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MAL FORMACION DE LOS CONCEPTOS EN POLITICA COMPARADA


Enviado por   •  1 de Julio de 2019  •  Trabajos  •  2.611 Palabras (11 Páginas)  •  92 Visitas

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I. MAL FORMACION DE LOS CONCEPTOS EN POLITICA COMPARADA.

En este primer capítulo se plantan distintas ideas como en primer lugar dominar la teoría y el método, es convertirse en un pesador consciente, un hombre que trabaja sabiendo cuales son los presupuestos y las implicaciones de lo que hace.

La disciplina en un conjunto oscila entre dos extremos equivocados. Por un lado, hay un gran número de politólogos que se podrían definir como pensadores inconscientes puros y simples. En el otro, en cambio, se encuentra una sofisticada minoría de estudiosos supercontinentes, en el sentido de que sus referencias teóricas y metodológicas proceden de las ciencias físicas.

La distancia entre el pensador inconsciente y el pensador supercontinente se oculta bajo la creciente sofisticación estadística y otras técnicas de investigación.

Hay que destacar que se puede ser una gran investigador y manipulador de datos, y sin embargo seguir siendo un pensador inconsciente. Este capitulo sostiene que la disciplina en su con junto esta debilitada por la inconciencia metodológica. Mientras mas avanzamos técnicamente, mas vasto e inexplorado es el territorio que dejamos atrás. Y la crítica del autor es que los politólogos carecen de manera importante de formación en lógica, en lógica elemental.

El pensador supercontinente, que es aquel que se niega a discutí sobre la temperatura a menos que disponga de un termómetro.

A diferencia del pensador super consciente, que es aquel que, aun con reconociendo la limitación que supone no tener un termómetro, se las arregla para suplirlo diciendo simplemente “caliente o frio”

El pensador consciente debería adoptar una postura a mitad de camino entre una mala lógica, por un lado, y el perfeccionismo lógico por el otro.

Hay queque destacar que la política comparada es particularmente vulnerable a, e ilustrativa de, este desdichado de la cuestión.

La ciencia política tradicional ha heredado un vasto conjunto de conceptos que se han ido definido y redefinido previamente, para bien o para mal, por generación de filósofos y teóricos de la política. El politólogo tradicional puede permitirse ser un pensador inconsciente, esto quiere decir que ya otros pensaron por él.

La nueva ciencia política ha sentido la exigencia de comprometerse en una opresaron de reconceptualización. Y esta exigencia se ha visto reforzada con la expansión comparada de la disciplina por muchas y buenas razones.

Una de las razones es que la

Expansión de la ciencia política se hace mas grande porque el mundo se hace cada vez más politizado (hay más participación, más movilización, y en ciertos casos más intervención del Estado en esferas que antes no eran de gobierno)

La política se engrandece también desde un punto de vista subjetivo porque hemos desplazado nuestro foco de atención tanto hacia la periferia de la política. Como dice Macridis, “estudiamos todo lo que es potencialmente político” (Macradis 1968. 81). Aunque este ultimo aspecto conduzca en última instancia la desaparición de la política.

Aparte la expansión de la ciencia política, una causa más concreta del disuadió conceptual y metodológico para la política comparada es la que Braibanti (1968, 38) define como: “la ampliación del aspecto de los sistemas políticos”. Hoy estamos inmersos en comparaciones globales.

II. LA IDEA DE POLITICA.

La noción de ciencia se determina frente a la filosofía presupone que un saber científico se ha separado del alma mater del saber filosófico. Hay que señalar que la entrada de política califica a todo, y por tanto a nada en concreto, mientras que la esfera de la ética, de la economía y de lo politicosocial siguen unidas y no se traducen materialmente en diferenciaciones estructurales, y por tanto estructuras e instituciones calificables como política.

El nudo más difícil de desenredar el que hay entre lo político y social. Pero los nudos son parecidos, empezando por el lio de la nomenclatura de origen griego y de origen latino.

Estamos acostumbrados a distinguir ente político y social, entre Estado y sociedad, al menos se contienen tres errores

Primer error: La diada de la que se habla no existía en el pensamiento griego.

Segundo error: La sociabilidad no es para nada la sociedad.

Tercer error: nuestro sustantivo político no tiene para nada el significado de politike y nosotros hablamos de un hombre político que esta en las antípodas del animal político de Aristóteles.

Al contrario, el hombre no político era un ser defectuoso, un ser carente, cuya insuficiencia estaba, precisamente, en haber perdido o no haber adquirido, la dimensión y la plenitud de la simbiosis con su propia polis.

En resumen: un hombre no platico era suplente buen ser inferior, es menos que un hombre.

Esta claro que donde los griegos decían polis los romanos decían civis, así como esta claro que polis se traduce al latín como civitas. Por una primera consideración, la civitas se configura como una civilus societa, esta se incluye en una turis societas. Lo que permite sustituir la politicidad por la justiciad.

Si en el mundo antiguo concluir su propia parábola dejando para la posteridad no solo la imagen de un animal político, sino también de un animal social, estas dos representaciones no prefiguran de ningún modo el desdoblamiento y la diada entre esfera de lo político y de lo social que caracteriza del debate de nuestro tiempo.

El tema es que la problemática vertical resulta del todo extraña del discurso basado en la nomenclatura griega, a su traducción latina e incluso a su desarrollo medieval.

Los discursos de los auritas filosóficas, todos eran expresiones que se asomaban a un discurso horizontal. La idea horizontal se expresa aun bastante bien porque quiere decir bien común lo que nosotros llamamos bien público e interés general.

En algunos se llega a convertir, como lo que es para nosotros, en una forma de Estado (opuesta a monarquía), nuestra republica se coloca, precisamente en aquella dimensión vertical.

III. FILOSOFIA, CIENCIA Y VALORES.

Como mucho se podrá decir que la filosofía presupone un correcto razonar, es decir la lógica. Pero ciertamente la lógica no es a la filosofía lo que el método científico es a la ciencia. Por el contrario, se mantiene que no hay ciencia propiamente dicha sin su método científico. Este método

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