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La Independencia de Chile


Enviado por   •  10 de Julio de 2019  •  Resúmenes  •  2.041 Palabras (9 Páginas)  •  106 Visitas

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Informe de lecturas: Chile y América siglo XIX

I Identificación del texto (escriba identificación en negrita)

Autor/a: Alfredo Joselyn  Holt

Título: Ensayo y error

Nombre del libro o artículo: La Independencia de Chile        

Revista (si es artículo):

Lugar de edición: Madrid

Editorial (si es capítulo de libro): Editorial Mapfre

Año de edición/publicación: 1992

II Presentación general del texto (escriba de qué se trata en términos generales, identificando la pregunta o el objetivo del/la autor/a y la tesis central) 12 líneas máximo.

         Alfredo Joselyn Holt, realiza una reinterpretación de la independencia, el liberalismo y sus repercusiones en la modernidad como consecuencias de dichos factores, que se estructuran y re-estructuran a lo largo del periodo de ensayos constitucionales. Cabe decir, se hace una redefinición de los procesos históricos acontecidos, que tiene relación con las definiciones de los periodos, entre las cuales cabe mencionar, la utilización del concepto de anarquía en los periodos comprendidos entre la abdicación de O’Higgins y la constitución de 1828, donde Joselyn Holt es enfático en aclarar que, si bien existe un debilitamiento de la falta de institucionalidad en un sentido de que existieron crisis relacionadas al mundo político y económico, aquello no generó una gran crisis que se pueda traducir al término de “desgobierno”. Por último, se mencionan 3 perspectivas que busquen explicar y resolver el problema político gubernamental generado por la Abdicación de O’Higgins, en ese sentido, se menciona un autoritarismo personalista, una voluntad por equilibrar el poder civil en conjunto al militar y por último, ensayos de gobiernos enfocados a la índole jurídico-constitucional.  

III Resumen del texto utilizando citas textuales o parafraseo.  (3 páginas)

         Primero, se hace mención de una transición autoritaria, que hace mención con el nombramiento de O´Higgins como director supremo. Dicho esto, se nos menciona los atributos personalistas y las atribuciones que posee. El gobierno de O´Higgins, es definido como dictatorial en sentido clásico de la palabra y las constituciones decretadas durante su administración (1818-1822) le conceden facultades extraordinarias, limitándosele a reconocer prácticas dictatoriales. Durante su administración, se nos presenta a un O´Higgins progresista y liberal en materias económicas (medidas proteccionistas incipientes que apuntaban hacia al mercado exterior), aunque en su administración se evidencia un republicanismo que en su praxis no fue favorable a un régimen más liberal y por ende, se le considera autoritario y personalista. Posterior a la abdicación en 1823, se nos menciona el rol de la oligarquía con un papel más protagónico, evidenciando un rechazo hacia el personalismo, y considerando las reformas de O´Higgins en relación a la eliminación de títulos nobiliarios y escudos de armas, lo que llevo en consecuencia, restar apoyo social y político por parte del sector oligárquico. Posterior a la abdicación, se da un cambio de constitución (1823) que contrarresta el poder ejecutivo hacia un autoritarismo personalista.

        Dicho lo anterior, se nos menciona una elite (en conjunto a los sectores oligárquicos, que de a poco se permearán con la elite) con una mayor grado de participación en la conducción política y administrativa. En ese sentido, hablamos de una participación de una élite con formación militar que se siguió atribuyendo la primera magistratura del gobierno (ejecutivo); de ahí que este asumiera muchas veces, un carácter personalista y dictatorial. En ese sentido, hablamos del surgimiento de personajes dotados de personalismo (porque es enfático en decir que no hay surgimiento del caudillo, sino más bien se plantea desde una forma institucional y menos carismático), como lo es Ramón Freire, que, siendo un liberal, existe una disputa entre élites en torno al proyecto político (y que se condice con las constituciones planteadas en dichos periodos) y que retribuye la importancia de la élite en la disputa por el control del ejecutivo. Dicho esto, Joselyn Holt es enfático en mencionar que la disputa existida por entonces, no se traduce en la falta de institucionalidad ni menos una crisis política, deteriorar la disputa existente, por lo cual, es incorrecto hablar de anarquía en dichos periodos y que, si bien, también se hablan de dificultades en el área económica, en el fisco y el comercio, estas dificultades no se extendieron al área minera ni agrícola, por lo cual, no existe una crisis extendida donde el factor político sea el detonante para utilizar conceptos, que en este caso, hable de la deficiencia institucional. Por último se habla de un equilibrio oligárquico-militar, donde cada crisis gubernamental, permitía la restructuración  de la administración con más o menos los mismos individuos pertenecientes a la élite dirigente, esto permitió que la política resultara una escuela cívica para la misma elite dirigente. Además, el  equilibro alcanzado entre élites (principalmente con la militar) permite un equilibrio en el ejecutivo, que se traduce en la reducción del personalismo y el autoritarismo, además, permitió que el orden civil pudiera organizarse en bandos políticos. En ese sentido, es posible identificar una tendencia más tradicional, llamados “pelucones”, y otra más progresista y liberal, denominada “pipiolos”.

        Por último, se nos menciona las soluciones jurídicas que otorgan las constituciones, que en este caso, trata el problema del personalismo ejecutivo. La constitución de 1823, favorecía entidades colegiadas y burocráticas. Elaborada por Juan Egaña, si bien se habla de un carácter moralizador y conservador por parte de esta, el moralismo desprendido de dicha constitución, está relacionada con la tradición clásica del republicanismo-cívico; vinculados con autores como Montesquieu, Rousseau, el legado jacobino y con análogos ensayos contemporáneos bolivarianos, por lo cual, no hay un intento restaurador de las antiguas tradiciones y su sentido es el fin de mejorar la sociedad republicana. Dicha constitución falla porque no hay intentos conciliadores por sintetizar los logros políticos más recientes y por no presentar una propuesta jurídica-constitucional conciliable. Además, cabe considerar el factor federalista (porque dicha constitución es de carácter centralista), se propone re-pensar un nuevo proyecto constitucional, acorde a las ideas liberales contrarios a todo tipo de gobierno fuerte. Posterior a la promulgación de las leyes federales (1826) el federalismo pasó a depender del apoyo brindado por el Ejecutivo, hasta concluir decayendo en una fórmula doctrinaria rígida, que terminó dando inicio a la constitución de 1828. Esta constitución, para los estándares de siglo XIX, fue un texto impecable desde un punto de vista formal y suscitó una general aprobación por parte de los bandos en disputa. Aunque en mayo de 1828, las elecciones realizadas, culminarán en un conflicto en armas, que terminaría definiéndose por las armas en Lircay (17 Abril de 1830). Quienes disputaban, era Ramón Freire, que comandaba el ejército “constitucionalista” y José Joaquín Prieto a cargo de las fuerzas rebeldes.

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