LA TERCERA OLA
eco5617 de Diciembre de 2012
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El marco teórico de Toffler
Tres obras de Alvin Toffler (una de ellas en coautoría con Heidi Toffler)
delimitan (aún antes de la consolidación del modelo de internet que
estudiamos en esta investigación) lo que sería la sociedad digital a medidas
que fueran avanzando los procesos de maduración. Aunque en los pie de
página figuran con la edición en castellano disponible por quien esto
escribe, el orden correcto en el que el
sociólogo norteamericano las concluyó es
a la inversa. En 1970, comenzó su triada
con “El shock del futuro”, siguiendo en
1980 con “La tercera ola” y concluyendo
en 1995 con “La creación de una nueva
civilización”. La primera de ellas abrió el
espacio de un mundo que comenzaba a
cambiar a pasos cada vez más veloces. En
cuanto a la segunda era un cierre a una
descripción de los “pivotes” de la historia
humana en función de grandes
modificaciones tecnológicas que Toffler
llama progresos. El tercer libro
mencionado por nosotros surgió como
forma de completar los comentarios que
“La tercera ola” había generado en
conferencias o en notas de prensa, aunque es de notar que es el único
escrito luego de la apertura de internet.
ıgEs tan profundamente revolucionaria esta nueva civilización, que constituye un
reto a todo lo que hasta ahora dábamos por sentado”, es una frase con la que el
autor parece sentar un panorama de prospectiva en el que trasluce esperanza
en el porvenir: “... bajo el tumulto y el estrépito de acontecimientos
aparentemente desprovistos de sentido, yace una sorprendente pauta, potencialmente
llena de esperanza”.
Un eje importante a destacar en los análisis de Toffler es que pudo trazar
un panorama muy cercano al presente sin que en ese momento internet
estuviera en los discursos sociales que comenzó a alcanzar en la etapa por
nosotros estudiada. En los ámbitos académicos de Estados Unidos era
considerado uno de los referentes al momento de estudiar los impactos que
los vehículos habían generado en las sociedades modernas en función de
generar una nueva valoración del tiempo y las distancias. Sobre estos
mismos parámetros se puede estudiar el fenómeno de la red, aunque en el
caso de las últimas de las dos obras mencionadas ocupa un lugar
primordial el peso estratégico de la información en clara tensión con el
capital monetario, tan esencial en los modelos de sociedad industriales.
Ya en la introducción de La Tercera Ola se encarga de diferenciarlo de su obra
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La “Tercera Ola” según Alvin y Heidi Toffler 3
anterior al referir que “autor y lector
nunca ven exactamente las mismas
cosas en un libro. Considero La Tercera
Ola radicalmente distinta de El
shock del futuro tanto por la forma
como por lo que constituye en cada
caso el punto focal de atención”.
El tiempo cubierto en ambas obras
es distinto, ya en el último incluye
pasado, presente... y futuro. Quizás
en ese trazado de esa prospectiva
(para distinguirlo de simple futurología)
es donde asentamos gran
parte de nuestra interpretación del
impacto social que el avance digital
generó. “Cuando digo que algo sucederá,
doy por supuesto que el lector
aplicará el apropiado margen
de incertidumbre”.
En varios tramos Toffler recuerda
que nunca se puede hablar de
r e a l i d a d e s a b s o l u t ame n t e
homogéneas, ya que dentro de una
misma sociedad se da una
permanente “super lucha” (el
término es del autor mencionado)
entre distintas olas. Las “olas” son
formas de ver la realidad, de
producir, de consumir, de estudiar
y de relacionarse. Tanto este
sociólogo como el ingeniero
Michael Dertouzos que también
hemos tomado como marco teórico,
trazan sus ejes analíticos en los
negocios y la educación. En un caso
(los negocios) como el combustible
que permitió la gestación de este
nuevo soporte y en el otro (la
educación) como la consolidación
del mismo en los usos y discursos
sociales. Cada entramado social
esconde siempre una fuerza
conservadora hacia lo que se
considera un cambio.
