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La Vieja Teoría De La Seguridad


Enviado por   •  27 de Mayo de 2012  •  4.771 Palabras (20 Páginas)  •  922 Visitas

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Introducción.

Como parte de la materia “•control en seguridad, salud y ambiente) nos fue encomendado analizar la “teoría vieja del control de riesgos”

Circunscrito a la seguridad y salud laboral (como es conocida hoy día)

El control está influenciado por la forma como se ve la materialización de los riesgos (en accidente o enfermedades...podemos tomar como hilo conductor los accidentes)...si creemos que " genéticamente" un trabajador tiene la tendencia a verse involucrado en accidentes, obviamente los controles estarán determinados por esta concepción (votar al trabajador, etc), otro ejemplo: si mi concepción es mágica (martes 13, gato negro, etc) eso determinará mis controles (no salgo el martes 13, pinto de blanco los gatos, etc).

Bajo esa premisa (de que "así como vislumbro esa materialización controlo".....) propongo:

Será necesario también recoger los enfoques más recientes respecto a este tema para así apreciar los cambios ligados a la evolución de los conceptos.

El libro de Asfal que tengo nos será bien útil también (tiene algo de las teorías de control (coercitiva, psicológica, de ingeniería, etc) y el anual de Veritas que Nuiter envió pero que lo tengo impreso también desde hace tiempillo.

Desarrollo.

Hemos considerado conveniente, para la claridad de nuestra exposición, partir de la premisa (y de su espíritu) ya reflejada en la introducción, expresada de la siguiente forma: “La forma como se considera (“como se ve”) que los riesgos se materializan influirá decididamente la definición de los controles”.

Entonces esa “forma como se considera que los riesgos se materializan” (la forma como concebimos esta materialización) en accidentes de trabajo y enfermedades ocupacionales, influirá la naturaleza, el tipo, la oportunidad, características, el alcance, etc. de los controles a aplicar.

“La vieja teoría de control de riesgos”.

Un poco de historia:

A medida que el hombre iba haciéndose más adquisitivo y protector en relación con sus propiedades, iba estableciendo procedimientos que salvaguardaban a su familia y más tarde a su tribu. La consideración principal de este proceso era “el bien del conjunto”, es decir, lo que es bueno para la familia o la tribu debe serlo también para el individuo. Por supuesto que el impacto de estos principios se acrecentó en la medida que el tamaño de las comunidades.

Dentro de tal concepto es muy poca la oportunidad para preocuparse acerca de la seguridad del individuo. Hay que agregar que únicamente cuando una proliferación de lesiones, o una enfermedad, afligía a los miembros de una comunidad en un buen número, y amenazaba su solidez y fortaleza, pasaron la salud y la seguridad a convertirse en un problema sobre el cual había que actuar directamente. Por lo tanto, el apremio de la seguridad no fue grande, solo en el caso de una plaga o catástrofe.

En años posteriores del desarrollo humano probablemente ningún tipo particular de lesión llegó a producirse en números considerables. Por ello es probable que no se reconociera un peligro general que estimulara a un esfuerzo colectivo en pro de la seguridad. Las enfermedades, por el contrario, entre ellas por ejemplo las grandes plagas que frecuentemente diezmaban a la población, eran fácilmente tipificadas por sus síntomas, y por supuesto influían en forma evidente sobre el bien común. En consecuencia, el control de las enfermedades, o al menos el de algunas de ellas, comenzó pronto a recibir una atención urgente. Al avanzar el conocimiento, las personas aplicaron sus poderes de razonamiento a los fenómenos observables asociados con las enfermedades graves que les amenazaban. Aquel análisis razonado sugirió, llegado el momento, los medios prácticos para el control del mal.

Puede parecer paradójico que el individuo descuidara su seguridad en deferencia para con la del grupo. Sin embargo, la experiencia indica que el individuo, en cumplimiento de la ética “tribal”, subordina frecuentemente su seguridad personal al bienestar de los demás. La seguridad, tal como se practicaba en sus principios, a beneficio exclusivo del propio bienestar, no estaba así ligada a la idea de que una preocupación personal para evitar los riesgos, resultase socialmente aceptable. En consecuencia, el desarrollo del interés social por el efecto de las lesiones prevenibles puede observarse como si siguieran el concepto de que los “accidentes” son, en general, “malos” únicamente cuando el grupo resulta amenazado. De esta manera las lesiones individuales eran consideradas simplemente como cuestiones de interés individual, bastando en su caso que aquel que había causado las lesiones compensara (indemnizara) al lesionado. De hecho, este el primer control, que encontramos, más de 2.000 años antes de nuestra era, en el código de Hammurabi que a la vez influyó la ley sirio- romana y , más tarde, la mahometana.

En el caso de un esclavo que resultase lesionado por cualquier otro que no fuera su dueño, el código especificaba la multa que habría de pagarse a dueño del esclavo. El código reconocía asimismo la importancia del propósito. Cuando un hombre mataba a otro, estaba obligado a jurar que lo había hecho intencionalmente, y en tal caso sufría de una multa que guardaba proporción con el rango del difunto.

Cuando el trabajo descuidado de un constructor producía una lesión fatal, de acuerdo con las circunstancias, aquella perdía de la vida o la de un ser querido. Si por culpa del constructor quedaba incapacitado un esclavo, o sufría n daño algunas mercancías, el primero tendría que ser reemplazado, y en cualquier caso el constructor estaba obligado a volver a edificar la casa, compensando por daños ocurridos por lo defectuoso de su trabajo. Es evidente que la preocupación primaria de los babilonios se refería a la compensación por los daños sufridos. Si su deseo era estimular la prevención de los sucesos, ello se esperaba como una consecuencia de la aplicación de la indemnización punitiva.

Debemos considerar que estos orígenes de la seguridad, de tipo completamente punitivo, bajo la ley del “ojo por ojo”, signó el patrón de la evolución de la seguridad, desechando entonces el control de los riesgos mediante funciones administrativas normales, cuyo uso se hubiese extendido y la seguridad presentaría un perfil

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