La impunidad de los cazadores de gente ensayo

La impunidad de los cazadores de gente

“Somos todos iguales ante la ley. ¿Ante qué ley? ¿Ante la ley divina? Ante la ley terrena, la igualdad se desiguala todo el tiempo y en todas partes, porque el poder tiene la costumbre de sentarse encima de uno de los platillos de la balanza de la justicia. Es la desigualdad ante la ley la que ha hecho y sigue haciendo la historia real, pero a la historia oficial no la escribe la memoria, sino el olvido.

Los gobiernos civiles se están limitando a administrar la injusticia, defraudando las esperanzas de cambio, en países donde la democracia política se estrella continuamente contra los muros de las estructuras económicas y sociales enemigas de la democracia.”

En la actualidad lo que persiste en nuestro país es la impunidad en todos los ámbitos, la palabra “igualdad” hace mucho tiempo que perdió el valor de su  verdadero significado; toda la riqueza del país se centra en unas pocas personas y la mayoría de la población vive con menos de 20 lempiras a diario, ¿Será justo esto? Mientras los ricos en sus mansiones o personas de clase media alta tiran comida en buen estado, otros en los suburbios de las ciudades no tienen ni siquiera para una bolsa con sal y tortillas, cada político que promete tanto como erradicar con la pobreza, etc. Pero cuando llegan al poder se olvidan de los pobres que les confiaron sus votos con la esperanza de mejorar un poco su calidad de vida. Se encargan de construir palacios y desalojar a los humildes sin aviso previo y mucho menos les preparan algún tipo de refugio, mientras sus hijos van a universidades al extranjero los hijos de los campesinos con suerte culminan la secundaria y algunos permanecen analfabetas durante toda su vida, si esto es la igualdad en la democracia seguramente no quiero saber que significa la desigualdad.

“En toda América latina, el miedo, a veces sumergido, a veces visible, alimenta y justifica el poder. La impunidad premia el delito, induce a su repetición y le hace propaganda: estimula al delincuente y contagia su ejemplo. Y cuando el delincuente es el estado, que viola, roba, tortura y mata sin rendir cuentas a nadie, emitiendo desde arriba una luz verde que autoriza a la sociedad entera a violar, robar, torturar y matar. El mismo orden que por abajo usa, para asustar, el espantapájaros del castigo, por arriba alza la impunidad, como trofeo, para recompensar el crimen.”

Y Honduras no es la excepción a esto, me atrevería a decir que hasta son expertos en utilizar el poder y como su mejor aliado infundir el miedo en la población humilde y trabajadora haciendo y deshaciendo a su antojo todo lo que a ellos les parece. La delincuencia y la inseguridad reinan día con día y llenan las primeras planas de los periódicos y noticieros de nuestro país ya que la impunidad es la recompensa de cada una de sus fechorías todo esto debido a que cada habitante ve que no se les imponen castigos a los “grandes” personajes o funcionarios los cuales cometen delitos graves contra el estado y sus habitantes y estos no son juzgados con todo el peso de la ley, cada uno se siente libre de también hacer lo que se le plazca ya que si no existe castigo para los “grandes” tampoco lo habrá para ellos, sin embargo existen muchos casos que han sido todo lo contrario ya que saquean hasta con carretillas y los encuentran todos libres de “pecado” pero el pobre campesino que se robó una gallina para darle de comer a su familia pasa años recluido en una cárcel, o inocentes pagando condenas por crímenes no cometidos y los culpables gozando libremente a sus anchas.  

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