La Invencion De Los Derechos Humanos

Los derechos humanos es un tema trascendental y necesario para hablar de las sociedades contemporáneas, para tratar la evolución del ser humano desde la racionalidad y hacer un acercamiento a lo que es la civilización actual, es un tema importante para determinar el desarrollo histórico y cultural que se ha dado en diferentes lugares del mundo, no obstante los derechos humanos como los conocemos actualmente , es una concepción planteada desde el desarrollo y la evolución de las diferentes ideas aportadas desde occidente y desde todos los sucesos históricos sociales que han dado pie para la consolidación de los derechos de la humanidad. Sucesos como la independencia de los estados unidos, la revolución francesa, la ilustración y las dos guerras mundiales son puntos claves para partir hacia la explicación del nacimiento de los derechos humanos y su declaración universal por parte de las naciones unidas en 1948.

Para comenzar es importante mencionar que por primera vez en la historia un esbozo de los derechos del hombre aparecía en la independencia de los estados unidos, con Thomas Jefferson al frente reclamando por el reconocimiento de los ciudadanos norteamericanos como sujetos libres ante la represión de las colonias inglesas por tantos siglos. Luego en 1789 cuando estallo la revolución francesa junto a ella se desatan miles de ideas y nuevas visiones acerca de lo que es ser ciudadano, acerca de las leyes, y acerca de los derechos del hombre. La revolución francesa trae consigo consecuencias enormes para la transformación del mundo, escritores tan importantes e idealistas como Rousseau, Montesquieu, Voltaire, Diderot, aportaron una nueva alternativa de vida y de ser humano a partir de la ilustración, con escritos que tenían como tema principal el hombre y su desarrollo en la sociedad.

Jefferson antes de la revolución en Francia hablaba de los derechos naturales del hombre, algo entendido como los derechos inalienables del ser, con los que se nacen por naturaleza. Sin embargo después de la revolución francesa y gracias a Rousseau se empezó a hablar de los derechos del hombre y del ciudadano, Rousseau introduce entonces toda una teoría acerca de lo que debería ser el ciudadano a través de un pacto social, trayendo consigo los derechos.

Ahora, lo básico y principal para entender los derechos humanos, naturales, del hombre o como se quieran llamar es preguntar ¿qué es un derecho? para hacer un análisis fructífero de la lectura propuesta investigue en el diccionario y un derecho es el orden normativo e institucional de la conducta humana en sociedad inspirado en postulados de justicia, cuya base son las relaciones sociales existentes que determinan su contenido y carácter. Por lo tanto cuando hablamos de un derecho, en principio es un reclamo de justicia que se constituye como una ley para el beneficio de los seres que conviven en sociedad.

Cuando hablamos de los derechos humanos, hablamos de la universalización de lo que algunos estados a través de la historia, concibieron de lo que deberían ser los derechos de todos los seres humanos, me refiero concretamente a que la historia de los derechos humanos está ligada estrictamente al pensamiento occidental, me pregunto, ¿acaso el islam y toda la cultura de oriente intervinieron para la creación de unos derechos universales que cubren a todos los hombres de la tierra?, es necesario tener en cuenta cuestiones como estas para entender la historia y el desarrollo de los derechos humanos.

Entender la historia es necesario para poder aportar elementos críticos de las diferentes situaciones y tratados que han surgido en el mundo, por eso la autora del texto “la invención de los derechos humanos” hace una observación diciendo que los derechos humanos no son una simple doctrina formulada en documentos, sino que descansan en una determinada disposición hacia los demás, podríamos decir entonces que los derechos humanos nacen de la empatía, ¿qué es la empatía? Es la voluntad activa de identificarse con los demás y por lo tanto es el percibir al otro sujeto distinto y capaz de formar juicios morales independientemente. Los derechos humanos nacen de la búsqueda de autonomía y del reconocimiento como seres individuales, es entonces cuando los hombres son capaces de establecer lazos de empatía entre ellos, para que prevalezcan los derechos humanos y así poder entender que estos dependen tanto del dominio de uno mismo como el reconocimiento de que todos los demás son igualmente dueños de sí mismos.

Un instrumento que hizo evidente y fomentó la empatía entre los personajes de la ilustración, fueron las novelas y la literatura como eje principal de los conflictos psicológicos de la época para la reflexión de los lectores acerca de los derechos humanos. Uno de los máximos exponentes de las novelas y la literatura reflexiva fue Rousseau acompañado de Richardson y otros autores que pretendían despertar la empatía mediante sus novelas. Sin embargo aquella literatura fue juzgada por la iglesia como obscena y degradante de la moral porque corrompía a los lectores y los seducían a actos impropios provocando situaciones que destruían la autoridad familiar, moral y religiosa.

Los derechos humanos nacen de los sentimientos despertados en los hombres, en la necesidad de aprender a pensar en los demás como sus iguales, como sus semejantes de algún modo fundamental, rescatando la autonomía de la cual cada uno debe estar impregnado, de él “yo” como parte fundamental en un proceso de construcción social como lo son los derechos humanos.

Hay que tener en cuenta que la Francia del siglo XVIII era una sociedad en construcción y por mucho que aprender. La nueva consolidación de un estado burgués y antimonárquico conservaba aún prácticas de castigo y muerte espantosas que tachaban la dignidad y el cuerpo de las víctimas, el estado antes y poco después de la revolución tenía la autoridad de castigar con la tortura a quienes asesinaban, robaban, cometían herejías entre muchos delitos considerados por la ley. Las torturas eran contempladas según el delito y también podían aplicarse para confesiones, finalmente el acusado terminaba su suplicio con la muerte. Este era el mundo del siglo XVII y XVIII, déspota y anti humano que castigaba el cuerpo de una manera cruel y miserable, en el que la vida no se contemplaba

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