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La complementariedad de las disciplinas científicas en el estudio de los problemas socio-ambientales y otros saberes culturales


Enviado por   •  1 de Febrero de 2019  •  Ensayos  •  2.394 Palabras (10 Páginas)  •  262 Visitas

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Universidad Autónoma de la Ciudad de México

“Nada humano me es ajeno”

Cultura Científica y Humanística III

La complementariedad de las disciplinas     científicas en el estudio de los problemas

           Socio-ambientales y otros saberes culturales.

Alan Omar Rodríguez Rivas

Matricula: 13-008-0025

A 01 de diciembre del 2014

LA COMPLEMENTARIEDAD DE LAS DISCIPLINAS CIENTÍFICAS EN LA RESOLUCIÓN DE LOS PROBLEMAS SOCIO-AMBIENTALES Y OTROS SABERES CULTURALES.

Alan Rodríguez

El sistema capitalista está llevando globalmente a una serie de problemas catastróficos dentro del entorno en que nos desarrollamos, ante el discurso ya desgastado del desarrollo sostenido, basado en las leyes del mercado, vemos un planeta más desigual en cuanto a los estrato sociales, los modos de vida, la riqueza, la pobreza y los problemas ambientales. Ante esta situación la educación, la ética y los valores tienen una gran importancia para poder generar el cambio, no solo en lo ambiental, sino también para poder resolver los problemas de las periferias, teniendo en cuenta la autonomía de las comunidades rurales y el reconocimiento de sus derechos por parte del Estado.

Por lo anterior es que en este ensayo plantearé y realzaré la importancia de la educación, la ética y los valores que deben fortalecerse y desarrollarse dentro de cada una de las diferentes disciplinas científicas para que a su vez éstas contribuyan al desarrollo de una tendencia que propugna una visión más humanista dentro del desarrollo sostenible.

La naturaleza está siendo incorporada a la estrategia del nuevo orden económico mundial, modelo impulsado por las leyes del mercado que propugna por un desarrollo sostenido, que menciona que se es posible alcanzar un crecimiento social, económico y político; dejando atrás los problemas que se sucintan con el subdesarrollo a través del consumo. Pero veamos de donde se deriva este modelo que se ha tomado para el discurso de los políticos que se ha vuelto tan retórico.

Se tiene que considerar que el modelo de desarrollo sostenido defiende al sistema capitalista y fundamenta que el mercado es la resolución a los problemas del subdesarrollo, además de que tiene una ligadura con el desarrollo científico-tecnológico en donde se justifica que la ciencia y la tecnología, representan la solución a nuestras necesidades de tal manera que satisfacen nuestros deseos de una forma más eficaz y sencilla. Cuando menos se ha tratado de convencer bajo esta lógica, que modelos como éste sean universalistas y deterministas para todos los países y culturas, algo muy ingenuo de pensar tal como lo señala Manuel Medina.

Ya se ha visto que la globalización ha traído consecuencias graves, desde que América fue vista como eje de patrón mundial para la satisfacción de la necesidad Europea; los modos de producción solo fueron formas de dominación y control, en los que solo unos cuantos fueron los privilegiados y otros totalmente los marginados. (Quijano, A. 2000)

En este mismo sentido se sigue la expansión mundial y al hablar del desarrollo sostenido que se basa en las teorías del liberalismo, sería pensar la misma idea de explotación y dominación dejando fuera las formas primitivas de hacerlo (esclavitud, encomienda), sino que ahora con él, en la actual modernidad, se hace uso del conocimiento, de la tecnología y de la ciencia, que crea la falsa ilusión de que el desarrollo alcanzará a toda cultura en el planeta, conduciéndonos al equilibrio ecológico y a una mejor justicia social, todo esto siendo guiado por un crecimiento económico fundamentado en las fuerzas del libre mercado.

En la realidad es que este discurso se inscribe en una política que disuelve toda identidad cultural y valor de la vida, para poder asimilarlas en una lógica de estrategia de apropiación y explotación de la naturaleza como medio de producción. De esta forma el discurso globalizador del desarrollo sostenido (Medina, M. 1996), prepara la capitalización de la naturaleza reduciendo el medio ambiente y la explotación del hombre a la razón económica predominante (capitalismo).

Por un lado se dice que la tecnología reduciría la degradación ambiental generada por los procesos de producción y consumo; por otro lado la ecología se encargaría de reducir los problemas medio ambientales ampliando los límites del crecimiento; estrategias que han penetrado al discurso político ambiental. Dicho discurso difícilmente podrá armonizar con la cierta desigualdad social y con la verdadera degradación ecológica.

La globalización económica desnuda una realidad, en donde se transforma al medio-ambiente dejando solo un modo utilitario de ver a la naturaleza. Ciertamente el ser humano no deja de ser antropocéntrico; “el antropocentrismo proclama el primado absoluto del hombre sobre la naturaleza, y su derecho a la dominación de la misma” (Marcos, A. 2001: 127), dejando fuera todo carácter moral en la relación entre el hombre y la naturaleza, una muestra de la condición humana, que en este periodo nos hemos construido fundamentalmente como seres utilitarios, acorde al modelo económico implantado. Es sensato decir que la naturaleza nos sirve para lograr nuestro desarrollo pero debe dejar de ser vista como medio instrumental, necesitamos cambiar esta visión por una racionalidad en donde se conciba que el entorno natural en el que nos desenvolvemos tenga un valor en sí. ¿Pero qué nos conllevaría a adoptar tal visión diferente a la ya contaminada forma de ver todo en una relación mercancía-consumo? Para eso propongo la idea de adentrarse a la educación, la ética y los valores.

¿Qué papel juega la educación en nuestra formación como personas desde que tenemos uso de razón? En el ámbito educativo se insiste en prepararnos en diversas disciplinas científicas que tienen objetivos propios, pero cada vez más alejados de la ética. Es importante recalcar que toda ciencia se debe apoyar primeramente en su responsabilidad ética y no así en su objetivo o método. Esta ética, por consecuencia, estudiará lo que viene a hacer de nosotros, personas más conscientes y responsables en su interacción y estudio del hombre en la naturaleza.

Con este carácter ético, podremos tener una nueva cosmovisión sobre los valores y no una jerarquía de éstos, en donde se pondera uno (valor instrumental) sobre los demás (responsabilidad, prudencia, empatía, respeto y solidaridad).

El valor ético que tiene una persona primeramente es el principio de la responsabilidad, porque de ésta se puede derivar una visión crítica en la aplicación de las técnicas que nos otorgan todas y cada una de las ciencias. De ésta responsabilidad se pueden derivar dos líneas: una en la que sólo se reconoce el valor del ser humano, es decir el modo utilitarista; y la otra en donde se resalta el valor que reside en todo ser vivo, es decir esta línea que es la más acertada y que debemos como personas concientizar, es la que incluye al contexto en el que nos desenvolvemos, en la que debemos incluir y respetar las diferencias de la otredad. Incluyendo esta idea podremos respetar al entorno a partir de la aplicación de una ciencia ya que como criterio racional debemos tomar en cuenta una dimensión ética que es el camino de la prudencia. (Marcos, A. 2001)

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