LA CONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA EN LA LITERATURA ESPAÑOLA Y AMERICANA

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Provincia de Buenos Aires

Dirección General de Cultura y Educación

Dirección de Educación Superior

IS de FD y TN nº 78.

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Distrito: Bragado.

PROFESORADO DE EDUCACIÓN SECUNDARIA EN LENGUA Y LITERATURA.

Materia “LITERATURA ESPAÑOLA Y AMERICANA”.

Tercer año.

TRABAJO PRÁCTICO FINAL

Profesora: María Cristina Alonso.

Alumnos/as: Maria Valeria Lombardo.

Fecha de entrega: 26/11/2020

Literatura e Identidad.

“ESPAÑA Y AMÉRICA: TODO ESTÁ GUARDADO EN LA MEMORIA”

La literatura es constructora de identidades, esa es una afirmación indiscutible, porque a lo largo de la historia se ha constituido en la voz de los ganadores, de los poderosos pero también, y aquí radica su valor más puro, siempre fue la voz de los perdedores, de los idealistas, que se vistieron con las ropas del arte y salieron a cantar por los caminos llevando historias y noticias. Juglares y trovadores que en el viejo continente cantaron frente al pueblo ignorante la hazaña del Cid Campeador, hombre bueno de sangre impura que luchaba por el botín y por el honor. Don Rodrigo Días de Vivar fue desterrado por el Rey, a raíz de las intrigas y envidia. Sus enemigos no le perdonaron  haber llegado a pertenecer a la nobleza. Por sus venas no corría sangre  noble, pero era un feroz guerrero en la lucha contra los musúlmanes.

 En una sociedad sometida por el poder de la Iglesia y en una época donde pensar era pecado, la educación estaba reservada a clérigos y nobles. La literatura desafío lo establecido y, por ello, las obras no llevan las firmas de sus autores. Es muy probable que las hayan escrito sacerdotes que se revelaban frente a la Inquisición y eligieron los cantares como forma de hacer una crítica a la sociedad. El Lazarillo de Tormes es una muestra de esto. Su protagonista, desde la perspectiva de un adulto, se justifica ante sí mismo, y frente al mundo por las decisiones que toma para preservar su  bienestar material. Narra las penurias que debió soportar en su infancia y el hambre padecida mientras estuvo al servicio de diferentes patrones avaros y despiadados. El pueblo de los feudos y primitivas ciudades, abrumados por la carga de impuestos para solventar a la nobleza y sus lujos, pasaba miseria y los señores explotaban a los campesinos que decidían hacinarse en las ciudades sin mayor suerte y, como lo expresa Lázaro “…nacido a la orilla del río Tormes…”, cuánto más dinero tiene, más ruin es el hombre. El Lazarillo fue un niño con el manual de instrucciones de un hombre, que nunca pudo madurar, e ilustra lo que significaba ser niño en la Edad Media.

 El Renacimiento en España se denominó Siglo de Oro.

El siglo de oro parió a Miguel de Cervantes Saavedra. Este escritor recorrió los caminos como soldado, padeció la cárcel donde se mezcló con todo tipo de hombres. Eso pudo haberle dado un amplio panorama del mundo e insumos para sus obras.

En “El Retablo de las Maravillas”, Cervantes, puso en evidencia  a los obsecuentes, a quienes no les importaba ver solo aquello que le resultara conveniente y, a quienes dejó en evidencia un soldado de bajo rango que no tenía nada que perder.

Como si fuera poco Cervantes nos legó al Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, la primera novela moderna. Esta obra nos cuenta la historia de un caballero que  la lectura de novelas de caballería le perturbaron la mente y lo empujaron a vivir aventuras por los polvorientos caminos de España. Lo acompañaba Sancho Panza, a quien había nombrado su escudero. Juntos eran el loco y el cuerdo, ó el que se fue hastiando de la realidad y el  se fue sumergiendo en un mundo ideal. El legado que nos transmite “El Quijote” es que a los sueños hay que militarlos,  y que cada  derrota debe transformarse en una experiencia. También nos dice que la justicia es posible y que las causas nobles valen la pena, solo cuándo nos comprometemos, y las defendemos con pasión.

   La corona española  fue la principal financista del viaje de Cristóbal Colón, quien buscaba una ruta alternativa para llegar a la India. El marino Genovés, encontró tierras habitadas por civilizaciones con complejas estructuras políticas y, pueblos con tradiciones ancestrales. Esos pueblos fueron sometidos y despojados de sus riquezas. Con parte del oro y la plata americana que percibía la corona española, se continuaron financiando guerras, en las que España fue, mayormente, derrotada.

   El oro americano se acabó. Las colonias fundadas en América fueron buscando su independencia de España y construyendo sus propias identidades. Estos hechos  terminaron de provocar la pérdida del prestigio del que gozaba la corona española en el escenario europeo, y el pueblo se desmoralizó. Frente a este panorama, los poetas de la Generación del 98, pusieron en primer plano la decadencia moral del país y rescataron el espíritu del hombre español. Lo mostraron atado a sus tradiciones religiosas y condicionado por la geografía.

Los poetas más destacados de la Generación del 98´fueron: Antonio y Miguel Machado, Azorín, Miguel de Unamuno, Ramón Del Valle Inclán, Jacinto Benavente, Pío Baroja, Ramiro de Maeztu, Enrique de Mesa, Ramón Menéndez Pidal entre otros. Estos artistas fueron amigos y compartieron ideas socialistas o anarquistas. Estos hombres fueron rebeldes y progresistas. Sus obras renovaron la literatura con novelas  impresionistas, dramas filosóficos (llamados “nivolas”) y la poesía. Utilizaron un lenguaje sencillo, regionalismos, vocabulario coloquial y frases cortas y simples.

 En la poesía de Antonio Machado está contenido el espíritu del hombre español y sus costumbres. Sus escenarios son Andalucía, Soria, La Mancha y Sevilla, mostrando el folclore y la forma de ser de los que habitan esas tierras; hace una semblanza de toda España. Intenta conocer todo lo que es necesario cambiar para refundar el país.

 El escritor Mexicano Alfonso Reyes afirmaba que la literatura “no es una actividad de adorno, sino la expresión más completa del hombre” porque “sólo la literatura expresa al hombre en cuanto es hombre, sin distingo ni calificaciones algunas. No hay mejor espejo del hombre. No hay vía más directa para  que los pueblos se entiendan y se reconozcan entre sí, que esta concepción del mundo manifestada por las letras….”

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