Sociedad Y Estado
Luciana199220 de Septiembre de 2014
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ROUQUIÉ – ARGENTINA HOY
1. Hegemonía militar, estado y dominación social
Desde 1930 se abrió par el país la era militar, los generales prometen al país "un destino de grandeza".
Esta crisis generalizada de la sociedad argentina se manifiesta en el campo político y presenta síntomas recurrentes en lo económico. La inestabilidad y la persistente hegemonía del poder militar desde 1930…
La hegemonía militar ha adoptado modalidades muy variadas que no excluyen los gobiernos civiles y de apariencias legales. De 1930 hasta 1980 ningún presidente fue libremente elegido sin condicionamiento ni veto militar dentro de un proceso normal de sucesión. Sólo dos presidentes electos permanecieron en la Casa Rosada hasta el término de si mandato: el gral. Justo (1932) y el gral. Perón (1946), ambos apoyados por un sector militar.
Entre 1962 y 1930 ningún presidente fue llevado al poder por una sublevación armada y la sucesión presidencial se efectuó conforme lo que dictaba la Constitución de 1853.
La gran depresión y las intervenciones reiteradas del poder militar, coinciden con un estancamiento cíclico de la economía nacional, dentro de una tendencia a la declinación del dinamismo nacional. Argentina abandona el progreso ininterrumpido de principios de siglo.
Para entender la Argentina de hoy es preciso recordar que la dominación militar no es ni nueva ni coyuntural. Tiene rasgos propios dentro del continente, entre otras cosas por su semiinstitucionalización.
Soberanía militar y eterno retorno
Se pueden clasificar a los gobiernos civiles en tres categorías que se agregan a las dos variedades de regímenes militares: el "provisional", a veces disfrazado de civil, y el "constituyente". Estos tres tipos de gobiernos civiles serían:
Los que se apoyan en las fuerzas armadas
Los que gobiernan neutralizando el ejército por tener cierta legitimidad militar propia
Aquellos cuyo destino es ser derrocado por los militares
A pesar del bajo nivel de radicalización o de polarización programática y de un consenso bastante amplio en el campo de las estructuras económicas, la victoria del adversario vale más que la salvaguardia de las instituciones.
Nunca en la historia argentina contemporánea un golpe de Estado ha tenido por objetivo derrocar un gobierno que amenazara directamente el statu quo social y que tratara de realizar importantes transformaciones estructurales.
Legitimidad militar y golpe de Estado permanente
La evolución de las modalidades de intervención militar parece ir en el sentido de una mayor publicidad conforme la dominación militar se va institucionalizando. La proscripción de los partidos populares mayoritarios con el recurso de la "democracia restringida" y las alianzas político-militares impiden que los principios constitucionales liberales tengan relación con la naturaleza del poder real y contribuyen a desacreditar el sistema político legal desestabilizándolo de modo permanente.
El general Justo fue el primer responsable del régimen representativo limitado. Su elección se debe tanto a la prohibición de los radicales cuanto al fraude electoral más descarado, que los conservadores denominaron "fraude patriótico".
La democracia limitada y minoritaria entraña la inestabilidad de los gobernantes legales pero carentes de legitimidad popular.
En nombre del pueblo y de la justicia social para unos, de las libertades y de la democracia para otros, neopopulistas y ultraliberales agrupan todas las fuerzas disponibles para enfrentarse sin piedad y fuera de toda legalidad constitucional.
[Las fuerzas armadas que derrocan a Perón están lideradas por los sectores más activistas del antipopulismo (los llamados gorilas).]
En 1958 Arturo Frondizi es electo presidente con el apoyo masivo de los votos peronistas, y es derrocado en 1962 por la coalición de los radicales del pueblo y de los militares antiperonistas.
En 1963 el radical del pueblo Arturo Illia es elegido por una minoría de votantes, siendo el peronismo siempre proscrito. Ahora el sector militar dominante es más desarrollista que gorila. Frondizistas y militares antirradicales van a programar el golpe de Estado menos violento y mejor planeado de la historia argentina en 1966. Esta intervención militar anunciada se organizó con campañas de propaganda para desprestigiar el gobierno legal ante la opinión pública.
Los presidentes minoritarios acceden al poder bajo vigilancia de un ejército dividido en tendencias cuyas finalidades civiles saltan a la vista. Las fuerzas armadas intervienen a modo de "partido militar".
