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La infección por el VIH y el SIDA

paulinamcr215Tutorial8 de Septiembre de 2014

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Introducción

La infección por el VIH y el SIDA ha afectado ya a millones de personas en todo el mundo, y constituye una amenaza a la salud y la vida de muchas otras más.

Las armas eficaces con que contamos para hacer frente a esta epidemia son el conocimiento de los mecanismos de transmisión y la aplicación de las medidas de prevención de nuevas infecciones.

La experiencia está demostrando que el SIDA afecta globalmente a toda la sociedad y que todos podemos sufrir sus dramáticas consecuencias, directa o indirectamente. La infección por el VIH y el SIDA solo puede ser combatida eficazmente si los derechos son respetados y los deberes son compartidos por igual en todo el mundo. Por otra parte, cada uno de nosotros, tenemos el deber de velar por nuestra propia salud y por la de los otros, evitando comportamientos que puedan suponer riesgo de contagio estando informados y teniendo presentes los mecanismos de transmisión y las medidas de prevención de la infección y, sobre todo, fomentando actitudes responsables, promoviendo la tolerancia y la solidaridad con los infectantes y los enfermos, y luchando contra la discriminación de los afectados.

¿Qué es el SIDA?

Es el conjunto de enfermedades de muy diverso tipo que resultan de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Clínicamente, el sida es declarado cuando un paciente “seropositivo” presenta un conteo de linfocitos T CD4 inferior a 200 células por mililitro cúbico de sangre. En esta condición, el sistema inmune se halla gravemente deteriorado, de modo que el paciente queda expuesto a diversos procesos patológicos generados por un conjunto de infecciones oportunistas. Cuando las condiciones de los servicios médicos no permiten la realización de pruebas de laboratorio, se declara que un paciente ha desarrollado sida cuando presenta enfermedades que se consideran definitorias del síndrome.

En un sentido estricto, el sida no es una enfermedad causada por el virus de inmunodeficiencia humana. De hecho, el VIH sólo es el agente etiológico de algunos procesos patológicos como el complejo de demencia asociado al sida. El sida es expresión de una inmunosupresión que aumenta las probabilidades de que un portador del VIH desarrolle enfermedades causadas por infecciones que, en personas con sistemas inmunes normales, no se presentarían. Entre estas se encuentran la infección por Histoplasma, Toxoplasma y Candida albicans, microorganismos que se encuentran en ambientes cotidianos o en el organismo humano, pero que sólo son patógenos generalmente en condiciones de inmunosupresión. La prevalencia de las enfermedades oportunistas varía en función de las condiciones de vida de cada país o localidad. Por ejemplo, en 1994, en México casi el 70% de las personas con sida habían enfermado por infección de citomegalovirus, mientras que en Tailandia la proporción era de 4%.

La infección por VIH que produce en sus estados avanzados el sida se adquiere a través del intercambio de fluidos como la sangre, el semen, la mucosa vaginal y la mucosa anal. Otros fluidos como las lágrimas y la saliva contienen el virus en menores cantidades, de manera que la probabilidad de adquirir el VIH a través de ellos es prácticamente nula. Las formas más frecuentes de contraer el VIH son a través del coito sin condón, las jeringas y otros instrumentos punzocortantes infectados, la transfusión de sangre o productos derivados contaminados con el virus, o bien, por vía perinatal de una madre a su hijo en el parto o al amamantarlo. Pasarán algunos días antes de la seroconversión del portador del virus, después de ella tendrá la condición de seropositivo. Aunque no se manifiesten síntomas graves de la infección por VIH, el sistema inmune del paciente estará expuesto a un proceso de deterioro causado por la reproducción del virus. Eventualmente, un seropositivo desarrollará el sida en el lapso de aproximadamente 5 años o más después de la infección.

El sida y la infección por VIH son incurables y eventualmente causan la muerte. Existen tratamientos antirretrovirales que han logrado aumentar la esperanza de vida de los portadores del virus al tiempo que reducen la probabilidad de que desarrollen las infecciones oportunistas. El gran impacto del sida es perceptible en los indicadores globales de salud, que muestran una declinación de la tendencia al alza de la esperanza de vida en los países con mayor prevalencia de la infección por VIH. Pero sin duda es en la vida de las personas en donde se manifiesta con mayor dureza. En regiones empobrecidas, miles de personas no cuentan con acceso a los antirretrovirales debido a su alto costo o a su indisponibilidad. El sida empobrece a las familias y a las comunidades, no sólo por su costo, sino porque los pacientes pueden estar incapacitados para trabajar o desarrollar su vida normal a causa de las enfermedades. Un número importante de niños y niñas quedan en desamparo por causa de la mortalidad derivada del sida.

