MEGAMINERIA EN COLOMBIA

Ensayo sobre la mega-minería en Colombia

Uno de los grandes desafíos que enfrenta ahora la especie humana es la conservación del ecosistema, pero que sucede cuando el poder de algunos prima sobre las necesidades de muchos y se atenta contra la integridad de la sociedad y del planeta, Así, afirma Erich Fromm que, “un pequeño grupo, del cual depende el destino de gran parte de la población, ejerce un poder enorme sobre la sociedad”. A lo anterior se le añade lo siguiente, la economista Hazel Henderson afirma que “en la mayoría de las sociedades industrializadas, gigantescas instituciones corporativas controlan el suministro de mercancías, crean demandas artificiales mediante la publicidad y ejercen una influencia decisiva en las políticas nacionales. El poder económico y político de estos gigantes corporativos impregna todas y cada una de las facetas de la vida. Los mercados libres desaparecieron hace mucho tiempo”. La concentración cada vez mayor del capital y la riqueza en estas grandes corporaciones hace imposible la libertad individual y, por tanto, la independencia económica, la iniciativa, la creatividad y, obviamente, la competencia libre, instaurando la esclavitud generalizada, el saqueo y destrucción de la naturaleza y las crecientes pobreza y enfermedad.

De lo expuesto anteriormente Colombia no es la excepción, y este ensayo expondrá mi postura frente a la gran problemática que enfrenta el país en este momento, siendo la mega minería a cielo abierto el gran devorador que puede acabar con las riquezas naturales de nuestro país, sin mencionar las graves consecuencias que esto acarrearía, aun mas cuando se ve en peligro el bienestar e integridad de la población.

Colombia es un país con grandes riquezas, con una población que en general es amable, alegre, solidaria, humilde, o como dirían en Antioquia “echada pa´ lante”. Lastimosamente este pueblo guerrero, es a su vez débil ante el poder económico de unos pocos que manejan el país, que reprimen, subordinan o simplemente juegan con las necesidades de un pueblo que de parte de ellos solo reciben migajas de todo lo que podrían tener, si tan solo perdieran el temor de arriesgar un poco para ganar mucho, ilógicamente quien depende de alguien a pesar de cansarse al estar en esa situación en muchas ocasiones prefiere callar o actuar débilmente, temeroso de perder esa dependencia y en si depender de si mismo en lo que para el seria un país sin oportunidades de sobrevivir y vivir dignamente.

Pero entonces ¿en que puede afectar la minería a cielo abierto al país?

Un columnista del periódico colombiano El Espectador, en edición 25 de mayo de 2008, expresa en su primer párrafo: “Las prestigiosas vitrinas de joyas de las adornadas calles de Zurich, Londres, París, Nueva York, Dubai y Tokio, están más relucientes que nunca. Y lo están, no precisamente por los diamantes comprados en Sudáfrica, los rubíes traídos de Sri Lanka o los zafiros adquiridos en Cachemira; sino por las exóticas formas logradas con el metal más preciado del mundo, el oro. El mismo que, más reluciente que nunca, tiene saltando de la dicha a los empresarios que en Colombia están dedicados a su explotación y exportación.” Esto en cierto modo hace pensar que la “fiebre del oro” es nueva en nuestro país, un extranjero cualquiera que lee este articulo, creería que Colombia se inicia en la explotación de los minerales, cuando años y años de abusos en lo profundo de la tierra han hecho que nuestros minerales sean conocidos mundialmente, mucho antes de que las ciudades mencionadas anteriormente pensaran siquiera en poseer joyerías.

El oro, el tan anhelado y codiciado mineral que puede cambiar la situación de cualquier persona, estado o sociedad en el aspecto económico. Pero que a su vez se obtiene mediante medios que atentan contra la naturaleza y el ecosistema. Colombia es un país rico en minerales y el oro no es la excepción, pero así como es rico en minerales también tiene tierra fértil, que cada día produce toneladas de frutos, de hortalizas, legumbres y todos los derivados de lo que produce la tierra, también su fauna y su flora resalta la belleza de nuestro país teniendo una amplia variedad, pero que lastimosamente es atentada diariamente por la mano del hombre, por la ambición de quienes quieren mas poder y dinero.

A lo largo de la historia la minería fue algo que se nos asoció por ley primitiva (la ley del más fuerte) desde la llegada de la Corona Española a territorio americano. La explotación de oro, plata, platino y otros minerales, fue tan significante que logró que en un territorio totalmente poblado de comunidades indígenas, en un abrir y cerrar de ojos, confluyeran todos los mestizajes conocidos hasta el momento que se derivan de la unión entre blancos, indios y negros, estos últimos traídos de lo más profundo del África para realizar el trabajo que los indígenas no podían, o se negaban a hacer, acabar con las entrañas de la madre tierra. Los saqueos perpetuados por nuestros colonizadores no solo nos otorgaron años de miseria y esclavitud, sino que también le permitieron construir su imperio. Esa era la realidad de este país que tras arduas batallas y sangre derramada, logro su libertad e independencia, pero que aun sigue siendo esclava del mejor postor, de quien pueda brindar mas prestigio mostrando una falsa careta ante el mundo de un país con una economía “estable”, con bajos índices de violencia y pobreza.

Pero todo esto obedece al mercantilismo sistema económico y político de explotación y expoliación donde los tableros de mando los tienen los monopolios y las grandes corporaciones multinacionales, se sustenta en una cultura patriarcal, esto es, una cultura de la dominación del fuerte sobre el débil a través del Estado y de una concepción materialista mecanicista que despoja al ser humano del alma, de su ser espiritual, para convertirlo en una mercancía, lo mismo que sucede con la naturaleza al ser despojada de espacio, de su esencia, acortando su vida y debilitandola cada dia mas y mas. Un ejemplo de ello lo constituye la actual situación invernal de Colombia donde la agresión a la naturaleza ha traído grandes inundaciones generalizadas y sin precedentes, causadas por la deforestación implacable de las cordilleras y la cabecera de los ríos, por la alteración del curso natural de éstos con embalses y obras de desvío, por la erosión producida, entre otros, por la ganadería extensiva y, sobre todo, por el atroz accionar de las grandes multinacionales mineras. Estas son algunas consecuencias de el accionar equivoco de un estado al darle el poder de obrar libremente a multinacionales que no les importa acabar con los recursos naturales de un pais, con sumar desiertos y desiertos

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