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La sociedad contra el Estado


Enviado por   •  6 de Mayo de 2014  •  Ensayos  •  1.297 Palabras (6 Páginas)  •  175 Visitas

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Citas Clastres : La sociedad contra el Estado.

Todas, por otra parte, o casi todas, son dirigidas por líderes, jefes y, como característica decisiva, digna de observarse detenidamente, ninguno de estos caciques posee “poder”. Uno se encuentra, por lo tanto confrontado con un enorme conjunto de sociedades donde los depositarios de lo que en otra parte se llamaría poder, de hecho carecen de poder, donde lo político se determina como campo fuera de toda coerción y de toda violencia, fuera de toda subordinación jerárquica, donde, en una palabra, no se da ninguna relación de orden-obediencia. (p.7)

Que esta primero, las reglas de europa o las reglas de america latina talvez ninguna de las dos ambas son aptas para los espacios en que se desarrollan.

En efecto, el modelo con el cual se le compara, y la unidad que lo mide, están constituidos con anterioridad por la idea del poder, tal como éste fue desarrollado y formado en la civilización occidental. Nuestra cultura, desde sus orígenes, conceptúa el poder político en término de relaciones jerarquizadas y autoritarias de orden-obediencia. Toda forma, real o posible, de poder se vuelve en consecuencia reductible a esta relación privilegiada que expresa a priori su esencia. Si no es posible la reducción nos encontramos más acá del umbral de lo político: la carencia de relación orden-obediencia entraña ipso facto la carencia de poder político. Por eso existen no sólo sociedades sin Estado, sino también sociedades sin poder. Ya se habrá reconocido al adversario de que se trata, al obstáculo tenaz, siempre presente en la investigación antropológica, el etnocentrismo, que mediatiza toda percepción de las diferencias para identificarlas y finalmente abolirlas (p.10)

Decidir que ciertas culturas están desprovistas de poder político porque no ofrecen ninguna semejanza con lo que presenta la nuestra no es una proposición científica: más bien denota al fin y al cabo una pobreza cierta del concepto.(p.10)

El etnocentrismo no puede dejar subsistir las diferencias por sí mismas en su neutralidad; desea, en cambio, comprenderlas como diferencias determinadas a partir de lo que le es más familiar, el poder tal como lo experimenta y lo piensa la cultura de Occidente. No anda lejos el evolucionismo, viejo compadre del etnocentrismo. A este nivel reconocemos un doble procedimiento: en primer lugar censar las sociedades según el grado de proximidad que el tipo de poder que les es propio mantiene con el nuestro; afirmar enseguida explícitamente (como antes) o implícitamente (como ahora) una continuidad entre las diversas formas de poder. (p.10)

1) No se pueden repartir las sociedades en dos grupos: sociedades con poder y sociedades sin poder. Estimamos por el contrario (en absoluta conformidad con los datos de la etnografía) que el poder político es universal, inmanente a lo social (sea cual fuere la determinación de lo social: “lazos de sangre” o clases sociales), pero que se realiza principalmente de dos modos: poder coercitivo, poder no coercitivo.

2) El poder político como coerción (o como relación de orden-obediencia) no es el modelo de poder verdadero, sino simplemente un caso particular, una realización concreta del poder político en ciertas culturas, como la occidental por ejemplo (que naturalmente no es la única). No existe pues ninguna razón científica para privilegiar esta modalidad del poder, para constituirla en el punto de referencia y en el principio de explicación de otras modalidades diferentes.

3) Incluso en las sociedades donde la institución política está ausente (por ejemplo, donde no existen jefes), aún allí lo político está presente, aún allí se plantea la cuestión del poder: no en el sentido engañoso que incitaría a querer rendir cuenta de una ausencia imposible, sino por el contrario en el sentido que, misteriosamente quizás, algo existe en la ausencia (p.12) PORQUE NO SE PUEDE PENSAR SOCIEDAD SIN PODER VAN DE LA MANO.

Capítulo 2

El jefe es un “hacedor de paz”; es la instancia moderadora del grupo, tal como lo testimonia la división

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