LAS DOS CARAS DE LA IDENTIDAD NACIONAL
floryfranDocumentos de Investigación29 de Agosto de 2022
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INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN DOCENTE N° 22 “ADOLFO ALSINA”
PROFESORADO DE LENGUA Y LITERATURA
- Espacio curricular: Historia Social de la Literatura III
- Profesora: María Luisa Echeverría
- Alumna: Florencia San Martín
- Año: 2022
JORGE LUIS BORGES Y ROBERTO ARLT:
LAS DOS CARAS DE LA IDENTIDAD NACIONAL
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Inicio
La literatura argentina se ha caracterizado por plasmar a través de sus obras las oposiciones entre grupos o conceptos antagónicos que han reinado en la sociedad a lo largo de la historia: civilización-barbarie, campaña-ciudad, unitarios-federales, peronismo-antiperonismo, por mencionar solo algunos ejemplos. En el campo de los autores, estas polémicas y enfrentamientos también existieron como es el caso de la oposición que instalaron algunos escritores argentinos entre Jorge Luis Borges y Roberto Arlt. Borges es quien cierra la literatura gauchesca argentina del siglo XIX, a cargo de los grandes autores de la época: Lugones, Guiraldes, Sarmiento, Ascasubi, Hernández. Frente a esto, Arlt aparece como el nuevo arquetipo de escritor, que utiliza un estilo totalmente diferente y rupturista, un autor que señala la particularidad, los rasgos típicos y el valor del lenguaje que habita en el hombre argentino moderno.
En el presente trabajo se abordará la mirada sobre una disyuntiva ideológica y literaria que se desarrolló durante los años cincuenta y sesenta cuando Borges podía leerse a través de la revista Sur y Arlt era exaltado por la revista Contorno. Dos autores cuyas propuestas estéticas se presentaban como radicalmente diferentes, idea que poco a poco comienza a perder peso porque, si bien sus estilos difieren, ambos han logrado trabajar creativamente con el material literario en una época de vertiginoso crecimiento en la Argentina.
El objetivo de este análisis es demostrar el sinsentido de una grieta que intentó instalarse a partir del antagonismo entre Borges y Arlt, autores contemporáneos, pares en el oficio y abiertos a una literatura argentina en la cual ambos lograron dejar su huella y su impronta, a través de estilos únicos y claramente diferenciables.
Carreras incipientes de futuros autores en ascenso
Roberto Arlt (1900-1942) fue un escritor y periodista argentino que nació en Buenos Aires y se crio en el barrio porteño de Flores. Provenía de una familia inmigrante de lengua no española, de origen muy humilde. Apenas si pudo tener una formación escolar básica motivo por el cual se desempeñó en diferentes oficios: trabajador portuario, mecánico, pintor, soldador y ayudante en una biblioteca. El territorio elegido para transitar los días de su juventud fue el de las bibliotecas públicas, socialistas, anarquistas, los centros de cultura barrial, el periodismo y las publicaciones populares.
La literatura terminó empujándolo a despuntar las profesiones de periodista y escritor de novelas, cuentos y las famosas aguafuertes. Su primera obra, El juguete rabioso (1926), está reconocida como una de las mejores novelas argentinas. En Los siete locos (1929) y Los lanzallamas (1931) aparece retratado de modo muy realista el mundo de los bajos fondos de Buenos Aires, con sus tangos, delincuentes, prostitutas y rufianes. La locura, la marginalidad, la humillación, la traición, la conspiración política, la invención técnica serán los principales temas de toda su narrativa. Sus ficciones tienen como escenario principal a Buenos Aires y como protagonistas a personajes de la clase media, en el contexto de la crisis económico-social y el desasosiego ante la inminente guerra mundial durante las décadas de 1920 y 1930. También se dedicó al teatro y sus obras fueron puestas en el Teatro del Pueblo.
Roberto Arlt no obtuvo la formación europea de Jorge Luis Borges ni la de los escritores que pertenecían a las clases altas. El lenguaje de sus relatos es una mezcla ítalo-alemán familiar con la sintaxis y el tono de habla hispana rioplatense. Sus obras representan de algún modo los indicios de la etapa de modernización de la cultura y el imaginario social en la Buenos Aires de los años 1920 y 1930.
