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La prudencia politica. Palacios


Enviado por   •  26 de Mayo de 2019  •  Apuntes  •  939 Palabras (4 Páginas)  •  129 Visitas

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Palacios, La prudencia política

La necesidad de dar con la norma de acción más congruente para cada momento, de conformidad con las circunstancias ocurrentes, hacen del político un ser esencialmente ágil, flexible y vivo.

Hay que buscarle a esta verdad un fundamento filosófico que respete y justifique la índole propia de la flexibilidad política ..

La causa de las enormes dificultades que ha sufrido siempre la acción política para lograr su acierto no parece ser otra que la índole misma del acto humano en que consiste nuestra vida consciente.-

De la acción política no depende únicamente el bien de uno, sino el bienestar de la nación entera.

El hombre cuenta con virtudes intelectuales. Estas virtudes intelectuales a que nos referimos ahora son todas ellas relativas al acto humano, y podemos servirnos de ellas para dirigir nuestra vida, bien sea en sus asuntos privados, bien sea en sus acciones públicas. A saber, son:

La sindéresis,

La ciencia moral, y

Prudencia

Tres son, por tanto, son las fuerzas o virtudes intelectuales relativas al acto humano con que puede contar el hombre para orientar sus acciones: sindéresis, ciencia moral y prudencia. Las tres son indispensables para una perfecta acción política.

La sindéresis nos proporciona los principios más universales a que debe de ajustarse la acción política para desarrollarse de acuerdo con la ley natural. Dar a cada cual lo -suyo y -no causar daño a nadie son preceptos de la sindéresis

De la ciencia moral se sirve también la acción política. El objeto de la ciencia moral está formado por conclusiones, no por principios, como el de la sindéresis. Pero estas conclusiones son todavía universales y necesarias, y aunque tienen referencia al acto humano en su relación de conformidad o disconformidad con la ley moral.

A pesar de los resplandores de la sindéresis y de la ciencia moral, nuestras existencias permanecen todavía en la sombra. Aunque tuviere una visión clarísima de los primeros principios morales, y aunque fuera además un moralista excelente, no por eso estas virtudes intelectuales me darían fuerza para sostener mi vida en el nivel que la razón reclama. Mi vida es contingente y singular y los singulares caen fuera del hábito de los principios y del hábito de la ciencia, fuera de la sindéresis y fuera de la ética.

Y para saber con seguridad lo que debo hacer en cada momento necesito que me ilustre sobre el caso una fuerza o virtud intelectual nueva, distinta de la sindéresis y de la ciencia moral. Esta virtud, que ajusta y amolda la ley moral universal a todos los casos que pueden presentarse, es lo que llamamos la prudencia.

Y es a la prudencia política a quien le está reservado dictar la conclusión concreta que contiene la verdad realizable para alcanzar el bien común, de la nación

Tres especies de prudencias distintas se citan: a) prudencia individual, b) la que se ordena al bien de la familia, prudencia doméstica (o, económica, esto es, relativa al orden de la casa); y c) la que se refiere al bien común de la nación o del reino, prudencia política.

La prudencia política, directiva de las acciones que miran al bien de la nación. La prudencia política será, sobre todo, la del jefe, en el sentido de que tiene más

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