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Lácteos, necesidad o capricho

GabrielM07Ensayo3 de Junio de 2025

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Los Lácteos ¿Necesidad o Capricho?

Mejia Camacho Luis Gabriel (Curso de Bioquímica)

Palabras Claves: Intolerancia, Digestión, nutrición, genética, enzimas

Este ensayo se basa exclusivamente en el consumo de leche y de sus derivados, provenientes de animales (principalmente de la vaca), en una dieta de adultos.

El consumo de lácteos proviene sobre el 4.000 a.c, por parte de los Sumerios, una civilización antigua que habitó la Mesopotamia asiática, de los cuales se tiene registro de ser los primeros seres humanos en introducir la leche en su alimentación (Contexto Ganadero, 2020). Dichos registros arqueológicos muestran restos de leche hallados en vasijas, lo cual documenta su uso. Sin embargo, no se obtiene un detalle específico sobre su consumo o si se producían alimentos derivados de la leche. Se especula que las razones por las cuales implementaron dicho alimento a su dieta se deberían en parte a que las civilizaciones antiguas se aferraban a lo que conocían y a lo que estaba disponible en su entorno inmediato, por tanto, al gustarles  y al suponer que no les causaba daño, continuaron consumiéndolo. Posteriormente esta costumbre fue heredada en las siguientes civilizaciones, debido a la ventaja que traía consigo domesticar animales herbívoros rumiantes, de los cuales no se tenía una competencia directa por los alimentos con nuestra especie, siendo una práctica con menos peligros de los que conllevaba tener una alimentación que, en su mayoría provenía de la caza de otros animales. Pronto, el consumo de leche y sus derivados se volvió común entre las comunidades. Aunque en ese tiempo no había un conocimiento científico que respaldara la relación entre la nutrición humana y la salud, se sabía empíricamente que la leche era un alimento renovable, fácil de obtener y que proporcionaba saciedad y energía. En consecuencia, se consideraba valioso para el desarrollo de las comunidades.

Sin embargo, el consumo de leche puede causar complicaciones en la edad adulta de cualquier mamífero, ya que, para digerir la lactosa presente en la leche, se necesita una enzima llamada lactasa o β-galactosidasa. Esta enzima deja de funcionar a medida que el mamífero crece. Sin la lactasa, la lactosa no se procesa correctamente y llega al colon, donde las bacterias interactúan con ella. Esto provoca síntomas de intolerancia a la lactosa, como flatulencias, hinchazón y diarrea. A pesar de esto, los seres humanos son los únicos mamíferos que continúan consumiendo leche después de la lactancia, gracias a una adaptación larga pero constante.

Es importante comprender que, en un principio, solo una pequeña proporción de la humanidad lograba ser verdaderamente tolerante a la lactosa en la edad adulta. Algunos autores afirman que los primeros ganaderos consumían lácteos procesados como el queso, kéfir y yogur. Al estar la leche procesada, se vuelve más fácil de digerir, incluso para personas intolerantes a la lactosa. Esto brinda una opción que combina coevolución biológica y cultural, siendo responsable de la mutación genética que permite la persistencia de la lactosa. En apariencia, la adaptación cultural al consumo de lácteos podría haber influido en la evolución genética que permite a algunos adultos seguir digiriendo la lactosa. No obstante, un artículo publicado en la revista Nature y liderado por Richard P. Evershed de la Universidad de Bristol, junto a otros colaboradores, sugieren que el aumento del consumo de la leche, más allá de su mera presencia, no impulsó la selección de LP (persistencia de la lactasa). De la mano del Biobanco del Reino Unido, incluyeron análisis de datos genotípicos y fenotípicos de aproximadamente 500.000 personas de entre 37 y 73 años, reclutadas entre 2006 y 2010. En un subconjunto de aproximadamente 337.000 participantes no relacionados que se clasificaron a sí mismos como "blancos, británicos" (Zhang et al., 2022). Con dichas muestras se obtienen las siguientes conclusiones; La presencia de LP (persistencia de la lactasa) no está relacionada directa o significativamente con ventajas nutricionales en comparación de personas LNP (lactosa no persistente). La relación que indica una mayor absorción de calcio y vitamina D en personas LP, es nula o cercana a cero. Un mayor consumo de lácteos no está relacionado con un incremento de altura en el individuo, sin embargo, esta levemente relacionado con un incremento en el índice de masa corporal. A sorpresa de algunos, otros resultados sugieren que la leche tiene pocos o ningún efecto adverso para la salud cuando la consumen adultos LNP, de manera moderada en una población contemporánea (Zhang et al., 2022).

De este modo, sugieren una hipótesis para explicar el aumento de LP en los humanos con el paso del tiempo. Se plantea que la mortalidad aumento tras el establecimiento de comunidades agrícolas en Europa. A causa de diferentes factores, esto trajo consigo hambrunas y enfermedades, en particular las zoonosis (enfermedad infecciosa proveniente de animales). En consecuencia, al ser la leche un alimento fácil de obtener fue quizás uno de los pocos disponibles en dicha emergencia. Por desgracia, un consumo elevado de leche o derivados puede traer grandes afectaciones para las personas que no toleran la lactosa, produciendo daños en su salud y condiciones fatales para personas desnutridas. Llevando a una selección alta pero periódica que favorecería a las personas tolerantes a la lactosa, al sobrevivir dichas dietas y poder transmitir sus genes en las siguientes generaciones. Estudios han demostrado que una única copia alélica de LP es suficiente para producir el fenotipo observable. Considerando un modelo de herencia dominante, este proceso ha contribuido a la prevalencia de la tolerancia a la lactosa en la población humana (Zhang et al., 2022).

Actualmente, en términos de nutrición y salud, la discusión sobre el consumo de lácteos es amplia y diversa. De acuerdo con la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), n.d.), la leche aporta desde macronutrientes como lo son proteínas, grasas y carbohidratos, hasta micronutrientes como vitaminas y minerales. De esta forma, muchos autores que se encuentran a favor de su consumo la defienden especialmente por sus micronutrientes, como lo son el calcio y la vitamina D, asegurando una ingesta diaria recomendada de estos mismos. Sin embargo, es de vital importancia entender que beber leche puede llegar a ser saludable pero no necesario, al existir alternativas iguales o mejores que aportan los mismos nutrientes.

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