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Jefes, cabecilla y abusones. Ensayo


Enviado por   •  17 de Febrero de 2019  •  Ensayos  •  1.062 Palabras (5 Páginas)  •  332 Visitas

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La natividad del jefe

En la actualidad, aquel que se llama jefe es considerado como la persona que tiene la autoridad o el poder sobre un grupo y la potestad de dirigir sus trabajos y actividades (Diccionario de Oxford). Algunos intelectuales consideran que, para poder vivir de una forma organizada y segura, se debe requerir de una persona que se encargue y lidere a los demás, no obstante, otros aseguran que esto no surge como una necesidad, sino como la evolución de las ansias de prestigio y superioridad de un individuo en particular. Esta última idea la sustenta el antropólogo y escritor Marvyn Harris en su libro “Jefes, cabecillas y abusones”, dónde también responde la interrogante: ¿Había vida antes de los jefes?

Harris explica que, en las sociedades primitivas, donde se desarrolló la reciprocidad (el dar para recibir de forma desinteresada) se destaca el primer líder conocido en la historia: el cabecilla igualitario. Este ejerce un tipo de liderazgo en el cual, aunque para mantener su puesto no debe dar muchas ordenes, carece de poder para obligar a otros a obedecerle, y tiene como prioridad el bien común de su aldea. Luego surge la redistribución, sistema económico en el cual los pobladores entregan los recursos adquiridos al cabecilla-redistribuidor mumi y este los redistribuye en cantidades equitativas. Este tipo de líder se caracteriza porque da con mayor generosidad, reserva para sí mismo raciones más modestas y recibe una compensación, la cual reside en la admiración del pueblo. Cada vez que nace un mumi, este busca ser el organizador de los mejores festines, por lo que entre los mumis de las aldeas más cercanas surge un debate para saber cuál es el mejor y, por medio de estos festines, demuestran su capacidad de abastecimiento. El que logra ser el vencedor es considerado gran hombre, aquel que acepta la jactancia, es decir, la vanidad que surge tras presumir sus adquisiciones, como atributo de su liderazgo, donde también proclama públicamente su generosidad y su calidad como abastecedor. Este se encargaba de intensificar y gestionar las cosechas, organizar los festines y redistribuir los alimentos al pueblo. Pero, ¿cómo llega a convertirse este gran hombre al primer jefe que se conoce en la actualidad?

El gran hombre se convierte en jefe a partir de su gran cantidad de cosechas. En la época de los redistribuidores y los grandes hombres, este era quien tenía los graneros más grandes y más abastecidos porque gestionaba y redistribuía los excedentes de cosechas, aunque también existían graneros propios que tenían algunas personas del pueblo para poder subsistir, pero eran más pequeños. En cambio, cuando surgían tiempos de escasez, estos graneros privados no tenían forma de abastecerse. Y por la falta de alimento, el pueblo acudía donde el gran hombre, quien pensó aprovecharse de esta situación y pedía a esas personas hambrientas que le brindaran sus servicios a cambio de los productos.

A medida que el gran hombre alimentaba y el pueblo le servía, este líder ya no sentía la necesidad de trabajar para superar y mantener su rango debido a que los pobladores trabajaban por y para él, incrementando proporcionalmente la dependencia del pueblo hacia el gran hombre y el control de este sobre aquellos, lo cual provocó que se destacara con mayor notoriedad las diferencias existentes entre ambas clases sociales. Mientras más recursos almacenara y los tiempos de escasez predominaran, surgían más probabilidades de que este adquiriera mayor poder sobre el pueblo, porque ya se consideraba su gran acumulación de alimentos justificación suficiente de su poder. Por medio de la exhibición y presunción de sus recursos, que de por sí ya eran bastantes, el gran hombre reconoció su supremacía, poder que, según él, debía ser honrado, ensalzado y afamado, cuyo rango se consideraba como un cargo, un deber divino de tal magnitud que solo sería digno del mismo linaje. Posteriormente el pueblo adoptó esas mismas creencias, y que de igual forma debían mostrarle su eterna gratitud reconociéndolo como el gran abastecedor a quien le deben su vida, el individuo más importante de la aldea y quien merece solo lo mejor, lo único, lo de gran valor: lo más suntuoso.

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