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La Evaluación


Enviado por   •  30 de Mayo de 2014  •  2.160 Palabras (9 Páginas)  •  171 Visitas

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EVALUACIÓN, UN NUEVO RETO

En términos de educación, la evaluación es un tema no muy sencillo de abordar y que hay que analizar y entender muy bien. Esta se puede y debe aplicar a todas las personas involucradas, tales como: alumnos, personal administrativo, planta docente, etc., y es muy importante reconocer su función y lo que realmente se quiere lograr con ella. En este caso, el evaluador debe de conocer los diferentes tipos de evaluación para poder utilizarlas como mejor le convenga y también cual es el resultado que busca.

En la actualidad la evaluación representa una actividad fundamental tanto para el estudiante como para el docente. En el caso del estudiante, le sirve para conocer si pasara el curso, sin ver más haya de todo lo que ese proceso conlleva. De igual manera esta información le sirve al maestro, pero en otro aspecto, el de saber si en verdad el alumno obtuvo un aprendizaje significativo. Por lo que ha resultado necesario para el docente, transformar los procesos de evaluación porque representan un elemento clave en el proceso de enseñanza aprendizaje.

La mayoría de las escuelas siguen un sistema tradicional de enseñanza. Las clases se imparten a grupos compuestos por alumnos de las mismas edades, se les impone aun un sistema basado en notas y donde se dividen las asignaturas. Y el profesor es una figura central que imparte su asignatura designada durante todo el curso de una forma sistemática. Y los alumnos demuestran los conocimientos adquiridos por medio de exposiciones que memorizan, presentaciones de trabajos, tareas, resúmenes, etc. (Florez, 1999).

Hay que aclarar que la evaluación del alumno no tiene como fin clasificar a todos y cada uno de los estudiantes, sino más bien valorar y descubrir las posibilidades de cada uno, con el objetivo de desarrollar al máximo el conocimiento evaluado, como también sus limitaciones y poder salvarlas trabajando en ellas una vez identificado el problema-obstáculo. Aquí es cuestión de trabajar con el binomio docente-alumno para crear en ellos la cultura de lo que implica todo el proceso de evaluación.

Primeramente para poder entender mejor todo lo expuesto antes, el maestro debe de tener muy claro que quiere abordar en sus clases durante todo el curso escolar y como lo quiere lograr; después aterrizarlo en el alumno. Por lo que debe seguir un modelo pedagógico, y “es la representación de las relaciones que predominan en el acto de enseñar, es también un paradigma que puede coexistir con otros y que sirve para organizar la búsqueda de nuevos conocimientos en el campo de la pedagogía” (Florez, 1999, p.32).

Una vez ya comprendido lo que encierra y lo que es un modelo pedagógico, entendemos que es una alternativa que nos invita a reflexionar al trabajar sobre él; claro está, que aquí se tratara de ejemplificar con un modelo que sí se adapte en su desarrollo con la evaluación, ya que otros modelos no necesitan de ella; y ver o tratar de entender el porque es tan importante y todo lo que podemos obtener de ella y cambiar, como se expuso antes el pensamiento cegado de ver en la evaluación una simple cifra que se le da al estudiante.

El maestro siempre debe de evaluar el aprendizaje para lograr que este se haga significativo; hay que entender que un aprendizaje significativo no es más que el conocimiento que el alumno adquirió por medio de diferentes estrategias de aprendizaje que causaron un alto impacto y da pie a que haga suyo el aprendizaje y lo aplique en su vida (Díaz y Hernández, 1999) de no ser así, el docente podría estar avanzando en su curso y no se daría cuenta del rezago de alumnos que tiene en su clase y sería una pérdida de tiempo el tener que regresarse solo por unos cuantos alumnos, cuando con una evaluación a tiempo se podría haber evitado.

Antes la evaluación era conocida por muchos como el último instrumento que utilizaba el maestro y poder colocarle a ese alumno una calificación que le servía como referencia y de medio para castigar o premiarlo. Esto puede ser una fuente de discriminación social, ya que con calificaciones que encasillan si es bueno o malo, estos se sentirán no aptos para poder avanzar a otro tema o incluso a otro curso, y los mismos maestros podrían crear el sentimiento de envidia hacia alumnos que si aprobaron dicho examen.

