Los principios del Рacto Mundial
hectorcru2365Informe1 de Junio de 2015
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• Principio 5: la abolición efectiva del trabajo infantil; y
• Principio 6: la eliminación de toda discriminación en el empleo y las profesiones. Medio ambiente
• Principio 7: las empresas deben apoyar un enfoque precautorio ante los desafíos medioambientales;
• Principio 8: adoptar iniciativas para promover una mayor responsabilidad medioambiental; y
• Principio 9: fomentar el desarrollo y la difusión de tecnologías que no sean nocivas para el medio ambiente. Lucha contra la corrupción
• Principio 10: las empresas deben luchar contra todas las formas de corrupción, inclusive la extorsión y el soborno.
código de conducta respaldado por muchas empresas que intenta ganarse la confianza de sus miembros y de los consumidores con una iniciativa más restrictiva que cuenta con el apoyo de algunos grupos de la sociedad civil.
Una red global de aprendizaje orientada a la acción
El Pacto Mundial desempeña una función especial en el dispar sector de las iniciativas voluntarias relacionadas con la responsabilidad social de las empresas. No hay ninguna iniciativa de mayor alcance en cuanto a los problemas que trata o a su ámbito geográfico, ni ninguna que cuente con más países participantes o tenga una autoridad moral parecida, ni tenga el respaldo de los 192 Estados Miembros de las Naciones Unidas.
El Pacto Mundial es también diferente desde el punto de vista cualitativo: no se trata de un código de conducta específico, ni de un sistema de certificación, ni de un criterio informativo. Se trata de una llamada a las empresas para que se comprometan con los principios universales y adopten medidas tangibles para cumplirlos mediante las lecciones extraídas de otras empresas y de las partes interesadas de la sociedad civil. Así pues, viene a complementar otras iniciativas voluntarias de responsabilidad social de las empresas. Muchos participantes en el Pacto opinan que proyectos como la Iniciativa mundial de presentación de informes y los códigos de conducta específicos para cada sector son el mejor modo de cumplir las obligaciones que impone el Pacto. Estas empresas pueden conocer cuáles son las prácticas e iniciativas de responsabilidad social que emplean los otros participantes y qué medidas deberían tomar según los grupos que se ocupan de las cuestiones sociales y medioambientales. Este enfoque voluntario basado en el aprendizaje aprovecha las competencias esenciales de las Naciones Unidas (alcance universal, poder de convocatoria inigualable y autoridad moral), a la vez que soslaya su punto débil, que es la inevitable lentitud inherente a una burocracia universal que ha de responder ante casi 200 jefes soberanos. El Pacto Mundial aprovecha la situación de las Naciones Unidas como "la mesa más grande y mejor puesta de la sala", capaz de atraer y dar cabida a una gran variedad de partes interesadas. No existe ningún otro entorno que pueda ofrecer un clima de debate y aprendizaje tan abierto.
Para participar en el Pacto Mundial, el directivo de más alto nivel en la empresa remite una carta de intención al Secretario General de las Naciones Unidas, en la que manifiesta su compromiso con los diez principios. A continuación, la empresa se incluye en el sitio web del Pacto Mundial y debe remitir cada año una Comunicación de Progreso, en la que explique lo que ha hecho para integrar los diez principios en sus prácticas empresariales y de qué manera ha contribuido en general a los objetivos de desarrollo de las Naciones Unidas. Las empresas que no informan al Pacto sobre sus progresos se marcan como "inactivas" y con el tiempo pueden eliminarse de la iniciativa. En los "foros de aprendizaje" periódicos se reúnen los participantes para averiguar qué medidas concretas están adoptando los otros participantes sobre la base de los diez principios y para conocer los comentarios de las partes interesadas en los ámbitos social y medioambiental. Estas actividades se complementan con eventos locales patrocinados por redes nacionales o regionales de participantes en el Pacto.
Mediante la colaboración estrecha de los interesados, el Pacto Mundial ha ido acumulando una importante cantidad de documentos de orientación e instrumentos prácticos para ayudar a los participantes a aplicar los principios de una manera más eficaz. Al mismo tiempo, los esfuerzos de facilitación de las Naciones Unidas se han centrado en buscar la forma de crear alianzas más eficaces con el sector privado, y se ha formado, asimismo, al personal de las Naciones Unidas en todos los ámbitos de la Organización.
