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Lujo, hambre y rebelión en el granero del mundo.


Enviado por   •  6 de Abril de 2016  •  Ensayos  •  1.808 Palabras (8 Páginas)  •  488 Visitas

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Materia: Argentina en el Mundo Contemporáneo.

Tema: Lujo, hambre y rebelión en el granero del mundo.

El GRANERO DEL MUNDO”, era la definición puesta por los países a los cuales proveíamos de materias primas y que luego comprábamos como producto elaborado, muchas de las veces con la misma materia prima que enviábamos y a un precio desorbitante.

El trabajo, los puestos de empleo los exportábamos junto con las vacas, ovejas y trigos a Inglaterra, donde se elaboraban sweters, zapatos y carne congelada que eran exportados al mundo y a la propia Argentina que le dejaba enormes ganancias pero solo a unos pocos.  

En este marco llegaban los inmigrantes con promesas de trabajo que no fueron cumplidas, ya que se los sometió a las peores condiciones de miseria y hambre. Pero los dueños de Argentina, la oligarquía, no se dio cuenta que también exportaban rebelión. 

Las familias oligárquicas no escatimaban en gastos, vivían rodeados de un lujo desmedido. Sus riquezas eran invertidas en grandes palacios y no en las actividades productivas, no les importaba generar trabajo, solo satisfacer sus gustos parisinos.

Solo una pequeña parte de toda la población del país vivía de esa manera, ostentando sus riquezas, la otra parte era la mayoría, que sufría las consecuencias de tal despilfarro.

En 1901 se aprobó la “Ley Ricchieri”, llamaba al servicio militar obligatorio. Es desde allí, que se conocería la realidad del “granero del mundo”. Roca encargo a Bialet Masse (médico) un informe a cerca del estado de la clase obrera. Los resultados fueron atroces, se estaba explotando al ploretariado.

Las condiciones de esta explotación eran extremas, no solo se aprovechaban del obrero, sino que de toda la familia; inclusive las niñas pequeñas trabajaban en las refinerías y tabacaleras, porque el hambre apretaba. También eran estafados, la poca paga que recibían se la daban en vales, a su vez pagaban precios exorbitantes por las mercaderías que compraban, hasta un 300 por 100 más. La situación de explotación se presentaba en todo el país, esta era la Argentina de unos pocos, de los liberales

A comienzos de 1871, la situación que se vivía en Buenos Aires no era para nada envidiable a la que se vivía en el resto del país.

Los inmigrantes que llegaban a la ciudad, atraídos por la promesa de  una mejor vida a la que tenían en Europa, eran hacinados en CONVENTILLOS, una suerte de pensión, casas de alquiler o inquilinatos, donde se alojaban más de 150 personas en cada una de estas casonas.

En su comienzo estas mansiones de San Telmo y Monserrat eran habitadas por sus dueños, familias patricias, que se trasladaron a Barrio Norte huyendo de la fiebre amarilla, traída por los soldados de la guerra al Paraguay. Fue así que estas casas fueron transformadas en un negocio rentable para la oligarquía.      

LA RIQUEZA MAL DISTRIBUIDA desde el exterior, más precisamente del Lloyd’s Bank, y con una mirada socialista, advertían que los ricos terratenientes y los grandes patronos adquirían beneficios cada vez mayores.

SE VIENE LA MAROMA

La década de 1880 tuvo uno de lo mas altos índices de inmigrantes al país, así fue que con ellos llegaron a la Argentina dirigentes del anarquismo y del socialismo, que no coincidían en ideales pero si en derrotar la burguesía; necesidad producida debido a la explotación que implanto la revolución en Europa. Los inmigrantes veían en la Argentina la misma situación, pero ellos tenían experiencia sindical y política que compartieron con  el Movimiento Obrero Argentino (MOA).

LOS SOCIALISTAS

Las primeras corrientes socialistas fueron representadas por el periódico El Obrero, el Club Vorwarts formado por exiliados alemanes de pensamiento marxista. También el periódico La vanguardia fundado por Justo, que dos años después fundaría el Partido Socialista.

Las ideas de Justo se asemejaban a las de Jean Juárez, que se oponía a la acción violenta y proponía su organización bajo la ley de la democracia parlamentaria, apuntando siempre al crecimiento del proletariado.

Fue así que el Partido Socialista se presento en las elecciones legislativas del 8 de marzo de 1896. Poniendo como candidatos a diputado a Justo. Debido al fraude electoral solo obtuvo 138 votos, obtenido de algunos pocos que se pudieron filtrar. Pero estos fueron anulados por el presidente del atrio.

El Poder Socialista se describía como obrero, pero en realidad estaba formado por sectores medios urbanos, entre ellos médicos, abogados, trabajadores especializados. Influidos más por el liberalismo que por el marxismo. El PS apuntaba más a la distribución de los ingresos, que de la riqueza, creación de cooperativas de consumo, construcción de viviendas, separación de la iglesia del Estado, voto femenino, legalización del divorcio, más presupuesto educativo, reemplazo del ejército por milicia civil y jornada laboral de 8 hs.

 

SIN DIOS, NI AMO.

Los inmigrantes estaban imposibilitados de participar en la vida política, por su condición de extranjeros, lo cual no les impedía tener ideas anarquistas, oponiéndose a toda forma de gobierno, transmitiéndola a través del periódico “La Protesta Humana”, el cual definía al socialismo dividido en dos fracciones.

Por un lado el socialismo autoritario o legalitario influenciado por la doctrina de Marx, por el otro el socialismo libertario o anarquista, utilizaban medios revolucionarios, que el pueblo incaute todo lo que se crea suyo.

Los anarquistas se enfrentaban a los socialitas, porque opinaban que la acción parlamentaria era una traición a la clase obrera. A su vez dentro de los anarquistas se diferenciaban dos tendencias a cerca de como se debería organizar una sociedad “Sin Dios, ni Patria, ni amo”. Los Individualistas por un lado pensaban que formar cualquier organización limitaba la libertad individual. Mientras que la fracción Organizadora impulsaba la organización de los sindicatos.

El anarquismo le daba importancia a la cultura, aquella anarquía perdura todavía hoy. Los panaderos que eran en su mayoría anarquistas llamaban a sus facturas, vigilantes, cañoncitos, bolas de fraile entre otros, refiriéndose a sus enemigos, la policía, el ejercito y la iglesia.

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