Ahora bien, la educación se ha vuelto un instrumento indispensable para alcanzar los ideales de paz, libertad y justicia social, para un desarrollo humano más armonioso, más genuino y retroceder la pobreza, la exclusión, opresiones y guerras. (Delors, 1999). Por eso hay que lograr en los alumnos esa enseñanza que se desea alcanzar por medio de las herramientas que el maestro les proporciona en el día a día, para poder también quitar esa venda de los ojos que hace que los alumnos etiqueten a sus demás compañeros.

Todo en la sociedad humana tiene una intención pedagógica. La educación juega un papel sumamente importante, como anteriormente se planteó, por tal motivo se deben diseñar métodos para poder lograr despertar en el alumno el interés para mejorar el rendimiento académico. Los padres juegan un papel fundamental como inductores en el proceso educativo. Se conocen dos tipos: puede ser informal y es en el que actúan los padres, algún adulto o tutor; o formal, y en este caso se refiere exclusivamente a la persona designada para ello, un maestro. (Savater, 1997).

El docente como intermediario del aprendizaje debe conocer muy bien a sus alumnos, saber sus necesidades y dificultades. Para lograr que estos investiguen, descubran y participen expresando sus ideas. El material didáctico se convierte en una herramienta de consulta que beneficiara al docente para lograr identificar, analizar y aplicar diferentes estrategias de acuerdo al tema que desarrollara en clase. Con este material se debe alentar al alumno a participar en clase y el maestro tendrá una evidencia del conocimiento que va adquiriendo.

Es fundamental que la evaluación sea capaz de valorar de forma muy efectiva el aprendizaje del estudiante y se debe tener muy encuentra el no confundir el aprendizaje con la memorización. Mucho más importante que la memorización es ver cómo desarrollan las habilidades, como son la capacidad de reflexión, observación, análisis, el pensamiento crítico y la capacidad para resolver problemas, destrezas, dominio de un tema en el caso de una exposición, como se desempeña durante un trabajo en equipo, etc.

Cada clase, cada alumno y cada situación de enseñanza refleja características únicas y diferentes entre sí, es por eso que el maestro debe de introducir el cambio de pensamiento en el alumno y se debe de hacer más énfasis en el aprender. La educación que aún se está utilizando en muchos salones de clases es el que está centrado en el maestro, con la memorización de las notas que el mismo maestro les dicta a sus alumnos; debemos dejar eso atrás y la enseñanza en si debe estar siempre centrada en el alumno y en el aprendizaje que él va adquiriendo.

Cuando se quiere valorar el rendimiento de un equipo de trabajo ya sea en una escuela o una empresa, se necesita de la evaluación. Como medio de medición, para saber si en verdad están haciendo de una manera adecuada su trabajo y esta misma evaluación arrojara evidencias que darán conocimiento de cuáles son los puntos débiles que tienen y el jefe o directivo podrá hablar con él para comentarle de estos puntos y en conjunto comentar tanto puntos buenos o malos en su desempeño y mejorar y mantener ese nivel bueno que tiene.

Ahora bien, cualquiera que sea la situación del estudiante respecto a su rendimiento, el profesor no debe olvidar una tarea importante: ayudar a descubrir en el alumno alguna, aptitud o interés sobresaliente.

Se debe trabajar a partir de los errores […] Se basa en el simple postulado de que aprender no es primero memorizar, almacenar las informaciones, sino más bien reestructurar su sistema de comprensión del mundo. Esta reestructuración requiere un importante trabajo cognitivo. Sólo se inicia para restablecer un equilibrio roto, controlar mejor la realidad, a nivel simbólico y práctico.

(Perrenoud, 2002, p.22).

La posibilidad que se tiene de obtener diferentes tipos de información sobre el estudiante depende, no solo de la capacidad de apreciación de los docentes frente a grupo, sino también de las áreas que se estén trabajando, un ejemplo, solo se puede apreciar y conocer la originalidad de un estudiante cuando el método y las tareas que se le pidan a este alumno sean concretas referentes a un aprendizaje que permita la representación de su expresión. Al igual que si se quiere evaluar la dicción, se le debe pedir al alumno que lea o que nos hable de algún acontecimiento.

