La Vida Que Es La Vida
edd65510 de Octubre de 2013
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Hay momentos en la vida en los que uno no es capaz de decidir qué camino tomar: Clara es una barcelonesa de poco más de treinta años que no sabe qué hacer con su vida y yo no sé qué hacer con la novela que ella protagoniza. O mejor dicho, no tengo claro si recomendarla ni en qué términos debo hacerlo.
Pero aunque mi crisis sea real y me preocupe, aunque sólo sea un poco, y la de Clara no sea más que una ficción, la suya es mucho más grave y compleja, así que comenzaré por ella.
Clara es un personaje de hoy en día; podría ser perfectamente alguien que conocemos cualquiera de nosotros: una mujer inteligente y sensible, con sus dudas y sus contradicciones, sus proyectos, sus relaciones de pareja y de familia… De hecho, podría ser cualquiera de nosotros. No sufre ningún problema especialmente grave, pero su vida está atascada y sus relaciones no funcionan: la convivencia con Joan-Marc, su marido, no se parece en nada a lo que esperaba; se siente constantemente sometida al juicio de Amanda y Álvaro, sus dos hermanos; y su abuelo Gabriel, con el que siempre tuvo un vínculo muy fuerte, se está muriendo. Clara siente que necesita escapar de todo lo que le rodea. Por lo pronto, está a punto de separarse de Joan-Marc.
La necesidad de dejar atrás a su marido y a sus hermanos impulsa a Clara a recuperar la figura de Gabriel, de quien se había distanciado últimamente a causa de su larga enfermedad. A medida que escarba en su memoria, el peso del relato se va a desplazar poco a poco hacia atrás en el tiempo: desde la vida actual de Clara vamos retrocediendo hacia su juventud para conocer cómo se estrecharon sus lazos con Gabriel; luego más atrás, a los primeros recuerdos sobre su abuelo y otros muchos personajes de su entorno; y, finalmente hasta la juventud de Gabriel en la Barcelona de las revueltas anarquistas, la Guerra Civil y la posguerra, narrada por él mismo a través de los papeles que le deja a Clara.
Pero Hilos de sangre no es una novela histórica y los acontecimientos de nuestro pasado reciente apenas sirven para marcar el paso del tiempo y poner en contexto a los protagonistas; es una novela sobre la vida –“ese asunto complejísimo, aunque no demasiado interesante”–, sobre lo que esperamos de ella y lo que obtenemos y sobre lo que los demás esperan de nosotros y lo que realmente hacemos –y que muchas veces se convierte en un terrible secreto–.
A lo largo de ochenta años somos testigos no sólo de la transformación de la sociedad y la moral españolas, sino de las distintas maneras con las que los distintos personajes, cada uno en su época, se enfrentan a sus crisis y a sus retos.
Clara, su marido Joan-Marc, Amanda y Álvaro, viven hoy, en nuestro entorno, y sus metas, como las nuestras, son sentirse realizados en su trabajo, encontrar un sentido –o al menos un equilibrio– para sus vidas, ser felices… Pero Gabriel perteneció a una época en la que lo importante era sobrevivir, y para ello las personas debían luchar con todas las fuerzas disponibles y hacer cosas que hoy nos parecen monstruosas, mientras tejían “nuestro hilo de sangre como arañas ciegas para que yo pudiese agarrarme y nacer”. ¿Hasta qué punto es conveniente saber a qué tuvieron que enfrentarse nuestros padres y abuelos, qué hicieron para que no se interrumpieran los hilos de sangre de la estirpe, del clan?
El contraste entre la sociedad actual y la de décadas pasadas queda patente en todo el desarrollo de la novela: desde el hambre de la posguerra al sushi y la macrobiótica, desde los señores respetables con esposa y querida a la libertad sexual, desde la sumisión de la mujer a su incorporación al mercado laboral, no deja de sorprender, por mucho que sea algo sabido, cuánto han cambiado las cosas.
Aunque no todo se ha
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