El autor considera que los momentos
que se están viviendo bien podrían ser
los últimos de una vieja civilización o
los primeros de una nueva, pero en
ninguno de los casos cree que se esté
viviendo un tramo “llano” en la historia
de la humanidad. Según su teoría la
humanidad acumula cambios y
progresos que en determinado momento
maduran en modificaciones claramente
perceptibles en una llamada “premisa
revolucionaria”, que se asienta en una
línea de avance: “Comenzando con la
sencilla idea de que el nacimiento de la
agricultura constituyó el primer punto de
inflexión en el desarrollo humano y de
que la revolución industrial formó la
segunda gran innovación, contempla
cada una de ellas no como un
acontecimiento instantáneo, sino como
una ola de cambio desplazándose a una
determinada velocidad”.
La ola de la agricultura la fija en un
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La “Tercera Ola” según Alvin y Heidi Toffler
período que abarcaría aproximadamente
desde unos ocho mil años antes de
Jesucristo hasta la mitad del siglo XVII,
en los albores de la revolución
industrial. La segunda ola que allí
comenzaba terminó cuando en una fecha
aproximada a 1955 en Estados Unidos
los empleados de servicios superaron a
los obreros industriales. Por razones
de recorte de investigación nos ubicamos
en la tercera ola que seguiría
hasta nuestros días, aunque en
2009 el autor está concluyendo sus
escritos que mencionan a la irrupción
de la biotecnología como la
cuarta ola. Ya en 1980 imaginaba a
la genética como el germen de esta
supuesta cuarta etapa de progreso.
Retomando el concepto de “super
lucha”, hace alusión a que lo más
probable es que se produzcan
colisiones entre las olas que
pueden incluso estar al mismo
tiempo en una misma sociedad. No
todos los ciudadanos alcanzan el
mismo estilo y forma de vida, por
lo que muchas veces no solo
comparten los mismos lugares (en
otros párrafos Kevin Kelly
diferencia lugares de espacios),
sino que libran un cruce de fuerzas
que generan las tensiones propias
de todo combate. Considera que la
ambigüedad es propia de los
individuos y las sociedades. Para
ello menciona a políticos como
Valéry Giscard d'Estaing y Jimmy
Carter que tenían posiciones
conservadoras en economía y
progresistas en cultura. En cuanto
a países avanzados, que ya estaban
en la tercera ola (Estados Unidos,
Alemania o Gran Bretaña) en la
cua l l a s o l a s an t e r i o r e s
( a g r i cu l tur a e in dus t r i a )
c o n s e r v a b a n u n p e s o
determinante. Cuando en nuestra
i n v e s t i g a c i ó n p r o c u r amo s
circunscribirnos a la Web 1.0
sabemos que hay indicios de la
presencia de la Web 2.0 y que aún
hoy en día conviven mas allá de la
preeminencia de un modelo sobre
el otro. Líneas más arriba hemos
mencionado que los absolutos
homogéneos no son propios de las
sociedades humanas.
La agricultura era un avance ya que “el
mundo civilizado estaba constituido por
aquella parte del planeta en que la
mayoría de la gente cultivaba el suelo,
pues donde quiera que surgió la
agricultura, echó raíces la civilización.
Desde China y la India hasta Benín y
México, en Grecia y en Roma, las
civilizaciones nacieron”.
Cuando los procesos industriales
alcanzaron un espacio de
relevancia se dio un giro que llamó
“contra civilización”, a punto tal
que lo incluye como una de las
causales de la guerra civil
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La “Tercera Ola” según Alvin y Heidi Toffler
estadounidense, aduciendo que la disputa incluía determinar si el futuro
de la joven nación lo iban a determinar los granjeros o los industriales.
De la misma forma que menciona la ambigüedad de las sociedades, al mismo tiempo
ve en forma subyacente un alto grado de patrones comunes, fundamentalmente en las
que ya ingresaron en la segunda ola. “De hecho, por debajo de las bien conocidas
diferencias existe un oculto cimiento de similitud”. A ese “parecido” le llamó
“esquema oculto”.
Esa similitud entre sociedades se puso de manifiesto durante la
...