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Jóvenes, Pobreza y Delincuencia

MasterAlePráctica o problema26 de Octubre de 2018

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¿Cómo hacer para dar causas a temas y situaciones tan complejas como la del “pibe chorro”? a mi experiencia me parece imposible y más aun habiendo leído el material. Podemos adentrarnos en la temática desde los posibles factores pero nada más. Cada casa y caso es un mundo pero si, a través de pensarlos pueden notarse ciertos patrones comunes que estos comparten.

Entonces la gran pregunta que nos queda es,….si tenes en el aula un pibe con estas características, que harías?

Jóvenes, Pobreza y Delincuencia

En la jerga de la calle o carcelaria, frase típica es la de que “para ser chorro se debe nacer” pero la verdad, como dice el texto “pibe chorro no se nace: se hace”, frases típicas de la sociedad es la “son pobres porque quieren” o “porque no quieren trabajar” pero se ignora lo que es la pobreza estructural y también, frases de las “clases altas” como “pobres y delincuentes hubo siempre” de modo despectivo y pasando por alto la responsabilidad que se tiene en la situación, como si la delincuencia fuese condición exclusiva de los pobres.

Triste es saber que el colectivo social asocie prácticamente la pobreza con la delincuencia, esta estigmatización justifica la marginación y por ende los métodos excluyentes represivos a través de políticas de marco legal por parte de los gobiernos.

Max Weber afirma que en el ámbito social las relaciones causales están condicionadas por una enorme variedad de factores coyunturales muy difíciles de aislar. Hay múltiples relaciones entre condiciones como la pobreza, la desigualdad, el desempleo y el delito que no permite hacer determinaciones en cuanto a predicciones certeras sobre esto.

Existe una pobreza absoluta  que remite a carencia material que dificulta la reproducción de la vida humana y la desigualdad o pobreza relativa que podría decir que es un factor “cultural” en cuanto a expectativas y exigencias que genera la sociedad y las posibilidades reales de alcanzarla. Son estas últimas las que produce un virtual crecimiento del delito y un vehículo hacia esta situación podría decir que es el desempleo y la pertenencia social. A este factor adherimos el hecho de crisis familiar al alterarse los roles tradicionales dentro de la estructura familiar ya que el modelo patriarcal es removido y por momentos mujeres y niños ocuparon esa función sustituyendo al jefe de familia.

Otro factor que podría llamar “hereditario”  en relación a la pérdida progresiva de la capacidad de transmitir a las nuevas generaciones los valores vinculados al trabajo, la educación y la familia. Para los hijos de marginados y desempleados, la calle, el grupo de pares o el tiempo libre sin ocupación específica se vuelven espacios de referencia comenzando a crear, en su mayoría nuevos sistemas de creencias, vida y cultura, incluyendo a estas actividades, de modo esporádico y aventurero pero también como fuente de ingreso alternativo y canal expresivo de resentimiento la criminalidad.

Incluyendo un factor más se podría decir el “histórico” pues, la mayoría de los pobres en Argentina estaban en proceso de ascenso social y paulatinamente iban abandonando su condición de carentes pero a partir de los setenta y sobre todo en los ochenta, esa tendencia se revirtió, la pobreza se volvió estructural y se disparó un proceso general de pauperización y el desequilibrio entre crecimiento poblacional y campo laboral. Por casi tres décadas para el sector social al que nos referimos, no ha existido ni empleo estable ni expectativas reales de progreso y ascenso social.

Todo esto que voy mencionando hacen que los chicos creen sentimientos ambiguos en cuanto al trabajo y la escuela pues se transforman en lugares frustrantes  quedando ubicados en medio de dos sistemas de valores diferentes, los convencionales de la sociedad y los propios que en su mayoría incluye el delito, transformando a este último en algo cotidiano, prácticamente normal haciendo de esta lógica símil a la actitud frente al trabajo y la educación.

Los contextos en los que nacemos y nos desarrollamos nos proveen la experiencia social a partir de la cual sentimos, pensamos y nos relacionamos, por lo tanto un ámbito en el que es común experimentar dolor y violencia física genera personas que toman esas sensaciones como más o menos normales. Privación material y resentimiento van de la mano; los jóvenes perciben la situación a la que se ven expuestos ellos y sus familias como profundamente injustas. Esto es efecto de una sociedad desigual, los pibes chorros son un producto de fenómenos sociales bien determinados, de situaciones que especialmente en los últimos veinte años han marcado hondamente este país.

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