. Mi equipo y yo pudimos observar tumores reales, libros, fotografías, material quirúrgico y muebles originales de la época.

Algo muy bonito es que como el museo es un ex convento si queda como el recuerdo de la época que podemos apreciar en estas imágenes.

Sí es importante resaltar que el edificio se ha ido transformando a través de los tiempos para adaptarse a las necesidades de su uso, desde la época del porfiriato hasta ahora que es un hospital de ancianos. La infraestructura en la actualidad, está bien. Claro que podemos notar  partiduras en las paredes de los techos, pero nada anormal para el tiempo que lleva abierto.

Visitar este lugar nos gustó mucho, porque tiene una historia particular. Creemos que ha sido de gran importancia para nuestro país, tanto en su contexto histórico como en la actualidad,  ya que la principal función que ha tenido este edificio es ayudar, es decir, siempre ha tenido buenos fines de uso.

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