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Las narconarrativas en México: Hotel de arraigo, de Imanol Caneyada

carpo-solEnsayo13 de Diciembre de 2021

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Las narconarrativas en México: Hotel de arraigo, de Imanol Caneyada

Carlos Portillo Manríquez

El narcotráfico, en México, es un problema que atañe a la mayoría de los estados que lo conjugan. Aunque a diferentes niveles de significancia para cada territorio, es un componente que perjudica la relación fronteriza entre México y E.U.A.[1] Algunos historiadores como Juan Carlos Montero Bagatella, señalan la crisis entre el gobierno mexicano y el crimen organizado, como un cúmulo de factores que devienen en la toma del Estado, señalando que se generó desde mucho antes que el presidente Felipe Calderón Hinojosa, declarara una guerra abierta a los narcotraficantes,[2] aun así, es importante señalar ese sexenio debido al incremento dramático de notas rojas desde ese periodo. Por otro lado, el crimen organizado en México ha evolucionado en su modus operandi: desde sus pericias delincuenciales, estilo de vida, intereses de la empresa y relaciones político-geográficas, siendo estas últimas las causantes de guerrillas, violencia e inseguridad a partir de los años 80.[3]

        El periódico, las noticias por televisión, la radio e incluso las publicaciones por redes sociales son agentes de difusión para el público, que coadyuban a la prevención y anuncios pertinentes a la comunidad sobre la realidad. La literatura, en cambio, es imitación. Es involuntario plasmar un poco de ficción, inquietudes o visiones, intrínsecos del autor o su realidad en la obra, sin llegar a ser del todo real, original o ficticia. Esto la hace cambiante, reflexiva, polifacética, multidimensional y a veces oscura. Es normal que la literatura cambie con el tiempo algunos elementos que la componen, como personajes, lingüística, estructura, voz narrativa e incluso su intención. Está sometida al argumento en el que se desenvuelve el creador en cuestión, a los intereses de la sociedad, en otros casos, la determina su zona geográfica o la época en la que se encuentra.

        La exposición constante de temas violentos y sanguinarios hace que su acontecimiento sea catalogado como normal. Los medios de comunicación exponen de manera indirecta una historia que involucra e interesa a la comunidad, se trata de una historia publicada diariamente sobre asesinatos, guerras, secuestros y extorciones, en la que cualquiera puede ser el protagonista de un capítulo trágico. La frontera norte de México en conjunto con la corrupción, el desempleo, la crisis económica o la presión social, proyectan un ambiente apto para la delincuencia y a su vez arrea el sentimiento de vulnerabilidad directa o indirecta, en la participación de una historia desafortunada. Sin embargo, también se suele creer, engañosamente, que se obtendrá una nueva oportunidad de obtener una vida llena de excesos y poder.

        La narconarrativa, es un género literario que refleja el estilo de vida de los narcotraficantes, sicarios o cualquier situación que vincule esos temas de manera directa o indirecta en el desarrollo de la trama.  Parte de bases de la novela negra y la novela enigma: originalmente empleadas para retratar crímenes y cómo son resueltos por los policías y detectives. Los personajes principales de la novela negra o enigma cambian, puede ser un periodista, detective o hackers, no importa mucho porque trasciende que las tramas sean misteriosas y giren en torno a un crimen, como un asesinato, un robo o un suceso inexplicable. La novela negra, enigma y narconarrativa, comparten características como su contenido violento, la posibilidad de que el personaje principal ni siquiera sobreviva a la narración o sufra en el proceso.

        La violencia como elemento presente dentro de la narrativa no es novedad. La muerte ha sido elemento constante en las obras literarias desde hace mucho tiempo, por ejemplo: los asesinatos de los personajes en obras de Shakespeare, la muerte de Héctor en la Ilíada, los asesinatos que ocurren dentro de la novela negra o enigma. El asesinato para la narco-narrativa, en cambio, es oscura, morbosa y describe torturas o muertes como parte de un estilo de vida.  El autor mexicano Elmer Mendoza encuentra en el clima cultural y social del país como un factor natural para describir estos escenarios.