Perón simboliza la contestación total del sistema posperonista y demuestra que el país no se puede gobernar sin su participación.
La fragilidad del poder militar o una "victoriosa derrota"
"Revolución Argentina" y "Gran Acuerdo Nacional"
El gobierno militar que sucede al presidente Illia en 1966 no se considera como provisional. Pertenece a la categoría de las dictaduras constituyentes. La "Revolución Argentina" pretende realizar grandes transformaciones económicas y sociales que permitirán una redistribución de las fuerzas políticas. Esta modernización que favorece las grandes sociedades industriales nacionales, y sobre todo extranjeras, con proyectos neocorporativistas. Pero la sublevación de 1969 de varias capitales del interior ("cordobazo" de 1969) arruina estos sueños antipolíticos.
Lanusse va a intentar preparar en buenas condiciones la retirada de las fuerzas armadas. Se proponen subordinar la consulta electoral y el llamamiento a elecciones a la firma de un "Gran Acuerdo Nacional" de todos los grupos políticos auspiciado por las fuerzas armadas. Un consenso democrático de todos los argentinos, la coincidencia política negociada - o impuesta por el gobierno - sería como la aprobación civil del cumplimiento de su delicada misión. Algunos no descartan inclusive la perspectiva de ver electo a un militar que, en cuanto presidente de transición y de pacificación nacional, aseguraría en las mejores condiciones el proceso normalizador.
Sin embargo, el auge de la violencia revolucionaria alentada por Perón hace temer a los militares un "argentinazo" nacido de la convergencia del descontento popular y de la guerrilla. Y el propio Perón se ofrece entonces para ahorrar al país el terremoto social que lo amenaza. Los responsables de las fuerzas armadas se comprometen a organizar elecciones sin ninguna clase de proscripciones y de respetar su resultado.
Una oportuna cláusula de residencia impide que Perón presente su candidatura para la presidencia. Éste designa a su delegado personal como candidato del peronismo.
Las turbulentas juventudes peronistas amenazan con su movilización con seguir a los Montoneros en la lucha armada si las elecciones no se verifican.
A pesar de la campaña antiperonista realizada las semanas que precedieron a la consulta, el fracaso y la impopularidad de los militares propició la elección de Cámpora como presidente en 1973, bajo el slogan "Cámpora al gobierno, Perón al poder".
Una ola de terrorismo sacude el país durante el delicado interregno, cobrando las vidas de varios militares mientras el presidente electo se niega a condenar explícitamente a las organizaciones guerrilleras. El 25 de Mayo, día de la toma de poder y de la fiesta patria, los guerrilleros desfilan con sus banderas en las calles de la Capital Federal. Las "juventudes" imponen a las nuevas autoridades la medida más temida por los militares: una amnistía general, que permite la liberación de todos los prisioneros políticos.
Los partidarios de la "patria peronista" estaban desbordados por las inquietudes activistas de la "patria socialista", y la izquierda peronista se lanza en un movimiento de agitación.
En junio de 1973 retorna el líder a la Argentina, lo que provoca enfrentamientos sangrientos en Ezeiza entre grupos armados que se reclaman de Perón. Los peronistas ortodoxos exigen si ascenso inmediato al poder y la renuncia del débil Cámpora. Pero las fuerzas armadas deben aceptar que entre de nuevo en la Casa Rosada. Perón se reconcilia con las fuerzas armadas frente al peligro común, el comandante en jefe del ejército le devuelve su grado de teniente general.
Perón hace renunciar forzadamente las autoridades elegidas por el pueblo. El afianzamiento de las instituciones democráticas restauradas se valió de un golpe de fuerza al que no fueron del todo ajenos los militares.
Los gobiernos peronistas y la legalidad militar (1973-1976)
Los militares van a encontrarse directamente envueltos en las luchas intestinas de la agitada nebulosa peronista. Oficiales y jefes participan junto con las juventudes peronistas en operaciones de emergencia y de acción cívica frente a catástrofes naturales o los Montoneros asisten al lado del estado mayor militar a conmemoraciones político-patrióticas. Esta colaboración espectacular no es del agrado del sector sindical del peronismo, poderoso adversario de las juventudes revolucionarias.
Perón hace renunciar al gral. Carcagno, comandante del ejército nombrado por Cámpora y nombra al gral. Anaya. El estado mayor adopta una
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