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Los ultras sudamericanos

Dayron ValdezDocumentos de Investigación20 de Mayo de 2021

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Los ultras sudamericanos

¿Qué impacto tienen los grupos ultras en el futbol sudamericano?

Objetivo;

  • Analizarlas desde su creación
  • Ver de donde data el primer registro de ultras
  • Revisar los escándalos que han protagonizado
  • Comentar acerca de las consecuencias en lo social y deportivo
  • Debatir ¿Qué tanto poder se le da a las barras bravas?

INDICE

Introducción…………………………………………………………………………………………….............3

Origen de las barras bravas……………………………………………………………………………….4

Estudio académico de las barras bravas………………..,..………………………………………….5

Escándalos protagonizados……………………………………………………………………………….6

Consecuencias de sus actos……………………………...…………………………………………………7

Poder de las barras bravas…………………………………………………………………………………8

Estadísticas……………………………………………………...………………………………………………10

Conclusión……………………………………………………………………………………………………….16


INTRODUCCIÓN

Apasionadas a la vez que violentas, las barras bravas desbordan sentimiento que a menudo se tiñe de sangre cuando se trata de apoyar a tu equipo.

¿Qué es una barra brava en el mundo del futbol? Asi se le denomina a los grupos radicales de cierto equipo de futbol que se organizan, mediante códigos bien definidos, para mostrarle su apoyo incondicional usando la mayoría de veces la violencia como método de comportamiento.

A los miembros de una barra brava se les puede identificar por numerosos detalles; En todo momento entonan canticos desde los rincones de el estadio de futbol, portan los colores de su equipo, ya sea en forma de maquillaje o el jersey del equipo. Suelen llevar tatuado con mucho orgullo el escudo del equipo en cuestión, o los rostros de los jugadores que han dejado una huella imborrable en la institución. Además de siempre encontrarse en una zona especifica del estadio, adornándolo con pancartas, bufandas, banderas, etc.

Las barras bravas son la máxima expresión de pasión en el futbol, dando el ambiente que inspira a los que juegan en el terreno de juego para dar el todo por el todo, pero de igual manera son la más peligrosa dentro de esta, llegando a protagonizar episodios bochornosos por su accionar. Para Hugo Halconada, periodista del diario argentino Ole, “Son una maquinaria que mezcla la mano de obra desocupada, punteros políticos, y prófugos de la justicia.” En definitiva son personas que terminan siendo más atemorizantes que el hooligan ingles. Son aficionados que siempre sirven para una utilidad cuando este sea delictivo.


ORIGEN DE LAS BARRAS BRAVAS.

En la década de 1920, las hinchadas de los clubes argentinos comenzaron a tener grupos con algunas similitudes a las posteriores barras bravas. Los mismos eran conformados por hinchas que destacaban entre el público por su fervor, pero sin una gran organización ni número de personas, además de que no recibían financiación. Desde un comienzo, la prensa denominó a estos grupos como barras -ya que es un término que en Argentina se usa para denominar a los grupos de personas que se reúnen frecuentemente bajo un interés común -equivalente a uno de los significados del término pandilla-, generalmente amigos. Un ejemplo de ello fue "La barra de la goma" (formada en 1927), seguidora del Club Atlético San Lorenzo de Almagro y denominada así porque, en los partidos jugados de local, sus miembros utilizaban la goma de las ruedas de bicicletas, rellena de arena y atada en los extremos con alambres para atacar a los hinchas rivales. En algunos partidos, arrojaban pequeños proyectiles al arquero de San Lorenzo de Almagro para molestarle cuando debía intervenir en el juego.