Uno de los aspectos que identifica a un escritor es el tema que trata. Nadie puede pensar en Conrad sin el mar, en García Márquez sin el paisaje colombiano, en Rulfo sin el sur de Jalisco, […]. En la literatura mexicana los temas no son realmente tan variados. En un país cada vez menos múltiple donde más bien se tiende a la dualidad: riqueza y miseria, culturización e ignorancia, pasividad y violencia, no podía ocurrir de otra manera. De lo rural y lo urbano pasamos a otros aspectos. Ahora estamos en guerra. Se escuchan balaceras en numerosas ciudades y declaraciones cotidianas de que los buenos ganarán. Se ve que no han leído a Monterroso: la fábula en que el Mal, que es fuerte y despiadado, le tiene pena a un Bien enclenque y desnutrido, y le permite vivir.[4]

La narcocarrativa es un subgénero literario, derivado de la novela negra y la novela enigma, como sus principales componentes. Se trata de un fenómeno fronterizo y binacional, pues reflexiona sobre una zona geográfica que se ve afectada de manera individual y colectiva, por su identidad como frontera con el otro país y por el problema social que incluye en ambas partes.[5] Surge a razón de la escalada de la violencia en México, acentuada por la corrupción política y el afianzamiento del crimen organizado. Las obras resultantes, más que un tabú moral por su contenido y recurso narrativo, se catalogan bajo el género novela negra.[6] Trending topic para consumidores de la televisión, cine y videojuegos, la narconarrativa deviene de un conjunto de gestores sociales que la difunden, como las redes sociales, diarios, revistas y la radio.

 La narconarrativa está vinculada con múltiples sectores sociales, como empresarial, cultura y político. En la narconarrativa, el narcotráfico aparece como trasfondo de la narrativa, llegando a niveles totalitarios: influye en la construcción de la trama afectando de manera directa o indirecta al personaje principal.[7] Debido a su temática relacionada con factores psico geográficos, es casi el mismo escenario -región literaria- y patrimonio de la frontera mexicana con Estados Unidos. El narcotráfico en la frontera norte de México está vinculado con la llegada de chinos a Ciudad Juárez, lugar en el que abrieron cafés y lavanderías para vender drogas. Poco tiempo después, una pareja mexicana manda matar chinos en la ciudad par quedarse con la zona y aumentar sus ventas, los hijos de estos personajes heredan responsabilidades tras la muerte de sus padres, a quienes se dedican los primeros narcocorridos, y cambian el concepto, obligando a campesinos de la sierra a cultivar mariguana y amapola. En la actualidad, las guerrillas entre los cárteles aumentan y puede estar relacionado a la polución del desempleo, crisis económica, corrupción política e inseguridad, llegando al álgido clima actual.[8]

 La narconarrativa está íntimamente vinculada con la estructura de una novela negra, o novela enigma, porque se habla de crímenes, muertes, y contiene tabúes, con algunas variantes que la obligan a plantearse como nuevo género: su ambiente es una región amplia, vincula las dos partes de la frontera, no existe personaje central paradigmático de la novela negra original: el detective, periodista, fotógrafos, o alguno que no tenga el oficio de detective. Posee personajes que cobran importancia debido a las circunstancias del relato, es decir: incluye el rol protagónico donde el personaje principal puede pasar a segundo plano, a tercero y desaparecer. Además, es descriptiva con los detalles violentos, dolorosos, tortuosos, sanguinarios y agresivos, que reflejan la violencia de las muertes y las retratan como una realidad normal, plausible y probable dentro de la sociedad en la que se injerta el relato.[9]

La novela negra y la narconarrativa tienen similitudes como: el interés monetario como base, las acciones obedecen a los deseos de los humanos, lenguaje coloquial, tosco o rudo. La mala práctica cultural de la corrupción no aparece de manera injustificada, es una práctica constante que se retroalimenta de los medios de comunicación, promotores indirectos de una imagen estereotípica novedosa, poderosa, sin carencias, con ambiciones y compatible con el estilo de vida ideal, en sentido monetario, ignorando el riesgo que conlleva. La narconarrativa refleja una estructura criminal cómplice del estado, que abarca desde piratería, drogas, secuestros y asesinatos. Los integrantes del relato son víctimas y victimarios de las circunstancias, a veces causada por mala suerte, otras, por acato.

Respecto a la narconarrativa, Bernardo Rocco menciona que se trata de un fenómeno que se relaciona con Latinoamérica, haciéndose visibles aspectos básicos de la novela policial y la novela negra. Asocia la popularidad del género narconarrativo con el ambiente sociogeográfico. Por otra parte, señala la transformación paulatina del estilo narrativo en la novela policial, girando algunas características de los personajes principales, hasta convertirlos poco a poco en antagonistas de un género violento y melodramático.[10]  Haciendo énfasis en el estilo violento que caracteriza la novela negra, llega a la conclusión, citando a Fereydoun Hoveyda, que la novela policial tiene la misión de representar a la realidad, de la manera más fiel posible, para generar un impacto fuerte en la sensación que se trasmite.

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