Aunque fue leído masivamente, los sectores académicos criticaban sus incorrecciones sintácticas, siendo ésta una de las razones por las cuales su reconocimiento se hizo esperar. A finales de los años cincuenta, su obra comenzó a ser reivindicada por la revista Contorno como uno de los mayores logros de la literatura argentina. Las historias de Arlt reflejan la frustración de las clases populares y sus personajes son, a menudo, seres marginados que atraviesan situaciones límite. En este contexto, el mundo cotidiano marca las contradicciones de la gran ciudad cosmopolita, dividida entre el capitalismo y la comunidad formada por desocupados, inmigrantes, marginales, víctimas de la expulsión y la crueldad de la urbe.
Con su impronta creativa y disruptiva, Roberto Arlt dominó la escena cultural de la Argentina de la primera parte del siglo XX y se lo considera el introductor de la novela moderna en nuestro país.
Jorge Luis Borges (1899-1986) fue un poeta, ensayista y escritor argentino, considerado una de las grandes figuras de la literatura en lengua española del siglo XX. Provenía de una familia de antepasados héroes de la independencia por parte de su madre e ingleses vinculados con el mundo de la alta cultura literaria por parte del padre. Desde muy temprano, desarrolló afición por la lectura y fue adquiriendo una gran erudición por influencia familiar. Gracias a su abuela paterna inglesa, tuvo una alfabetización bilingüe.
En el año 1914 y con la esperanza de conseguir un tratamiento para la progresiva ceguera de su padre, la familia se instaló en Ginebra, Suiza, donde Jorge Luis Borges cursó el bachillerato. En 1919 se trasladó a España, donde entró en contacto con el movimiento ultraísta y colaboró con poemas y crítica literaria en diversas revistas. Dos años después, regresó a Buenos Aires y participó activamente de la vida cultural de la ciudad, fundando con otros importantes escritores la revista Proa. En 1923, lanzó su primer libro de poemas, Fervor de Buenos Aires. Durante los años treinta su fama crece en Argentina y publica diversas obras en colaboración con Bioy Casares, de entre las que cabe subrayar Antología de la literatura fantástica (1940). Durante estos años su actividad literaria se amplía con la crítica y la traducción de autores como Virginia Woolf, Henri Michaux o William Faulkner.
Es bibliotecario en Buenos Aires de 1937 a 1945, conferenciante y profesor de literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires, presidente de la Sociedad Argentina de Escritores, miembro de la Academia Argentina de las Letras y director de la Biblioteca Nacional de Argentina desde 1955 hasta 1974.
Borges fue el creador de una cosmovisión particular sostenida en un singular estilo literario, basado en la interpretación de conceptos como los de tiempo, espacio, destino o realidad. La simbología que utiliza remite a los autores que más le influenciaron (William Shakespeare, Thomas De Quincey, Rudyard Kipling o Joseph Conrad), además de la Biblia, la Cábala judía, las primigenias literaturas europeas, la literatura clásica y la filosofía.
El libro Ficciones (1944) es central en la obra de Borges, no sólo por el nivel insuperable que alcanza, sino por la condensación genérica que lo caracterizará de allí en adelante. Esta obra acabó de consolidar a Borges como uno de los escritores más singulares del momento en lengua castellana.
Contexto – Argentina durante fines del siglo XIX y principios del XX
A partir de la primera presidencia de Julio A. Roca (1880-1886) se produjo en la Argentina una profunda modificación económica y social al mismo tiempo que se inició un proceso de modernización y crecimiento urbano en Buenos Aires y en el área Litoral. Desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX el país y fundamentalmente la ciudad autónoma de Buenos Aires comenzaron a agigantarse demográficamente producto de la inmigración que había llenado de extranjeros las ciudades, especialmente Buenos Aires. En este contexto, el mundo social y político cambiaba: Argentina era un país agroexportador que había extendido sus vías férreas, estaba generando nuevos oficios y jornadas de trabajo. Al mismo tiempo se modificaban las estructuras productivas y surgían nuevas clases sociales.
La inmigración se había convertido en una estrategia de las autoridades y las clases dirigentes para integrar a los recién llegados en el proyecto de la transformación social que daría como resultado nuevos tipos humanos capaces de reemplazar la cultura tradicional hispánica por una civilización que apostara al progreso, como había sucedido en las naciones europeas.
Dentro de estas progresivas modificaciones debe ubicarse la constitución del campo intelectual que generaba diversos planteos, entre los que sobresale el tema de la identidad nacional, un tópico que no resultaba nuevo debido a que en el año 1883 Domingo Faustino Sarmiento había sido uno de los primeros en cuestionarse si éramos Nación, hasta dónde y desde cuándo (Altamirano y Sarlo, 1983).
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