La Tragedia De Los Comunes

1. Introducción

El autor muestra la tragedia de los recursos comunes de la siguiente manera. Imagine un grupo de pastores donde cada uno es propietario de sus animales pero comparte los pastos con el resto. Cada pastor intentará mantener en los pastos tantos animales como le sea posible.

Este sistema puede funcionar razonablemente bien durante mucho tiempo debido a que las guerras tribales, la caza furtiva y las enfermedades mantendrán la cantidad de hombres y animales por debajo de la capacidad de carga de los pastos. Pero cuando llega la estabilidad social, la lógica relativa a los recursos humanos genera una tragedia.

Cada pastor, como un ser racional, busca maximizar su ganancia y le llevará a intentar maximizar su propio beneficio planteándose la duda de aumentar el número de animales de su rebaño. Esto tiene ventajas e inconvenientes.

Las ventajas de hacerlo son claras, el incremento de un animal genera al pastor los beneficios íntegros derivados de su venta, mientras que los inconvenientes debidos al sobrepastoreo adicional son compartidos entre todos los pastores y por tanto serán mucho menores.

Como las ventajas son superiores a los inconvenientes, cada pastor añadirá cada vez más animales a su rebaño, y de esta forma actuarán el resto de pastores, llegándose así a la tragedia, donde el propio sistema impulsa a cada pastor a aumentar su rebaño ilimitadamente en un mundo limitado.

Para evitar la tragedia, el autor propone que los bienes comunes deben ser privatizados o manejados como propiedad pública y de esta forma distribuir los derechos de acceso y uso.

2. Situación actual

Este mismo problema es aplicable a la sobreexplotación que sufren recursos tan diversos como los marinos, las aguas superficiales y subterráneas, la vida silvestre, las selvas, muchos bosques o la atmósfera en sí misma, que son recursos comunes, de forma que cualquiera podrá acceder a ellos intentando obtener el máximo rendimiento sin preocuparse por su futura conservación.

Los recursos comunes poseen dos características importantes, la primera es la exclusividad, donde el problema reside en la dificultad para controlar el acceso de los usuarios potenciales, pues suelen ser zonas de gran tamaño y difícilmente aislables por medio de barreras físicas. También puede ocurrir que la regulación sea difícil por motivos económicos, pudiendo ser las medidas de exclusión demasiado costosas para impedir su uso indebido.

La segunda característica de los recursos comunes es la rivalidad, donde cada usuario del recurso común obtiene un beneficio individual por la explotación del mismo pero genera un coste que es compartido por todos los demás. Es la fuente de la divergencia potencial entre la racionalidad individual y la colectiva. Como resumen se pueden definir los recursos comunes como una clase de recursos donde la exclusión es difícil y su uso mancomunado implica rivalidad.

Como caso real de explotación de recursos comunes, se puede imaginar por ejemplo el caso de las industrias pesqueras, que ejercen una presión constante sobre las autoridades para aumentar las cuotas que les está permitido pescar, alegando que los mares son libres y sus recursos inagotables. De este modo se están conduciendo ellas mismas a una situación irreversible de sobreexplotación que llevará a la extinción de las especies que les proporcionan ingresos.

El caso anterior sirve para demostrar la falta de pensamiento global imperante hoy en día, la sociedad carece de normas éticas adaptadas a las situaciones particulares. Las leyes de nuestra sociedad siguen el patrón de la ética antigua, y por tanto, se adaptan pobremente para gobernar un mundo complejo, altamente poblado y cambiante.

También se tiene una idea equivocada del concepto libertad, y se tiende a pensar que cada nueva restricción en el uso de los recursos comunes, implica restringir la libertad individual de alguien. Esto se debe a que se convive día a día con los conceptos de “derechos” y de “libertad” llegando a malinterpretar su significado.

Las nuevas leyes se dictan para ser más libres, no menos. Las leyes que se instauran para mejorar la gestión de los recursos comunes esperan un beneficio para todos los que se aprovechan de ese recurso, pero mientras se tenga tan sólo una lógica egoísta e individual no se conseguirá tener una perspectiva social más amplia que permita tomar las medidas adecuadas para explotar los recursos comunes apropiadamente.

3. Soluciones

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