Normalmente, los glóbulos blancos y anticuerpos atacan y destruyen a cualquier organismo extraño que entra al cuerpo humano. Esta respuesta es coordinada por un tipo de células llamados /linfocitos CD4. El VIH ataca específicamente a las células que expresan el receptor CD4, una de las más importantes son los linfocitos T CD4+ y entra en ellos. Una vez dentro, el virus transforma su material genético de cadena simple (ARN) a uno de cadena doble (ADN) para incorporarlo al material genético propio del huésped (persona infectada) y lo utiliza para replicarse o hacer copias de sí mismo. Cuando las nuevas copias del virus salen de las células a la sangre, buscan a otras células para atacar. Mientras, las células de donde salieron mueren. Este ciclo se repite una y otra vez.

¿Estoy infectado?

La infección por el VIH y el SIDA ha afectado ya a millones de personas en todo el mundo, y constituye una amenaza a la salud y la vida de muchas otras más.

Las armas eficaces con que contamos para hacer frente a esta epidemia son el conocimiento de los mecanismos de transmisión y la aplicación de las medidas de prevención de nuevas infecciones.

La experiencia está demostrando que el SIDA afecta globalmente a toda la sociedad y que todos podemos sufrir sus dramáticas consecuencias, directa o indirectamente. La infección por el VIH y el SIDA solo puede ser combatida eficazmente si los derechos son respetados y los deberes son compartidos por igual en todo el mundo. Por otra parte, cada uno de nosotros, tenemos el deber de velar por nuestra propia salud y por la de los otros, evitando comportamientos que puedan suponer riesgo de contagio estando informados y teniendo presentes los mecanismos de transmisión y las medidas de prevención de la infección y, sobre todo, fomentando actitudes responsables, promoviendo la tolerancia y la solidaridad con los infectantes y los enfermos, y luchando contra la discriminación de los afectados.

Transmisión del VIH

En la práctica existen tres modos fundamentales de transmisión del VIH: Transmisión sexual, transmisión parenteral (inyecciones) por el uso compartido de agujas o jeringuillas, instrumentos contaminados, transfusión sanguínea, etc. y transmisión vertical o de la madre al feto.

A ello se unen unas condiciones que modifican la transmisión: El virus de SIDA es débil y sobrevive mal fuera del cuerpo por lo que debe penetrar en el interior del organismo. Parece que la transmisión requiere una cantidad mínima de virus por debajo de la cual el organismo podría liberarse del VIH y explicaría el por qué algunos líquidos orgánicos que contienen el virus no lo transmiten.

Transmisión sexual

Las relaciones sexuales con penetración vaginal o anal, heterosexuales u homosexuales, pueden transmitir el virus del SIDA. Los contactos oro-genitales (contacto boca-órgano genital) pueden transmitir el VIH si hay lesiones en cualquiera de las dos zonas. Todas las prácticas sexuales que favorecen las lesiones y las irritaciones aumentan el riesgo de transmisión. Las relaciones anales son las más infecciosas porque son las más traumáticas y la mucosa anal es más frágil que la mucosa vaginal. El riesgo de infección aumenta con el número de relaciones sexuales, pero una sola puede ser suficiente. El riesgo de transmisión es mayor en el sentido hombre-mujer que en el contrario, mujer-hombre. El riesgo aumenta si la mujer tiene la regla (a causa del flujo de sangre).

Transmisión parenteral (inyecciones)

La transmisión del VIH por la sangre es principal modo de transmisión del SIDA en España, en la actualidad, ya que la mayoría de portadores de anticuerpos VIH son UDVP (usuarios de drogas por vía parenteral). Las jeringuillas y agujas contaminadas que son compartidas pueden transmitir el VIH; además los objetos que se utilizan para la preparación de la droga también pueden estar contaminados. La transmisión del VIH por transfusiones o inyecciones de productos derivados de la sangre es en la actualidad prácticamente nula ya que existe la obligatoriedad de detectar anticuerpos anti-VIH en todas las muestras de sangre desde 1.987 y para estos fines sólo se utilizan muestras que son seronegativas. Toda persona que piense que ha tenido un comportamiento de riesgo en los últimos meses debe de abstenerse de dar sangre u órganos. Los elementos de cuidado corporal (tijeras, hojas de afeitar, cepillo dental, pinzas, etc.) presentan un riesgo teórico de transmisión del VIH ya que pueden entrar en contacto con la sangre. Su empleo exige la limpieza con una solución desinfectante o su calentamiento.

Transmisión madre-hijo

Puede producirse durante el embarazo, a través de la placenta,

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