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LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y SU INFLUENCIA EN LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO


Enviado por   •  17 de Octubre de 2020  •  Ensayos  •  3.901 Palabras (16 Páginas)  •  711 Visitas

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República Bolivariana de Venezuela[pic 1][pic 2]

Ministerio del poder popular para la educación superior

Universidad José Antonio Páez

San Diego, Edo. Carabobo

Escuela de Arquitectura

LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y SU INFLUENCIA EN LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO

Grupo N.- 2.

Integrantes:                                                                                            Profesor:

Acevedo, Annabel CI 27.820.275                                           Arq.Franz Rísquez

Barreat, María CI 27.877.566                                                                   Materia:

Calles, Alejandra CI 27.356.839                                                Historia IV 307Q1

Fajardo, Osdelio CI 26.883.978

Ladera, Valeria CI 28.023.463

INTRUDUCCIÓN

Los inicios de la revolución industrial europea se remontan a la Edad Moderna. A partir del siglo XVI se percibe un avance en el comercio, en los métodos financieros y la banca además de un cierto progreso técnico en la navegación e impresión. Sin embargo, estos avances siempre se veían afectados por epidemias, guerras y hambrunas que no permitían el progreso de los nuevos conocimientos ni un gran crecimiento demográfico.

Así como también El Renacimiento marcó otro punto importante con la aparición de las primeras sociedades capitalistas en Holanda y el norte de Italia. Es a partir de mediados del siglo XVIII cuando Europa comenzó a distanciarse del resto del mundo y a asentar las bases de la futura sociedad industrial debido al desarrollo, aún primitivo, de la industria pesada y la minería en 14​15​ La alianza de los comerciantes con los agricultores hizo aumentar la productividad, lo que a su vez provocó una explosión demográfica, acentuada a partir del XIX.

La Revolución Industrial se caracterizó por la transición de una economía agrícola y manual a una comercial e industrialcuya ideología se basaba en el racionalismo, la razón y la innovación científica.

Otro de los principales desencadenantes de la Revolución nace de la necesidad. Aunque en algunos lugares de Europa como Gran Bretaña ya existía una base industrial, las Guerras Napoleónicas consolidaron la industria europea. Debido a la guerra, que se extendía por la mayor parte de Europa, las importaciones de muchos productos y materias primas se suspendieron. Esto obligó a los gobiernos a presionar a sus industrias y a la nación en general para producir más y mejor que antes, desarrollándose industrias antes inexistentes.

La industrialización tuvo lugar en diferentes oleadas en los distintos países. Las primeras áreas industriales aparecieron en Gran Bretaña a finales del siglo XVIII, extendiéndose a Bélgica y Francia a principios del siglo XIX y Alemania y Estados Unidos a mediados de siglo, a Japón a partir de 1868 y a Rusia, Italia y España a finales de siglo.

Entre las razones se encontraron algunas como la notable ausencia de grandes guerras entre 1815 y 1914, la aceptación de la economía de mercado y el consecuente nacimiento del capitalismo, la ruptura con el pasado, un cierto equilibrio monetario y la ausencia de inflación.

En la segunda mitad del siglo XVIII, en Inglaterra, se transforman los sistemas de trabajo y la estructura de la sociedad. La Primera Revolución Industrial comienza en Inglaterra en 1760 y desde allí se extendió a otros países de Europa occidental y a Estados Unidos de América, hasta 1840.

Se originó en Inglaterra debido a diversos factores, tales como, factores técnicos ya que era uno de los países con mayor disponibilidad de las materias primas esenciales, como el carbón, la industria siderúrgica, la madera, etc.

Este movimiento propuso el paso de una economía rural, basada fundamentalmente en la agricultura, pero también caracterizada por el predominio del comercio y de la producción manual de bienes, a una economía urbana, industrializada y mecanizada. Se pasa del viejo mundo rural al de las ciudades, del trabajo manual al de la máquina.

La Revolución Industrial es considerada como el mayor cambio tecnológico, socioeconómico y cultural ocurrido entre fines del siglo XVIII y principios del XIX.

Los avances de la Revolución Industrial repercutieron directamente en la arquitectura tanto por la posibilidad de disponer de nuevos materiales y técnicas (hierro, vidrio, acero, hormigón) como también por las nuevas necesidades vinculadas a la nueva sociedad que se estaba creando (espacios amplios para fábricas, grandes puentes, estaciones de tren, salas de exposiciones, puentes, hospitales, mercados, escuelas).

La arquitectura de la ingeniería del siglo XIX estaba ampliamente basada en la incorporación de los nuevos materiales y las nuevas tecnologías aportados por la Revolución Industrial, tales como el hierro fundido y colado, acero y hormigón.

Tuvo amplia difusión gracias a su versatilidad y a su adecuación a las nuevas necesidades de infraestructura (espacios amplios y diáfanos). Los nuevos edificios fueron mercados, estaciones de ferrocarril, puentes, galerías y bibliotecas que tuvieron al hierro como principal material.

A pesar de sus ventajas, los primeros usos del hierro se circunscribieron a la industria, a la fabricación de maquinaria o de elementos técnicos vinculados a ella, como los puentes.

Su uso encontró muchas resistencias entre los arquitectos, formados en las Academias, pues tanto sus técnicas como su apariencia eran algo ajeno a su tradición y considerado antiestético. Era una arquitectura totalmente nueva, ligada a la Revolución Industrial, a los avances tecnológicos y a la dirección de los ingenieros más que de los arquitectos y que provoco una ruptura radical con las técnicas constructivas anteriores.

Ante cambios tan profundos, la formación profesional de los arquitectos, fundamentalmente artística, entró en crisis. Los principales creadores del momento fueron ingenieros, que conocían mejor que los arquitectos tradicionales, las posibilidades de los nuevos materiales y la tipología de los edificios modernos. La pugna entre el arquitecto (artista) y el ingeniero (técnico) será algo característico a lo largo de todo el siglo XIX.

Por otro lado, la revolución industrial, que había tenido una importancia capital en muchos aspectos, tuvo una decisiva representación en el desarrollo urbano. La inmigración de amplias capas de la población rural a las ciudades rompió el equilibrio tradicional entre campo y ciudad, provocando una falta de alojamientos y a su vez graves problemas de especulación inmobiliaria. Las transformaciones urbanas, en general, crearon zonas diferenciadas, desde barrios burgueses a barrios de trabajadores (posteriormente barrios obreros), así como centros comerciales, burocráticos, etc.

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