El valor de los valores
¿Por qué tantas empresas han decidido unirse al Pacto Mundial? Cabe suponer, en primer lugar, que los mercados recompensarán cada vez en mayor medida los buenos resultados en las esferas promovidas por el Pacto. Es decir, las empresas que adopten mejores medidas en las esferas medioambiental, social y de la gobernanza mejorarán su cuenta de resultados. Las empresas han obtenido muchas ventajas gracias a sus prácticas responsables y han logrado, por ejemplo, atraer y retener al personal más cualificado, ahorrar costes, mejorar la productividad, crear marcas y aumentar la confianza y la buena reputación ante las partes interesadas. Además pueden obtenerse ganancias significativas si los consumidores e inversores exigen que los productos y las inversiones cumplan criterios sociales y medioambientales. Este principio ya se está demostrando, puesto que la comunidad de inversores relaciona cada vez más los resultados de las empresas en los ámbitos medioambiental, social y de gobernanza con la valoración de éstas a largo plazo. Con el paso del tiempo, la inversión de las empresas en mejoras sociales y medioambientales favorecerá la estabilidad y solidez de los mercados, que se verán afectados en menor medida por los riesgos y los factores externos.
Otro factor esencial en la adopción del Pacto Mundial es la naturaleza cada vez más globalizada de las empresas. Para aquellas que tienen su sede o que operan en países en desarrollo, a menudo es vital tener en cuenta el contexto social. Las empresas no crecen si la sociedad falla; por tanto, el contexto social se convierte en un elemento decisivo para la misión y la estrategia de la empresa, que requiere enfoques innovadores que sirvan tanto a los intereses sociales como empresariales. En el Pacto se ha observado que las empresas que operan en condiciones difíciles tienen un interés especial en los temas vinculados a la iniciativa: su filosofía de la responsabilidad y el compromiso de la comunidad puede tener un significado especial para estas empresas. No es casualidad que más de la mitad de las 3.000 empresas que participan en el Pacto tengan su sede en los países en desarrollo. Con estos convincentes argumentos no resulta sorprendente que el concepto de responsabilidad social se haya integrado en el mundo empresarial. Las empresas reconocen que, en teoría, mejorando los resultados en el ámbito medioambiental y social se reducen los riesgos y se facilita la gestión de la marca y, por tanto, este enfoque debería constituir una parte esencial de todo modelo empresarial de éxito. Sin embargo, muchas todavía tienen dificultades para encontrar estrategias de responsabilidad social tangibles y eficaces. Este problema se manifiesta especialmente en las empresas expuestas a riesgos en diversos mercados mundiales.
El Pacto Mundial constituye un paso firme hacia adelante en el debate sobre la globalización y es parte de una tendencia creciente de búsqueda de nuevos instrumentos políticos que estén a la altura de los retos del siglo XXI en materia de gobernanza. No obstante, persisten viejas sospechas. Por una parte, a algunas empresas les preocupa que la iniciativa sea un intento de regulación global; por otro lado, algunos grupos de la sociedad civil e instituciones académicas consideran que es un instrumento que permitirá a las empresas ampararse en la legitimidad de las Naciones Unidas para continuar con sus prácticas inmorales. Muchos de estos temores surgen de una confusión sobre la naturaleza y los objetivos del Pacto Mundial. La iniciativa no es y no espera ser un código de conducta vinculante desde el punto de vista jurídico. Algunas empresas, especialmente las que operan en el mercado norteamericano, tan proclive a los litigios, temen las repercusiones jurídicas que podría tener el mero hecho de firmar una carta de intención de cumplir los diez principios. Para responder a estas inquietudes, el Pacto Mundial ha colaborado con la American Bar Association para elaborar una carta de compromiso "a prueba de demandas". Por fortuna, en los cinco años que lleva ayudando a las empresas a mejorar sus resultados en los ámbitos medioambiental y social (sin obligarles a asumir normas que les hagan sentirse incómodas) se han ido mitigando estos temores.
El Pacto Mundial no ha sido un amplio "lavado de cara" como temían algunas organizaciones no gubernamentales. No se trata de un sistema de certificación ni de un sello de aprobación, sino simplemente de un compromiso de aprendizaje y participación. El logotipo de las Naciones Unidas no protege a las empresas de las críticas,
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