El accionar de estos grupos se limitaba a los estadios en los días de partido, y no solían organizarse frecuentemente para acompañar al equipo de visitante ni tenían como objetivo provocar violencia, ya que la misma solía surgir de forma espontánea y generalmente en partidos que estaban resultando difíciles para su club, de modo de intentar influir en el resultado al amedrentar al equipo rival y la terna arbitral mediante insultos y el lanzamiento de proyectiles, aunque ocasionalmente invadían el campo de juego y llegaban a recurrir a los golpes. También se encargaban de amedrentar o atacar a los hinchas rivales que intentaran perjudicar a los jugadores de su club mediante los mismos métodos. Debido a su comportamiento, ya a fines de dicha década, algunos periódicos llegaron a describir a estas barras como bravas, por lo que aparece la conjunción barra brava por primera vez, pero no utilizada como una denominación.​

Durante la década de 1980 el fenómeno llegó a Chile, Paraguay, Ecuador y Perú, y posteriormente su uso se fue extendiendo por otros países de Hispanoamérica, como Costa Rica, Guatemala, México y Colombia (donde los miembros de las barras bravas son denominados barristas). Allí han adquirido progresivamente notoriedad, en especial desde comienzos de la década de 1990.


ESTUDIO ACADÉMICO DE LAS BARRAS BRAVAS

Se ha demostrado que los deportes, entre ellos el fútbol y el baloncesto, concentran y controlan las emociones humanas que no se demuestran en la vida pública. En vista de ello, la violencia queda regulada por medio de ciertos controles que apuntan a la competencia agonal y a la caballería. Si bien la práctica de deportes en la modernidad es menos violenta en comparación con otras épocas, las hinchadas parecen tomar mayor protagonismo, reconfigurando el monopolio de la violencia en estos espacios.

El hooliganismo es una fiel expresión de cómo funcionan las sociedades industriales. Se puede entender como una negación al conformismo mediático basado en experiencias hedonistas y cortoplacistas, cuya reificación se corresponde con el deseo de consumo. El mundo del deporte permite una temporal liberación en donde el consumo de estupefacientes, la adrenalina y el alcohol van condicionando la estructura de la mentalidad y el cerebro. A diferencia de otros ciudadanos, los "barras" desarrollan una mayor dependencia a las experiencias hedonistas y nuevas. Esta tendencia, particularmente, los predispone al consumo de drogas, al desarrollo de prácticas violentas y a la impulsividad.

Las teorías psicológicas apuntan al hooligan como un individuo con serios problemas de relación y sometido a una constante frustración psicológica. La violencia, como el abuso de sustancias, descomprimen y nivelan la autoestima para evitar la fragmentación de la personalidad.​ Existen cuestiones de configuración de estatus y prestigio del hooligan respecto de sus pares que explica el proceso de retaliación propio del deporte: este proceso de retaliación consiste en dirigir un acto hacia un objeto que no es el estímulo inicial de la respuesta; incluso la misma presencia coactiva del Estado en los espectáculos a través de la policía despierta hechos vinculados a la agresión. La violencia, en ocasiones, se ejerce sobre quienes no están a la altura de las circunstancias.

Para explicar este fenómeno, el antropólogo argentino José Antonio Garriga-Zucal afirma que la violencia adquiere una función particular: fija y mantiene los límites territoriales de los grupos humanos. Los "Barras" mantienen un fuerte lazo con su espacio físico, su club, el barrio. Por lo tanto, el problema de la violencia no viene asociado al lazo social, sino a una forma de intercambio que resignifica el mundo del fútbol. La “hombría, la masculinidad y el aguante” son elementos culturales esenciales en la forma de vincularse con otros.

Javier Bundio sugiere que las amistades y enemistades pueden explicarse por medio de la construcción del enemigo común: la idea de que el enemigo de mi amigo es mi enemigo crea una tensión entre los grupos imposible de sostener en el tiempo. Por el contrario, el equilibrio se adquiere cuando se invierte la fórmula: el enemigo de mi enemigo es mi amigo. La tesis del equilibrio es por demás interesante para comprender las formas de cómo se tejen las alianzas entre las hinchadas. Bundio confirma que las hinchadas se comparan entre sí mediante el discurso. La alianza fortalece el vínculo entre los grupos, similar al intercambio de dones que implica una suspensión temporal de la hostilidad. Partiendo de la base de que el conflicto es la norma impuesta, entre quienes mantienen similitud de bordes la amistad es vista como algo peyorativo pero imperiosamente necesario para evitar la derrota en inferioridad numérica. No obstante, en ciertas circunstancias, el modelo de Haider no puede explicar cómo se pasa de un estado festivo de camaradería a otro de agresión.

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