Con esto se viene diciendo que no se debe servir de la evaluación como medio de presión.

Se debe practicar una evaluación formadora y renunciar a la evaluación estandarizada, e involucrar a los alumnos en la evaluación de sus competencias y la autoevaluación; para que ellos mismos sepan en que van bien o en que van mal. Para que junto con su maestro y sus compañeros puedan trabajar en conjunto y ayudar en los puntos débiles de cada uno, ya que uno puede ser bueno en algo y puede ayudar a un compañero a superar un obstáculo, no haciendo el trabajo pero si prestando más atención de una manera más personalizada. (Perrenoud, 2002).

Los docentes antes de iniciar su curso tienen en la mente cual es el programa de estudios, sus temas y como es que van a organizar toda esa información. Y en la evaluación se piensa al final del curso, cuando es que se acercan las fechas de exámenes y se piensa que es lo que se quiere preguntar para preparar el examen. Pero para el alumno es al revés: lo que le interesa a él es como va a ser evaluado desde el inicio del curso y como serán los exámenes, si de preguntas abiertas, opción múltiple, completar enunciados, etc. Eso y no nuestros objetivos declarados al inicio del curso lo que va a condicionar su estudio.

Un desafío como profesor es “convencer a los alumnos a trabajar y aprender” (Perrenoud, 2002, p.88). Esto se podrá lograr con apoyo de ambos lados. Por parte del alumno este debe de estar involucrado totalmente con el proceso de enseñanza aprendizaje y debe también aprender a trabajar en equipo inculcando la cooperación y la responsabilidad en el para desarrollar todo tipo de proyectos junto con sus compañeros ya que debe aprender a que si se equivoca o no toma la seriedad correspondiente a un trabajo, afectara a todo el grupo y no solamente a él.

Con un poco de imaginación por parte del maestro no es difícil realizar evaluaciones durante el desarrollo del curso. No es necesario formular preguntas para un examen y sacar copias, podría ser a veces lo más conveniente, pero hay procedimientos más sencillos, como pueden ser un dictado o preguntas que pueden ser hechas durante el desarrollo del tema o al final de este, así el alumno puede con un n tiempo razonable para pensar y escribir , dará su respuesta o la explicara ante el salón de clases ya que de esta manera la podría asimilar mejor al igual que sus compañeros al movilizar de esta manera el conocimiento. (Perrenoud, 2002).

La enseñanza en estos días no es solo la acción de comunicar y es una orientación para el alumno. Entonces entendamos que la evaluación no es solo revisar procesos, que se tengan que calificar sino que es parte de un proceso que el docente debe contemplar durante todo el curso. Y debe permitir siempre la comunicación entre docente y alumno para ir aclarando dudas y corrigiendo malos entendidos. Y sirve de orientación para el alumno como bien se dijo para que logre un buen aprendizaje significativo.

Cabe señalar que el alumno que aprende es aquel que tiene conciencia de lo que está haciendo y para que lo está haciendo. Sabe cómo integrar ese conocimiento a su realidad La evaluación formativa requiere recoger, organizar e interpretar la información obtenida de múltiples fuentes con el fin de dirigir la acción correspondiente en el proceso de instrucción y mejorar el aprendizaje de los estudiantes. En definitiva el docente debe de utilizar la evaluación para tener un control de su clase, de su manera de enseñar y poder llevar a los alumnos de la mano y también identificar a los que están en rezago y poder incorporarlos al grupo.

Referencias

Delors, J. et al. (1996). La educación encierra un tesoro, informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI. Madrid: Unesco-Santillana.

Díaz Barriga, F. (2002). Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. Una interpretación constructivista. México: Mc Graw-Hill.

Flórez, R. (1999). Evaluación pedagógica y cognición. Colombia: McGraw-Hill.

Perrenoud, P. (2002). Construir competencias desde la escuela. Chile: Dolmen.

Savater, F. (1997). El valor de educar (1a. Ed., reimp.). México: Instituto de Estudios Educativos y Sindicales de América.

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